Sonia Gumpert, exdecana del ICAM y letrada en MMMM, recibe un duro golpe de la Justicia
“La Sentencia demuestra la absoluta inocencia de los acusados y apuntala la tesis de una posible venganza por parte de Gumpert contra la que había sido la institución docente de la que formó parte y con la que mantenía conocidas desavenencias”.
Sonia Gumpert Melgosa, exdecana del ICAM (Foto: Samuel Sánchez)
Sonia Gumpert, exdecana del ICAM y letrada en MMMM, recibe un duro golpe de la Justicia
“La Sentencia demuestra la absoluta inocencia de los acusados y apuntala la tesis de una posible venganza por parte de Gumpert contra la que había sido la institución docente de la que formó parte y con la que mantenía conocidas desavenencias”.
Sonia Gumpert Melgosa, exdecana del ICAM (Foto: Samuel Sánchez)
El pasado 2 de diciembre de 2021 la Justicia absolvió a todos los acusados por Sonia Gumpert, miembros de la misma institución docente que le había patrocinado para obtener la victoria en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) en 2012, así como a Jesús Gallardo, director de campaña de José Mª Alonso en 2017, de los delitos de atentado contra la autoridad y de lesiones, tras unos hechos acaecidos durante los comicios del ICAM en diciembre de 2017. Los hechos que relata la acusación -una supuesta agresión a Sonia Gumpert, a la sazón decana en funciones del ICAM- han sido totalmente desacreditados en sede judicial, en dos ocasiones, conociéndose ayer, 28-06-2022, la última sentencia, de la Audiencia Provincial de Madrid, que reitera la inocencia de los acusados.
La resolución judicial, a la que ha tenido acceso Economist & Jurist, es palmaria, y en ella se detallan todas las contradicciones en las que incurrió la acusación, que cambió su versión de los hechos en numerosas ocasiones y que alteró su estrategia procesal en el devenir de la instrucción conforme la defensa aportaba periciales que desintegraban por completo la tesis acusatoria: “La supuesta agresión a la Sra. Gumpert, negada rotundamente por los acusados, sólo ha sido ratificada por los denunciantes, no sin ciertas contradicciones”, reza la sentencia de primera instancia.
El único testigo de cargo presentado por la acusación manifestó textualmente: “El principal acusado ni agredió a la Sra. Gumpert ni estaba si quiera en posición de hacerlo”
Tan irrebatible fue el fallo de primera instancia, que dos de las partes de la acusación –Antonio Albanés Paniagua y José Ramón Antón Boix-, ni siquiera se unieron a Gumpert en la apelación a la Audiencia Provincial, quedándose esta literalmente sola. Lo mismo sucedió con la Fiscalía, que no apoyó la tesis acusatoria en la segunda instancia, así como el Consejo General de la Abogacía, en un principio acusación popular, que incluso retiró su presencia antes de la celebración del primer juicio, dadas las evidencias de que no existió agresión alguna.
En apelación, la posición de la Audiencia se limita a establecer los límites procesales que le inhabilitan para revocar una sentencia absolutoria en primera instancia: “En casos de sentencias absolutorias, cuando aquélla se funda en la apreciación de la prueba, si en la apelación no se practican nuevas pruebas, no puede el tribunal ad quem revisar la valoración de las practicadas en primera instancia, cuando por la índole de las mismas es exigible la inmediación y la contradicción” (STC 167/2022).
El dia de autos
El 13 de diciembre de 2017, mientras se terminaba el escrutinio que culminó con la victoria del actual decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), Jose Mª Alonso, Sonia Gumpert Melgosa fue supuestamente agredida por uno de los acusados, dentro de uno de los ascensores del Hotel Novotel Madrid Center. Todo apunta a que el móvil de la denuncia y posteriores acciones judiciales era el de implicar al máximo número de dirigentes de de la institución docente de la que ella misma había formado parte, así como a la compañía de publicidad y marketing del mismo grupo que se hizo cargo de la campaña de Alonso, CIMA, y que intentó evitar (logrando el objetivo) que acabara siendo decano el delfín de Sonia Gumpert, el controvertido Javier Íscar de Hoyos, tras los escándalos que ambos propiciaron durante su mandato.
