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La firma

El fin de las ‘Golden Visa’: un error costoso para España

"Eliminar las 'Golden Visa' no es la solución"

(Imagen: E&J)

Margarita Volkova

Abogada del área de movilidad internacional de RSM




Tiempo de lectura: 3 min

Publicado




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El fin de las ‘Golden Visa’: un error costoso para España

"Eliminar las 'Golden Visa' no es la solución"

(Imagen: E&J)



El reciente debate sobre la posible eliminación de las ‘Golden Visa’ en España ha encendido alarmas no solo entre los inversores extranjeros, sino también en sectores económicos que se benefician directamente de estas inversiones. La propuesta, si bien busca atender preocupaciones válidas sobre el impacto en el mercado inmobiliario y la especulación, podría ser un tiro por la culata con consecuencias más amplias de lo anticipado.

Las ‘Golden Visa’ no son solo un pasaporte para que los ricos compren propiedades; son también una fuente vital de capital extranjero que impulsa desde el sector de la construcción hasta el turismo y servicios locales. Modificar esta ley sin un análisis detallado y sin una consulta amplia parece más un acto de improvisación que una política meditada. ¿Por qué el apuro en desmantelar un sistema que, con los ajustes adecuados, podría seguir contribuyendo significativamente a la economía nacional?



La intención del Gobierno de Pedro Sánchez de acelerar el proceso de derogación de las Golden Visa, tramitando la eliminación a través de una enmienda a la modificación de la Ley de Suelo en vez de pasar por la tramitación desde cero, refleja esta prisa imprudente. Buscar la vía más rápida para eliminar estos visados podría resultar en decisiones precipitadas que no consideren adecuadamente las repercusiones a largo plazo.

Desde la introducción de estas visas, hemos visto un flujo constante de inversiones que han revitalizado muchas áreas urbanas y rurales, generando empleo y mejorando infraestructuras. Limitar o eliminar estas visas sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo envía un mensaje preocupante sobre la seguridad jurídica en España. No solo estamos cerrando la puerta a los inversores, sino que también estamos socavando la confianza en nuestro sistema legal y económico.



Además, la experiencia de otros países, como Portugal, debería servirnos de lección. Allí, las restricciones impuestas no solo no resolvieron los problemas del mercado inmobiliario, sino que en algunos casos los agravaron. No es el momento de repetir errores, sino de aprender de ellos.



Es imperativo abrir un diálogo con todos los sectores afectados. No se puede desestimar la inteligencia y capacidad de negociación de figuras como, el director general de Migraciones, quien podría ofrecer puntos de vista muy valiosos sobre cómo mejorar el sistema actual sin necesidad de eliminarlo. Asimismo, deberíamos considerar un periodo de gracia para aquellos que ya planificaron inversiones bajo el marco actual, asegurando que no se sientan engañados o defraudados por un cambio abrupto en la política.

El análisis debe ir más allá de los beneficios económicos inmediatos y considerar el impacto social de la inversión extranjera. Las familias que se mudan a España bajo las ‘Golden Visa’ a menudo traen consigo no solo su riqueza, sino también sus habilidades, cultura y un deseo de integrarse en la sociedad española. Estas familias contribuyen a una diversidad cultural enriquecedora y a menudo participan activamente en la vida comunitaria, las escuelas y las organizaciones locales.

No debemos pasar por alto el efecto de estas inversiones en el desarrollo local. En muchas comunidades, los fondos aportados por inversores extranjeros han permitido la restauración de edificios históricos, la creación de parques y áreas recreativas y la mejora de las infraestructuras locales. Estas mejoras benefician no solo a los nuevos residentes, sino a toda la comunidad.

(Imagen: E&J)

 

Eliminar las ‘Golden Visa’ no es la solución mágica a los problemas

Finalmente, es fundamental que las políticas de inmigración e inversión de España estén alineadas con las normativas internacionales y las expectativas globales de transparencia y justicia. Debe establecerse un mecanismo claro que permita a los inversores comprender las reglas del juego sin temor a cambios abruptos que puedan alterar sus planes de vida y negocio.

Recapitulando, eliminar las ‘Golden Visa’ no es la solución mágica a los problemas del mercado inmobiliario o la especulación en España. De hecho, la cantidad de visas otorgadas desde 2013 es ínfima en relación con el volumen total de ventas de propiedades en España, lo que significa que el efecto de las ‘Golden Visa’ en las ventas es prácticamente nulo. Necesitamos un enfoque más matizado que reconozca el valor de la inversión extranjera y la contribución positiva que puede seguir ofreciendo, siempre que se gestione de manera transparente y equitativa. Hacer lo contrario no solo sería injusto, sino también imprudente, afectando nuestra reputación y economía en un momento en que más necesitamos estabilidad y crecimiento.

Además, otra posible consecuencia que hay que tener en cuenta es el éxodo de los potenciales inversores hacia otros países europeos con mayores facilidades para obtener el permiso de residencia, como por ejemplo Italia, que sería una buena alternativa debido a sus características similares con España en cuanto a calidad de vida, clima y oferta cultural.

Esta llamada a la reflexión y al diálogo es crucial. Debemos considerar cuidadosamente las consecuencias a largo plazo de nuestras decisiones legislativas para garantizar que España siga siendo un destino fiable para la inversión.

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