También la UE rebaja las previsiones de crecimiento para España
La Comisión Europea recorta en 1,6 puntos el avance del PIB en 2021
Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía (Foto: Capital Radio)
También la UE rebaja las previsiones de crecimiento para España
La Comisión Europea recorta en 1,6 puntos el avance del PIB en 2021
Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía (Foto: Capital Radio)
La Comisión Europea se ha convertido hoy en el último organismo internacional que rebaja la estimación de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) español. En sus previsiones de otoño, la Comisión ha recortado en 1,6 puntos el alza de la economía española previsto para este año. Según el pronóstico presentado por el Ejecutivo comunitario, la economía española avanzará un 4,6% en 2021 frente al 6,2% que se esperaba el pasado mes de julio. En 2022, la rebaja sería menor, pasando del 6,3% al 5,5%. En 2023, por su parte, el avance sería del 4,4%.
El recorte previsto por la Comisión Europea representa un jarro de agua fría para el Gobierno, que sigue confiando en que el PIB español crecerá un 6,5% este año y un 7% el año próximo. La verdad es que la postura del Ejecutivo español empieza a tener tintes numantinos.
En las últimas semanas, organismos y entidades de todo tipo, como el FMI, el Banco de España, la Airef, BBVA Research o la Cámara de Comercio han ido recortando fuertemente sus previsiones, situando en algunos casos, como ha hecho este jueves la Comisión, el crecimiento del PIB para 2021 por debajo del 5%.
Los autores del informe estiman que la recuperación económica gana terreno en España. Sin embargo, “aún existen varios riesgos para las perspectivas» de avance. En este sentido, llaman la atención sobre la persistencia o resurgimiento de la pandemia en varios países europeos, lo que “podría influir en el crecimiento económico, en particular retrasando una recuperación total en el sector turístico«. Por otro lado, y esta es una circunstancia que está afectando a las economías de todo el mundo, los cuellos de botella en los suministros y el encarecimiento de los precios de la energía y el transporte «podrían retrasar la recuperación a corto plazo».
El recorte en las previsiones para este año se asienta en las medidas de contención vigentes a principios de año, que arrastraron la caída de la actividad económica en el primer semestre de 2021, «con una moderada contracción del PIB en el primer trimestre (-0,6%), seguida de un rebote más suave de lo esperado» entre abril y junio. Con todo, «el levantamiento del estado de emergencia a mediados de mayo, respaldado por el éxito de la campaña de vacunación», ha llevado a la economía a una senda de recuperación constante, «con el consumo privado como principal motor».
A pesar de los malos augurios, la Comisión recuerda que el despliegue y la ejecución del Plan de Recuperación y sus reformas e inversiones podrían tener un impacto positivo en el crecimiento real de la economía.
Déficit y deuda pública
En las previsiones comunitarias para España llama la atención el capítulo que dedica al déficit público y la deuda pública ya que, a pesar de recorte que hace en las estimaciones de crecimiento del PIB frente a lo previsto por el Gobierno español, considera que los objetivos de España son alcanzables.
La Comisión prevé que el déficit español termine este año en el 8,1%. En 2020, el desequilibrio de las cuentas públicas pasó del 2,9% al 11%. Ahora, la mejora de los ingresos, particularmente de IVA, asociada a la recuperación del consumo permitirá la mejora prevista. El desequilibrio entre ingresos y gastos se reduciría al 5,2% en 2022 y el 4,2% en 2023, lo que supone apenas unas décimas más que la estimación del Gobierno.
La deuda pública, que la pandemia elevó del 95,5% al 120% del PIB, seguiría creciendo levemente este año hasta el 120,6%, según las estimaciones de la UE, pese a que el Ejecutivo aspira a rebajarla del umbral del 120%. A partir de ahí, el endeudamiento se reduciría de manera paulatina hasta el 118,2% del PIB en 2022 y el 116,9% en 2023, siempre según los cálculos ofrecidos este jueves por la Comisión Europea.
Inflación
En lo que al gran problema de la economía mundial se refiere, la inflación, los analistas comunitarios dan por descontado que se va a mantener en niveles récord hasta el segundo trimestre de 2022.
La proyección del Ejecutivo comunitario pasa por una rebaja de la inflación en el segundo semestre de 2022 que permita que el IPC medio, del 2,8% de 2021, se modere al 2,1% en 2022 y al 0,7% en 2023. La tasa subyacente, a su vez, aumentaría del 0,6% de media de este año al 1,5% en 2022 y al 1,3% en 2023. Esta proyección parece muy optimista si se tiene en cuenta que la inflación en España alcanzó el 2% en abril y el 4% en septiembre (y el 5,5% en octubre, según el indicador adelantado del INE).
La Comisión Europea no espera que el nivel de desempleo previo a la pandemia se recupere hasta 2023, una vez descontados los efectos de los ERTE y las ayudas a los autónomos.
En concreto, Bruselas asume que el empleo crecerá un 4,5% este año, tras ceder un 7,6% en 2020, y que avance un 2,8% en 2021 y un 2,3% en 2023. En paralelo, la tasa de desempleo, que saltó del 14,1% al 15,5% el año pasado, se reduciría levemente al 15,2% este ejercicio, al 14,3% el próximo y al 13,9% un año después.
Recuperación en la UE
Según el informe presentado hoy por Paolo Gentiloni, comisario de Economía, después de la recesión provocada por la pandemia, “la economía de la UE se recupera más rápidamente de lo previsto. A medida que avanzaban las campañas de vacunación y empezaban a levantarse las restricciones, el crecimiento se reanudó en primavera y prosiguió sin interrupción a lo largo del verano, alimentado por la reapertura de la economía”.
El equipo de Gentiloni prevé que la economía de la UE siga creciendo y alcance una tasa de crecimiento del 5% en 2021, 4,3% en 2022 y 2,5% en 2023. En la zona euro, se prevén las mismas tasas de crecimiento en 2021 y 2022, y un 2,4 % en 2023. “Estas perspectivas se ven en gran medida supeditadas a dos factores: la evolución de la pandemia de COVID-19 y el ritmo al que la oferta se ajuste al rápido cambio de la demanda una vez reabierta la economía”, señala el informe.