En este contexto, cuando ya se sabía del éxito de la compañía de marketing CIMA y que el decano sería Alonso, sobre las 22:30, los dirigentes de una conocida institución docente y de CIMA se dirigieron al ascensor del hotel Novotel, donde se encontraron con Sonia Gumpert y los compañeros de la candidatura de Javier Íscar de Hoyos -que ella apoyaba públicamente-, Antonio Albanés Paniagua y José Ramón Antón Boix, justo en el momento en que se acababa de comunicar su derrota, “produciéndose entonces un incidente entre todos ellos, con gritos y empujones mutuos”, señala la juez.
Tan irrebatible fue la sentencia en primera instancia, que dos de las partes de la acusación ni siquiera se unieron a Gumpert en la apelación a la Audiencia Provincial, quedándose la exdecana literalmente sola
Fruto del citado incidente -y he aquí la controversia- Gumpert sostuvo que fue agredida, acusando al máximo número de dirigentes de la institución: al presidente, que, curiosamente, y como después se demostraría, ni siquiera estuvo en el interior del ascensor, presentando la exdecana por los supuestos hechos “una ligera tumefacción”, que podría incluso producirse -como relatan algunas fuentes médicas consultadas- presionándose una parte de la cara durante unos minutos de forma continuada. Pero ante esto, la sentencia es concluyente: “No ha resultado acreditado que el acusado de lesiones propinara un puñetazo a Sonia Gumpert Melgosa”.
La versión de la defensa, ya probada judicialmente su veracidad, sostuvo que el principal acusado, así como el resto de dirigentes, “simplemente iban a saludar al nuevo decano”, expone el fallo, y que “coincidió que ellos entraban en el ascensor” cuando se produjo -continúa la sentencia- “una discusión en la que el grupo de la Sra. Gumpert” les llamó “paletos” y “catalanes de mierda”.
La prueba practicada por la acusación -una pericial médica de dudoso fuste deontológico-, demostrada estéril a efectos de inculpar a los acusados, se topó con la tozuda firmeza de una infografía que incide en la imposibilidad material y espacial en la producción de los hechos: “hay una “zona muerta”, un umbral metálico con una profundidad de 37 cm, en el que se puede ocultar a un cuerpo pequeño, y que puede llevar a confusión, puesto que, según la perspectiva, parece que una persona ha entrado en el ascensor, cuando realmente todavía no lo ha hecho”.
Señala el perito Francisco Galadi en el informe que “atendiendo a las dimensiones del ascensor, entiende que al entrar la Sra. Gumpert la primera, es lógico que se sitúe al fondo, quedando delante de ella sus dos acompañantes, no puede quedarse en el medio porque el ascensor es muy pequeño”, y esto conduce, según puede leerse en la sentencia, “a que el principal acusado no llega ni a entrar” siendo “imposible que llegue a alcanzarla con su brazo”.
El juicio: un hito marcado por la contradicción
La vista oral tuvo lugar el pasado 10 de noviembre de 2021, después de suspenderse -por faltar un testigo considerado esencial para dar fe al relato- el pasado 13 de julio de 2021. Después de que se dictara sentencia el pasado 2 de diciembre de 2021, la acusación solicitó una aclaratoria ante la Audiencia Provincial de Madrid, cuyo tenor no alteró ni un ápice la absolución de los acusados.
Curiosamente las grabaciones que podrían haber evitado incluso el juicio al mostrar la verdad de los hechos -las de enfrente y la del ascensor-, no fueron aportadas al procedimiento, puede que dada la cercanía del director del hotel Novotel con Sonia Gumpert y Javier Íscar
Y es que Antón Boix y Albanés Paniagua -testigos alineados con el relato de la exdecana-, en el interior del ascensor junto a Gumpert en el momento de la supuesta agresión, manifestaron ante la juez que, primero, el acusado profirió un puñetazo con el brazo izquierdo a la exdecana; y el segundo arguyó que la agresión se produjo con el brazo derecho.
