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La firma

El abogado como estratega empresarial en el mundo digital

"Es imprescindible que el abogado sea un tecnólogo"

(Imagen: E&J)

Eduardo Novella González del Castillo

Coordinador del Máster en Derecho Digital e Innovación. Es especialista en Propiedad Intelectual. A día de hoy, es responsable de 'Compliance' en FAES FARMA.




Tiempo de lectura: 2 min



La firma

El abogado como estratega empresarial en el mundo digital

"Es imprescindible que el abogado sea un tecnólogo"

(Imagen: E&J)



El conocimiento jurídico es esencial para ser un buen abogado. Sin embargo, las empresas cada vez demandan perfiles más transversales para sus asesorías jurídicas. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: el abogado ya no es esa figura externa a la que consultar para asegurarse simplemente de estar dentro de los límites legales. El abogado forma (o debe formar) parte del negocio.

Animados por la vorágine del desarrollo tecnológico, muchas empresas se lanzan a incorporar herramientas disruptivas en sus procesos productos. No obstante, esta incorporación no siempre sale bien y, en algunos casos, su implementación debe ser abortada debido a los riesgos legales que surgen a la hora de implantarlas.



Implementar una nueva herramienta tecnológica en el proceso productivo de una empresa es un camino muy costoso. A los costes puramente económicos derivados de la compra de esta herramienta, también hay que añadirle los costes organizacionales y, por supuesto, el coste de oportunidad. Por ello, tener claro la legalidad de la implantación de este tipo de herramientas desde el comienzo es esencial.

En este contexto, surge la extrema necesidad de contar con perfiles que conozcan perfectamente el funcionamiento de la empresa, así como de las herramientas a implantar. Sin este conocimiento, la capacidad de pivotar sobre un proyecto de implantación se desmorona y, por lo tanto, las probabilidades de éxito.

La mayoría de las herramientas no son ilegales per se. No obstante, su uso sí que puede serlo. En este ecosistema, las asesorías jurídicas demandan cada vez más perfiles mixtos que no solo mastericen el derecho, sino que también sean duchos en el apartado tecnológico. La razón es simple, la implantación debe estar concebida de forma correcta desde el inicio. Ya no vale con el análisis final.



Para asegurarse de que la empresa involucra al departamento legal desde el comienzo de los procesos, este ha de transmitir la confianza necesaria al departamento de negocio. Tradicionalmente, el abogado ha sido concebido dentro de la empresa como un impedimento al negocio. En muchos casos, esta fama se ha debido a la poca capacidad de las asesorías jurídicas de entender los procesos a implementar.

En el caso de procesos tecnológicos, el desconocimiento de la tecnología a implantar, así como sus características puede llevar a la toma de decisiones erróneas desde un punto de vista legal. Por ello, es imprescindible que el abogado ya no sea solo un abogado, sino al ser posible, un tecnólogo y alguien que trace estrategias operativas en cuanto a desarrollo de negocio.

Tras largas conversaciones con la industria, desde E&J se ha detectado esta necesidad de dotar a las empresas de perfiles mixtos en derecho y tecnología. Fruto de esta necesidad nace el primer Máster Internacional en Derecho Digital e Innovación. Su objetivo no solamente es formar a los alumnos en las ramas del derecho dedicadas a afrontar los retos tecnológicos, sino también en formar a estos profesionales (presentes y futuros) en las propias herramientas que probablemente tendrán que analizar en el seno de sus actividades profesionales.

Este máster no solo cuenta con sesiones teóricas sobre derecho, sino también con talleres prácticos impartidos por la industria donde se abordarán proyectos reales.

Nuestro objetivo es claro: “Formar al abogado del futuro”.

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