Nuevos problemas para el suministro de gas
La puesta en marcha del gasoducto Nord Stream 2 se ve paralizada por un organismo alemán en un momento en que las reservas de gas escasean en Europa
Alemania no ha certificado el Nord Stream 2 (Foto: Google)
Nuevos problemas para el suministro de gas
La puesta en marcha del gasoducto Nord Stream 2 se ve paralizada por un organismo alemán en un momento en que las reservas de gas escasean en Europa
Alemania no ha certificado el Nord Stream 2 (Foto: Google)
Europa se enfrenta a un invierno complicado por la carencia de gas natural almacenado, que está provocando un incremento de los precios de esta materia, lo cual a su vez ayuda a que se dispare el precio de la energía eléctrica. Este problema se puede ver agravado por la decisión adoptada por una agencia reguladora alemana.
La Bundesnetzagentur, que regula el sector energético en Alemania, ha suspendido el procedimiento de certificación del gasoducto Nord Stream 2, controlado por el gigante gasístico ruso Gazprom. Esta infraestructura está destinada a llevar gas desde Rusia a Alemania y a otras partes de Europa a través del Mar Báltico.
En una nota difundida ayer, la Bundesnetzagentur informaba que “sólo sería posible certificar a un operador del gasoducto Nord Stream 2 si dicho operador estuviera organizado en forma jurídica con arreglo al Derecho alemán”. Según explica esta agencia, Nord Stream 2, que tiene su sede en Zug (Suiza), tiene que transformar su forma jurídica y crear una filial que cumpla con la legislación alemana. “La filial debe cumplir los requisitos de un gestor de transporte independiente según lo establecido en la Ley alemana de la industria energética”, señala el organismo germano.
Largo trámite
El procedimiento de certificación permanecerá suspendido hasta que los principales activos y recursos humanos hayan sido transferidos a la filial y la Bundesnetzagentur pueda comprobar si la documentación reenviada por la filial, como nuevo solicitante, está completa. Cuando se hayan cumplido estos requisitos, el Bundesnetzagentur podrá reanudar su examen en el resto del período de cuatro meses establecido en la ley, presentar un proyecto de decisión y entregarlo a la Comisión Europea para un dictamen, según lo dispuesto en la legislación de la UE sobre el mercado interior.
La construcción del gaseoducto Nord Stream 2 finalizó el pasado mes de septiembre y se esperaba que pudiera entrar en funcionamiento a finales de año. Sin embargo, con la decisión adoptada por el organismo alemán, y teniendo en cuenta que la documentación tiene que ser también revisada por la Unión Europea, va a resultar imposible cumplir ese plazo. Y todo esto ocurre con el invierno echándose encima en Europa. Si el invierno viene muy frío y crece el consumo de gas, se avecina un problema importante. De momento, la decisión del organismo alemán ha provocado que el precio del gas natural, que ya se encontraba en precios muy altos, se dispara ayer un 15,24% hasta los 106,93 dólares el megavatio hora. El precio del gas se ha multiplicado por tres desde que comenzó el año.
La crisis en el mercado del gas es el resultado de varios factores. Por un lado, se ha producido un rápido aumento de la demanda de gas natural después de las restricciones de la pandemia. Este incremento de la demanda se ha producido en un momento en el que las reservas de gas, que venían de muy buenos niveles este verano, han comenzado a menguar de manera alarmante después de que el gas consumido el invierno pasado no haya sido repuesto en los almacenes.
Por otra parte, el mercado europeo de electricidad es muy dependiente del gas, sobre todo en los últimos meses. La sequía en algunos países, unida a la imposibilidad de generar electricidad con energías alternativas y al paulatino abandono del uso de carbón para generar electricidad, han empujado a las eléctricas a incrementar el uso de gas natural.
En un plano más político, las reglas del mercado europeo de la energía impiden a los Estados miembros tener margen de maniobra, incluso a la Comisión. Este problema se agrava cuando los Estados miembro y la Comisión Europea no son capaces de adoptar medidas reguladoras conjuntas como la compra de gas, como está ocurriendo ahora.
Por último, hay que apuntar dos factores más. El aumento de los precios de los derechos de emisión europeos de CO2 de la industria, que algunos sectores achacan a movimientos especulativos, y la posibilidad de que Rusia haya estado reduciendo los suministros para defender la necesidad del gasoducto Nord Stream 2.
Susto en Bielorrusia
Por si no hubiera suficientes problemas, el presidente bielorruso, Vladimir Lukashenko, insinuó la semana pasada que podría bloquear el tránsito de gas ruso a Europa si la UE impone nuevas sanciones contra Minsk por la crisis migratoria en la frontera polaca.
Rusia ha asegurado que seguirá cumpliendo con sus obligaciones contractuales de suministro de gas a los compradores europeos, y parece poco probable que Bielorrusia pueda cumplir con su amenaza, sobre todo porque Gazprom es propietaria de los gasoductos del país. Sin embargo, la sensación de ansiedad con la que se vive en el mercado gasista europeo subió varios enteros.
Nord Stream 2 ha estado marcado por la polémica desde que era solo un proyecto, principalmente por cuestiones que tienen que ver más con la geopolítica que con la economía. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha mostrado contrario al Nord Stream 2 ya que esto podría hacer que Rusia gane influencia en Europa. En estos momentos, el 40% del gas natural consumido en la Unión Europea procede de Rusia.
El nuevo gaseoducto que se extiende por el Báltico va a sustituir las vías de suministro tradicionalmente usadas por Rusia y que atraviesan Ucrania. Después del enfrentamiento armado entre Rusia y Ucrania en 2014, y que se saldó con la anexión rusa de la península de Crimea, Rusia ha cortado el suministro de gas a través de territorio ucraniano.
Karen Donfried, subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos de Estados Unidos, ha señalado que “Rusia puede y debe proporcionar suministros adicionales a través de Ucrania, que tiene suficiente capacidad de oleoducto, y no necesita Nord Stream 2 para eso». «Y, si Rusia no hace eso, obviamente dañará la seguridad energética europea y pondrá en duda cuáles son los motivos de Rusia para retener esos suministros», ha subrayado.
Por su parte, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, ha señalado en un discurso pronunciado en Londres ha dicho que “esperamos que nuestros amigos [europeos] reconozcan que próximamente se presentará una elección entre mantener cada vez más hidrocarburos rusos en nuevos oleoductos gigantes y defender a Ucrania y defender la causa de la paz y la estabilidad«.
Sea como fuere, lo cierto es que las cuestiones geopolíticas y la indecisión de la Unión Europea a la hora de adoptar medidas facilitan que el precio del gas natural siga disparado, que haga subir el precio de la energía eléctrica y que esto alimente una inflación que está en unos niveles que están empezando a poner en peligro la recuperación económica tras la pandemia.