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Economía

El IPC de la eurozona llega en septiembre al 3,4%, su mayor nivel desde 2008

Aumentó cuatro décimas con respecto a agosto por el alto precio de la energía

La inflación en la Eurozona es la más elevada desde septiembre de 2008. (Foto: Capital Radio)

Andrés Lara

Director de Economist & Jurist




Tiempo de lectura: 4 min

Publicado




Economía

El IPC de la eurozona llega en septiembre al 3,4%, su mayor nivel desde 2008

Aumentó cuatro décimas con respecto a agosto por el alto precio de la energía

La inflación en la Eurozona es la más elevada desde septiembre de 2008. (Foto: Capital Radio)



La oficina de estadística comunitaria, Eurostat, ha publicado hoy los datos de inflación en la Eurozona y no son buenos. La tasa de inflación anual de la eurozona creció cuatro décimas en septiembre con respecto a agosto y se situó en el 3,4%, la más elevada desde septiembre de 2008.

Si se compara este dato con el registrado en septiembre de 2020, es más fácil hacerse una idea del descontrol de os precios y de la magnitud del problema: en septiembre de 2020, la tasa se había situado en terreno negativo, con una caída de los precios del 0,3%.



Si se tiene en cuenta a todos los países de la Unión Europea, la inflación anual en septiembre de este año se situó en el 3,6 %, la cifra más alta desde 2008 y por encima del 3,2% anotado en agosto de 2021. En septiembre del año pasado, la inflación media de los Veintisiete era del 0,3%.

Las mayores contribuciones a la inflación anual de la eurozona en septiembre las realizaron la energía (1,63 puntos porcentuales más) y los servicios (0,72 puntos), seguidos de los bienes industriales no energéticos (0,57 puntos) y los alimentos, el alcohol y el tabaco (0,44 puntos).

La tasa anual de inflación subyacente, que excluye el efecto de los precios de la energía y los alimentos frescos por ser los más volátiles, se situó en el 1,9% en septiembre, tres décimas por encima de agosto.



Por países, los estados que han controlado mejor los precios han sido Malta (0,7%), Portugal (1,3%) y Grecia (1,9%). En el polo opuesto, Estonia y Lituania (6,4% ambas) y Polonia (5,6%) registran un mayor incremento del IPC. En España, la inflación alcanzó el 4%.

Una vez más, el principal causante de la inflación es la subida de los precios de la energía, aunque hay que añadir también que el aumento en la demanda tras la relajación de los bloqueos por la Covid se ha enfrentado a cuellos de botella en la oferta y al aumento de los precios de las materias primas.

La subida del precio de la energía ha disparado el IPC de la Eurozona.(Foto: Freepik)

En un análisis realizado por The Wall Streeet Journal se destaca que “el repunte de la demanda de los consumidores se ha producido mucho antes y con mucha más fuerza de lo habitual tras una contracción económica. Pero la oferta ha tenido problemas para satisfacer esa demanda. Esperando una recuperación más moderada y prolongada, pocos fabricantes han agregado capacidad durante la pandemia de Covid-19, mientras que las fábricas y muchas partes de la red de transporte global se han visto obstaculizadas por las restricciones gubernamentales sobre el trabajo y el movimiento”.

Los banqueros centrales de las principales economías del Grupo de los 20, reunidos el miércoles en Washington, DC, dijeron que esperan que esas fuerzas de oferta y demanda se equilibren en los próximos meses y que, a medida que lo hagan, las tasas de inflación disminuyan.

Tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal de Estados Unidos han asegurado en varias ocasiones que el alto nivel de precios es una cuestión coyuntural, pero de momento no se ve cuándo podría mejorar la situación.

Jens Weidmann, presidente del Bundesbank. (Foto: Bundesbank)

En una decisión que ha causado gran sorpresa, el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, ha anunciado que va a dimitir de su cargo el próximo 31 de diciembre. En el comunicado en el que anuncia su dimisión ha advertido sobre la inflación en la Eurozona. Esto no es de extrañar si se tiene en cuenta que el control de la inflación ha alcanzado en ocasiones cotas de obsesión en el Bundesbank.

Según ha manifestado Weidmann, “el entorno en el que operamos ha cambiado mucho y las tareas del Bundesbank han crecido. La crisis financiera, la crisis de endeudamiento soberano y, por último, la pandemia han llevado a decisiones políticas y de política monetaria que tendrán efecto prolongado». En este sentido, entiende que es importante para el BCE «no sólo mirar a los riesgos de deflación de forma unilateral, sino no perder de vista los peligros de inflación«, porque «una política monetaria orientada a la estabilidad sólo será posible a largo plazo si el marco normativo de la unión monetaria asegura la unidad de acción y responsabilidad, si la política monetaria respeta su mandato y no es atrapada por la política presupuestaria o los mercados financieros».

La gran duda ahora es cómo puede terminar influyendo la inflación en las políticas económicas. Tanto el Banco Central Europeo como la Reserva Federal, ésta con más claridad que su homólogo europeo, ya han dejado ver que van a comenzar la retirada de estímulos a la economía. Otra cosa es lo que pueda pasar con los tipos de interés.

Dentro del G20, hay países como Brasil o Rusia que han aumentado sus tipos de interés. Según ha ido descontrolándose la inflación, otros países han seguido la misma senda. Un total de 13 bancos centrales han elevado su tasa clave al menos una vez. En octubre, los bancos centrales de Nueva Zelanda, Polonia y Rumanía aumentaron los costos de endeudamiento por primera vez desde que golpeó la pandemia. Singapur, que endurece la política al aumentar su tipo de cambio, se unió a ese grupo el jueves.

Hay potreo problema que está más allá de tipos de interés o de otras cuestiones y que es motivo de gran preocupación en los bancos centrales. Si la alta inflación se extiende en el tiempo más de lo que estiman los expertos, entre los trabajadores puede extenderse la sensación de que los elevados precios se van a cronificar, con lo que esta subida de precios se puede terminar incorporando en la negociación salarial de las empresas. Si se llega a un acuerdo de subida de salarios, las empresas terminarían repercutiendo este incremento en los precios, y esto echaría gasolina al fuego de la inflación creando un círculo vicioso.

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