Las amenazas y el acoso en el sector de la abogacía afectan mayoritariamente a las mujeres

«He recibido amenazas con vídeos. En uno, aparecía una mujer a la que estaban asfixiando cogiéndola por el cuello, con la mano izquierda, y golpeándola con la mano derecha. Ella lloraba. Debajo de la imagen ponía que eso es lo que me iban a hacer a mí», comienza su testimonio Eva Papadópulos, una de las muchas abogadas que -poco a poco- ha ido alzando la voz en contra de la violencia contra la mujer en el ejercicio de la abogacía.

Tras estas declaraciones toma el relevo Amparo Martínez, también abogada. Tal y como explica, «durante años he recibido acoso de un justiciable que me tenía totalmente sometida. La situación es la misma que con las víctimas de violencia de género. Te quedas paralizada, no sabes qué hacer, lo único que quieres es desaparecer. Es un sometimiento tal, que realmente no lo sabes hasta que te pones en manos de un psicólogo». 

Ambas han hecho públicos estos hechos durante el encuentro informativo organizado por el Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM), llevado a cabo en la mañana del miércoles 22 de noviembre con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el próximo 25 de noviembre. En el acto, el ICAM también ha anunciado que empezará a registrar cualquier tipo de violencia ejercida contra las letradas en el desempeño de sus funciones profesionales. Una violencia que, tal y como han secundado la vicedecana del ICAM, Isabel Winkels, y el responsable de Defensa de la Abogacía, Javier Mata, sufren cada año numerosas abogadas.

En este contexto, Papadópulos, quien también afirma haberse sentido discriminada en numerosas ocasiones por su «condición de mujer», ha querido mostrar su más absoluto agradecimiento con la iniciativa del ICAM. Propuesta que considera, en sus propias palabras, «totalmente necesaria y más cuando se acerca el día de la violencia contra la mujer».

El 67% de las amenazas las reciben mujeres, según el ICAM

De acuerdo con los datos extraídos en lo que va de año, de los 24 casos de amenazas sufridas y reportadas al departamento de Defensa de la Abogacía del ICAM, el 67% afectaban a mujeres letradas, la mayoría con edades comprendidas entre los 41 y 50 años. En base a estas cifras, el ICAM ha incidido en su intención de crear un área específica de atención a las mujeres abogadas, con el fin de «visibilizar, concienciar y animar a todas las abogadas a que denuncien y que sepan que desde el ICAM van a recibir amparo».

(Imagen: ICAM)

Para Javier Mata, diputado del ICAM, «existe una cierta preocupación reflejada en los datos analizados». Según ha argumentado, «ese 17% adicional es el que nos ha llamado la atención. No existe una alarma, pero sí una cierta preocupación cuando en una determinada situación hay un 17% más de mujeres que lo sufren». En este contexto, el Colegio madrileño ha identificado hasta diez tipos de violencia ejercida contra las abogadas, documento a partir del cual esperan concienciar y alentar a todas las mujeres a denunciar cualquier tipo de acoso, intimidación o amenaza.

Con el fin de presentar este documento, Estela Martín, presidenta de la Sección de Igualdad del ICAM, ha hecho hincapié en que «no podemos quedarnos solo en los datos, porque a veces la visibilización es importante, y en materia de acoso es una cuestión absolutamente trascendental«. En este sentido, añade, «muchas veces no se da el paso de denunciar porque no conoces muy bien cómo lo puedes hacer, o incluso en algunos casos porque llegas a normalizar determinadas conductas que no tienen en absoluto nada normal. Por eso es tan importante visibilizar estas cuestiones”.

Una opinión similar es la que ha expuesto Mata, quien considera que «los profesionales de la abogacía estamos expuestos a situaciones incompatibles con la dignidad de la profesión y que, además, en muchos casos impiden y obstaculizan nuestro trabajo. En el caso de las mujeres, a estas situaciones hay que añadir las que sufren por razón de género: que pueden ir desde un trato vejatorio hasta el acoso físico u online». Para él, esto no sólo «es gravísimo, porque afecta a su dignidad personal y a sus derechos, sino que vulnera el derecho de defensa», afirma.