Por si no fuera poco, el único testigo de cargo presentado por la acusación manifestó textualmente: “El principal acusado ni agredió a la Sra. Gumpert ni estaba si quiera en posición de hacerlo”.
Las incoherencias en el relato de la acusación no terminan ahí. Porque para la defensa, lo que realmente resultó inverosímil es que en un ascensor donde caben, a lo sumo, cuatro personas, puedan no solo acceder otras tantas, sino disponer del suficiente rango de movimiento para poder, como sostiene la acusación, propinar un puñetazo.
Ocultación de grabaciones
Los dirigentes y propietarios de la citada institución docente, tras la que después se demostraría que fue una mera discusión desafortunada, se fueron a celebrar la victoria a un conocido restaurante, mientras no eran conscientes de que los denunciantes posiblemente estaban tramando en la propia sede electoral cómo desviar la atención sobre su derrota.
Y es que Sonia Gumpert, según relatan varias personas que la vieron salir del ascensor donde se produjo la supuesta agresión, no mostraba ningún síntoma de daño, “estaba perfecta”. Minutos más tarde, los mismos testigos vieron que se reunió con Íscar y, poco después, posiblemente tras haber revisado las cámaras, vieron una posibilidad para la confusión. Después de un rato, aparecieron las primeras informaciones en las redes, pero pese a ello los supuestos agresores siguieron celebrando lo que para ellos era un momento feliz y decidieron que a primera hora de la mañana enviarían a un notario para que el director del hotel no borrara las imágenes y estas fueran entregadas en el correspondiente documento oficial al juzgado, ya que todo sucedió en espacios públicos y dichas grabaciones evidenciarían la falsedad.
Pero en vez de hacer lo correcto, entregaron a la Policía solo unas imágenes que ellos habían seleccionado ad hoc -pues el encuadre les era favorable para la construcción de su relato-, rompiendo así la cadena de custodia.
También debemos traer a colación la excelente relación entre los directores del hotel en el que se produce la supuesta agresión, el Hotel Novotel Madrid Center, la Sra. Sonia Gumpert Melgosa y el candidato derrotado D. Javier Íscar de Hoyos. Esta misma relación queda evidenciada en la propia sentencia: “durante el mandato de la Sra. Gumpert el Colegio de Abogados de Madrid hacía muchos eventos en ese hotel”.
En el vídeo utilizado por la acusación, a la postre filtrado a algunos medios de comunicación, no hay evidencias de ninguna agresión, sino simplemente una toma desde una cámara lateral que no tiene capacidad probatoria y que evidencia únicamente la existencia de un tumulto a las puertas de uno de los ascensores del hall. Pero la vehemencia de todos los intervinientes, unido al hecho de que la parte supuestamente agredida se encontraba dentro del ascensor -lugar donde no se han mostrado las grabaciones- y no fuera, puede llevar al espectador al equívoco.
En efecto, existían tres cámaras en las cuales se hubieran podido ver absolutamente los hechos: la del interior del ascensor; la que está justo enfrente del mismo, donde se subieron los acusadores y donde se produjo la discusión; y la tercera cámara, que estaba justo enfrente de la salida del ascensor. Las imágenes de estas tres cámaras no fueron aportadas por el hotel. Es, cuando menos, curioso. Aunque afortunadamente no fueron necesarias.
¿Quién es Sonia Gumpert?
Hasta el año 2011, Gumpert era una abogada desconocida que trabajaba en el despacho Monereo Meyer Abogados (MMMM). Ese mismo año, la dirección académica de un prestigioso centro de estudios la nombró directora académica del Máster de Secretariado Jurídico, pese a su petición de impartir clase en una formación de “más enjundia” jurídica, que fue rechazada por no disponer del suficiente nivel de preparación. En cambio, sí demostró una notable capacidad para la comunicación, lo que le permitió ser seleccionada para liderar un proyecto en citada escuela jurídica que perseguía mejorar la eficiencia de los colegios de abogados a través de la experiencia atesorada por la institución docente.
