Los siete hábitos de la gente altamente efectiva: el cambio empieza desde dentro
El autor Stephen R. Covey propone en su obra “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” una serie de hábitos para alcanzar el éxito
Stephen R. Covey (Foto: Google)
Los siete hábitos de la gente altamente efectiva: el cambio empieza desde dentro
El autor Stephen R. Covey propone en su obra “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” una serie de hábitos para alcanzar el éxito
Stephen R. Covey (Foto: Google)
En la mayoría de las entrevistas a grandes inversores y empresarios se repite la misma pregunta: ¿cuál es el secreto de tu éxito? Sin embargo, antes de formular esa cuestión deberíamos preguntarnos a nosotros mismos qué entendemos por “éxito”.
“Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” fue publicado en 1989. Desde entonces, se han vendido millones de copias en 52 idiomas y su autor, Stephen R. Covey, ha llegado a ser bautizado como el “Sócrates americano”. Son muchas las personas que consideran la obra de Covey uno de esos libros con poder para cambiarte la vida.
Tal vez la lección más importante que podemos extraer del libro es que el cambio empieza en uno mismo. Si queremos mejorar debemos empezar cambiando cómo somos por dentro, fomentar nuestra integridad, nuestros valores.
Covey escribió su libro a finales de los 80, antes de Instagram redimensionara el postureo a proporciones épicas. Hace casi cuatro décadas, el autor señaló que la gente se preocupaba demasiado por su imagen pública: por aparentar un cierto estatus, por alardear de sus muchas interacciones sociales… Todos esos esfuerzos son en vano, porque las apariencias son incapaces de soportar el peso de los problemas reales, como un castillo de naipes que se desmorona cuando sopla el viento.
La falta de valores sólidos en los que fundar nuestro comportamiento nos convierte en seres dependientes, en “niños” que, incapaces de aceptar sus propios fracasos, buscan alguien o algo a lo que culpar.
Los tres primeros hábitos que propone el autor van dirigidos a alcanzar la llamada “victoria privada”, que nos permitirá pasar de la dependencia a la independencia y a dejar de vernos como “víctimas de lo que nos sucede”.
Hábito 1: se proactivo
El mundo se divide en dos tipos de personas: por un lado, están las personas reactivas, que reaccionan a eventos que están fuera de su control y se lamentan por todo lo que no depende de ellas. Por otro, están las personas proactivas, que toman acciones para mejorar las cosas sobre las que sí tienen control y eligen su actitud para afrontar aquellas circunstancias que no pueden solucionar.
Hábito 2: Empieza con un fin en mente
Nada contribuye tanto a calmar la mente como un propósito estable, un objetivo. Este segundo hábito parte de la necesidad de programar tu propio futuro. Algo así como preguntarse a uno mismo cómo le gustaría que le recordasen al morir y actuar en consecuencia.
Stephen Covey utiliza el símil de una escalera apoyada en un árbol en una selva. Puede que estés centrando todos tus esfuerzos en subir por la escalera y que lo estés consiguiendo, pero ¿te has parado a pensar si la copa del árbol en el que está apoyada tu escalera es la que quieres alcanzar?
Hábito 3: prioriza las tareas importantes
Para Covey, básicamente existen dos formas de clasificar las actividades. En primer lugar, según su importancia. Las actividades importantes son aquellas que contribuyen con tu misión, valores y metas de alta prioridad. Por otro, según su urgencia. Las actividades urgentes, que son las que requieren atención inmediata.
Lo que debemos buscar lograr es invertir la mayor parte de nuestro tiempo en las actividades importantes y no urgentes, ya que son aquellas que nos proporcionarán mayores retornos en el largo plazo.
Habiendo implantado estos tres hábitos, tendremos listos los cimientos sobre los que empezar a construir nuestra “victoria pública”.
Hábito 4: piensa en win/win
En este cuarto hábito, Covey pone el foco en las relaciones interpersonales. Las relaciones win/win son aquellas en las que ambas partes salen ganando. Bien sea las relaciones de pareja, negocios u otras relaciones, lo ideal es que ambos nos beneficiemos.
Cualquier otro tipo de transacción que no sea win/win es destructiva debido a que produce un perdedor y, por tanto, enemigos o sensación de fracaso.
Hábito 5: busca primero entender y después ser entendido
No asumas que sabes, escucha. Solemos intentar a ayudar a los demás desde nuestra propia forma de ver el mundo, ignorando muchas veces las diferentes circunstancias que han llevado a la persona a esa situación. Entender a los demás es fundamental para poder ponernos en su piel.
Hábito 6: genera sinergias
Covey parte de la idea de que el poder del todo es mayor que el de cada una de sus partes por separado. Las diferentes actitudes, habilidades y formas de ver el mundo no deben verse como una amenaza o algo negativo. Al contrario: cuando se combinan de la manera adecuada, esas diferencias dan lugar a algo mucho más grande que lo que podría producir cada una de esas personas de manera individual.
Hábito 7: afila la sierra
El autor pone de ejemplo a una persona serrando un árbol. Es una tarea larga y difícil, por eso, cuando se le sugiere para un rato para afilar la sierra y poder avanzar más rápido, responde que “no tiene tiempo”.
Solemos estar tan ocupados en esforzarnos por alcanzar nuestros objetivos que no vemos la importancia de parar para cuidarnos a nosotros mismos. Para Covey, tenemos que tomarnos el tiempo necesario para “afilar nuestras herramientas” lo que se traduce en cultivar:
- El cuerpo: hacer ejercicio, comer bien, dormir lo suficiente…
- El alma: rezar, dedicar tiempo para conocerse a uno mismo, meditar…
- La mente: aprender cosas nuevas, leer…
- El corazón: trabajar en desarrollar una conexión emocional con otras personas.