Abogados y Abogacía
Abogados y Abogacía
El abogado penalista Víctor Ávila, con despacho propio en Madrid. (Imagen: E&J)
En esta revista nos hemos hecho eco de la encuesta –La Imagen de la Abogacía en la sociedad española– o –Primer Barómetro Externo de Opinión– encargado por el Consejo General de la Abogacia Española, que constituye el más importante estudio sociológico en esta materia realizado hasta ahora. Las conclusiones positivas resultantes del informe no se han hecho esperar, con titulares en los medios especializados del tenor –La sociedad española tiene una buena imagen de los abogados– , –los abogados son los profesionales mejor valorados de la Justicia– lo que nos congratula y enorgullece.
Ahora bien, dejando a un lado estas rápidas conclusiones publicitadas por el órgano de gobierno de los abogados españoles, promotor del estudio, éste revela otras conclusiones no tan positivas.
Existe una diferenciación que la sociedad tiene muy clara, cual es, de un lado, el abogado como profesional al que el usuario acude en defensa de sus intereses (mi abogado), quien goza de una imagen bastante positiva, siendo elevado el grado de satisfacción del cliente-usuario, y por otro lado , –los abogados en general– , leáse, la Abogacía, donde por el contrario, los tópicos y estereotipos negativos lejos de quedar desterrados de la opinión pública permanecen inalterables, a modo de dogmas universales, a saber, los abogados son –enredadores– (muchas veces los abogados contribuyen más a enredar y a complicar las cosas que a aclararlas y arreglarlas), los abogados actúan movidos por su propio interés y por dinero para defender lo indefendible, con frecuencia dilatan — innecesariamente los pleitos– , –los honorarios de los abogados suelen ser demasiado elevados–
Creemos que estos resultados han de servir de estímulo al Consejo General de la Abogacía Española, Consejos territoriales y Colegios de Abogados para seguir trabajando en la línea de información, promoción y acercamiento a la sociedad con objeto de inculcar definitivamente en la conciencia social la dignidad que la profesión de abogado merece y que, por lo apuntado, constituye una meta de tan difícil consecución.
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