El 25 de octubre de 2011, los máximos accionistas de la institución de enseñanza, así como su director, firman un contrato con Sonia Gumpert, en virtud del cual esta se presenta a las elecciones al decanato del colegio de abogados de Madrid, encomendando la campaña a la propia empresa del grupo, CIMA Comunicación Integral (líder del sector jurídico en comunicación y marketing especializada en campañas electorales) obligándose, en caso de ser elegida, a aplicar el programa electoral realizado por los técnicos del citado centro de enseñanza en base a la mencionada experiencia del centro. El programa, realmente innovador, se publicitó durante toda la campaña electoral y tal fue su éxito que consiguió que Gumpert, una autentica desconocida de la abogacía madrileña hasta la fecha, ganara las elecciones con una importante ventaja frente al segundo candidato más votado, el prestigioso jurista D. Antonio Hernández-Gil Álvarez-Cienfuegos.
Cabe subrayar que, ella, sin el menor rubor declaraba con rotundidad a diariojuridico.com el 9 enero de 2013 que no había suscrito ningún contrato, refiriéndose al mencionado de octubre de 2011 que es públicamente conocido y está en sede judicial.
Gumpert prometió por aplicación del programa que los abogados madrileños decidirían sobre la creación o no de una mutua independiente del colegio de abogados para sustituir al servicio médico interno del propio colegio. Antes de las elecciones, con el apoyo de la mencionada institución docente, consiguió más de 1.200 firmas solicitando a la anterior Junta para que convocara una asamblea extraordinaria para debatir una reforma de tal calado. Cuando ganó hizo todo lo contrario. Así, a las pocas semanas de su victoria convoca la Junta General Ordinaria y para sorpresa de sus votantes, no introduce en el orden del día el debate sobre el servicio médico que cuando era candidata había reclamado con el apoyo expreso de más de 1.200 abogados.
También, en el programa electoral, prometió terminar con la limitación de la delegación del voto. Pues bien, unos días después de ganar las elecciones, en su primera Junta Ordinaria, no solo no elimina la limitación de la delegación del voto que había prometido, sino que muy al contrario la usa ahora a su favor, la promueve y la mantiene.
Después de una indecente campaña de desprestigio, al fin, la justicia acaba imponiendo su orden
Entre sus promesas estaba que la Junta no extraería rendimiento económico de su posición. No pasó ni medio año de su nombramiento y su Junta aprobó por primera vez en la historia del Colegio que algunos de sus diputados fueran retribuidos económicamente. Entonces Gumpert manifestó que, que a diferencia de lo que hacía su antecesor en el cargo, ella sí cobraría honorarios por los arbitrajes que recibiera por razón de su cargo.
Propuso austeridad y, muy al contrario, el primer presupuesto que aprobó bajo su mandato pasó a ser deficitario, entre otras razones, por el incremento desmesurado que hace de las partidas de retribuciones o por los viajes transoceánicos de la decana y sus hombres de confianza, como Javier Íscar de Hoyos.
La transparencia que predicaba, ya ostentando el cargo, no la considera necesaria: no informa voluntariamente las numerosas dimisiones de miembros de su Junta (tesorera, dos secretarios, entre otros), que no se producen por casualidad, sino por el rumbo que sigue su gestión. Su vicedecano denuncia diversas irregularidades. Los medios de comunicación se hicieron eco de estos incumplimientos, sirva de ejemplo la publicación de la Asociación Libre de Abogados y Abogadas; de Diario Público, que subraya la división creada en el seno de su Junta, así como Libre Mercado, que notició las diligencias que un Juzgado abrió contra Gumpert por mala praxis en su gestión al frente de la institución.