Reconocimiento a prorrusos de Donetsk y Lugansk: la última bala de Putin
El Kremlin tantea esta medida ante su fallida presión sobre Ucrania
Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia. (Foto: RTVE)
Reconocimiento a prorrusos de Donetsk y Lugansk: la última bala de Putin
El Kremlin tantea esta medida ante su fallida presión sobre Ucrania
Vladimir Putin, presidente de la Federación de Rusia. (Foto: RTVE)
Se enfrían las posibilidades de una invasión rusa a Ucrania. Tras varias jornadas de tensión, y con el rechazo de Washington a las demandas ofrecidas por Moscú, entre ellas la no inclusión de Ucrania en la OTAN, todas las miradas se fijan en Vladimir Putin: sus próximos movimientos son imposibles de predecir. Aún aguardan 127 mil soldados en una frontera congelada.
Para tratar de mantener la incertidumbre, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, sopesó la idea de reconocer oficialmente a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Estos territorios, que cuentan con la simpatía del Kremlin, se sitúan en el extremo oriental de Ucrania y los grupos secesionistas surgieron como consecuencia de los combates iniciados en 2014.
Primero, la Duma
El pasado 19 de febrero, el Partido Comunista ruso, con 57 escaños en la Duma, la cámara baja, presentó un borrador de proyecto de ley sobre la “necesidad de reconocer las Republicas Populares de Lugansk y Donetsk” y hacerlo como “Estados autónomos, soberanos e independientes”.
En el propio borrador se considera que este reconocimiento “es razonable y está moralmente justificado”.
Esta propuesta cuenta con el sí de los comunistas y del partido Solo Rusia, con 28 escaños. Ambas formaciones aglutinan el 19% de la Duma.
No es la primera vez que algún grupo político insta a Putin a reconocer a estas repúblicas autoproclamadas. De hecho, el Kremlin ya hizo algún esfuerzo por mostrar su apoyo a estas dos repúblicas, cuando dio por válido los pasaportes que ellas mismas emitan.
A su vez, Putin ordenó en noviembre no aplicar ningún tipo de restricción a la exportación e importación de aquellos bienes que circulasen entre Rusia y las dos repúblicas.
A lo largo del mes de febrero, el Consejo de la Duma decidirá si este borrador puede ser sometido a debate en la cámara baja. Esta idea no ha sido tomada como una opción realista dentro del Kremlin, aunque, recientemente, su portavoz Dmitry Peskov insinuó que el estatus legal de estas dos repúblicas puede ser elemento de discusión.
¿Una ventaja para Moscú?
Si bien es cierto que, inicialmente, esta opción se descartó para no generar más tensión de la existente en torno a la crisis ucraniana, Moscú puede explorarla como una oportunidad ante el estancamiento de la vía diplomática con Estados Unidos.
Además de insuflar ánimos a los ciudadanos prorrusos de Donetsk y Lugansk, un reconocimiento formal a estos entes independientes le puede otorgar al Kremlin un casus belli, un motivo robusto por el que enviar tropas a estos territorios y proteger, así, su derecho de autodeterminación.
Esta alternativa no desentonaría con la línea de Putin de reunificar, de nuevo, a todos los rusos. En julio de 2021 él mismo afirmó, de su puño y letra, que los rusos y ucranianos son “un solo pueblo, un todo único”. Toda una declaración de intenciones del líder del partido Rusia Unida.
Por otra parte, este reconocimiento puede desembocar en una clara violación de los Acuerdos de Minsk, pactados entre Ucrania y Rusia en 2014 y 2015, por el que se reconoce la unidad territorial del primero.
Reconocimiento de los Estados y la Doctrina Lauterpacht
Para que un Estado pueda ser reconocido, este debe contar con al menos tres elementos (de acuerdo con el Derecho Internacional Público): territorio, poder y pueblo.
Donetsk y Lugansk cuentan, a priori, con todo ello.
Aun así, una cosa es que Rusia reconozca, ya sea de facto o de iure, como independientes las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y otra, bien distinta, es que lo haga la comunidad internacional. Serían pocos países los que otorgarían el reconocimiento sobre estos dos territorios.
En un caso hipotético -e inédito-, Moscú podría abanderar la causa de Donetsk y Lugansk auspiciándose en la doctrina defendida por el jurista británico Sir Hersch Lauterpacht, vagamente practicada en el Derecho Internacional, por el que las naciones estarían obligadas a reconocer a los gobiernos que ejerzan un control efectivo sobre un territorio y sobre una población.
La tesis de Lauterpacht se apoya en la obligación de reconocimiento de los Estados al no existir una autoridad central internacional que conceda la personalidad jurídica propia de un Estado. Sin embargo, la presencia y relevancia de las Naciones Unidas en el orden mundial actual hace irrealizable esta tesis.