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El ICAM recomienda impulsar planes de bienestar en los despachos para frenar la ansiedad y los pensamientos negativos de sus abogados

Un estudio sobre salud mental de la abogacía revela que un 80% de los letrados desconoce lo que hace su firma en ese sentido

Eugenio Ribón, en el uso de la palabra, y la diputada de la Junta de Gobierno, Ana Buitrago, presentan este estudio sobre salud mental de la abogacía. (Imagen: ICAM)

Luisja Sánchez

Periodista jurídico




Tiempo de lectura: 8 min

Publicado




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El ICAM recomienda impulsar planes de bienestar en los despachos para frenar la ansiedad y los pensamientos negativos de sus abogados

Un estudio sobre salud mental de la abogacía revela que un 80% de los letrados desconoce lo que hace su firma en ese sentido

Eugenio Ribón, en el uso de la palabra, y la diputada de la Junta de Gobierno, Ana Buitrago, presentan este estudio sobre salud mental de la abogacía. (Imagen: ICAM)



Algo empieza a cambiar en la abogacía acostumbrada a lidiar con jornadas extenuantes, elevadas cargas de trabajo y plazos inmutables que exigen una disponibilidad casi permanente. El sector de la abogacía ha sido siempre reticente a abordar de manera abierta los efectos que la ansiedad, el estrés o la falta de desconexión generan en su bienestar mental y emocional.

Una tendencia estigmatizadora que ha comenzado a agrietarse, tal y como revela el I Estudio sobre salud mental de la abogacía madrileña, elaborado por el Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) a través de la Fundación ICAM-Cortina y que recoge la revista Otrosí en su portada. El diseño de planes de bienestar se convierte en una solución para que los bufetes cuiden la salud mental de sus profesionales.



En este informe, el 30% afirma, además, haber notado un aumento de la conciencia dentro de su despacho hacia esta cuestión y dos de cada diez confiesan sentirse más capaces de hablar de sus problemas personales en el entorno laboral.

El estudio, que nace con el objetivo de conocer el nivel de bienestar mental, psicológico, emocional y físico de los colegiados madrileños, recoge las respuestas de más de mil profesionales de diferentes edades y que ejercen en todo tipo de bufetes: desde firmas unipersonales hasta asesorías jurídicas de empresa o grandes bufetes.

Como antecedente a este tipo de estudios sobre salud mental, hay que reseñar el que presentó como primera referencia la asociación Humanizando la Justicia en octubre del 2020, en el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE). Un informe detallado sobre los profesionales de la abogacía y su nivel de desgaste, que evidencia la situación de este colectivo tan amplio como heterogéneo.



De izquierda a derecha: Mª Cruz Delgado, presidenta de Humanizando la Justicia; Victoria Ortega, presidenta del CGAE; y Paloma Rodrigo, directora de Humanizando la Justicia (Imagen: Economist&Jurist)

Según el citado informe, un 15% de la abogacía española está quemada por su trabajo y otro 63% sufre agotamiento laboral. Un tercer dato revela que solo un 52,6% muestra un nivel de compromiso laboral elevado.

Esta asociación, de la que es directora Paloma Rodrigo, antigua directora de Economist & Jurist, acaba de publicar otro sobre el nivel de desgastes de los jueces españoles. En ese estudio se indica que  un 13% de los jueces sufre el síndrome de agotamiento profesional (burnout).

Al comparar jueces y abogados, se encontró una diferencia significativa en la categoría de cinismo, donde los abogados mostraron mayores niveles (media 2.715) en comparación con los jueces (media 1.845). No se encontraron diferencias significativas en las otras dimensiones de burnout y engagement entre ambos grupos.

“Hasta el momento existían muy pocas evidencias sobre esta problemática salvo alguno de la IBA que ya alertaba del problema. Nuestra profesión y el modo en que es ejercida por la mayoría de los profesionales, entre los que me incluyo, la hace una profesión compleja y de alto riesgo desde la óptica del bienestar”, ha explicado el decano madrileño.

A partir de los datos recopilados en el trabajo de campo, se infiere un cambio de mentalidad especialmente presente entre las mujeres y los más jóvenes. Son estos dos colectivos los que muestran una visión más abierta frente a este debate y a los que menos afecta el estigma que suele asociarse a los que comparten su situación.

Del mismo modo, los letrados de grandes bufetes de la capital son más partidarios de hablar con normalidad sobre salud mental frente a sus compañeros que ejercen en firmas unipersonales, que se muestran mucho más reticentes. El tabú, aunque aún presente, se está rompiendo.

“El estudio no solo revela datos cruciales sobre el estado de bienestar de nuestros profesionales, sino que marca un hito en nuestra misión de romper el tabú hacia la salud mental presente en nuestra profesión durante demasiado tiempo. Es algo de lo que no se hablaba, pero no porque no existiera”, sostiene Ribón.

La ansiedad y los pensamientos negativos asolan a la abogacía: 6 de cada 10 letrados confiesan que lo han sufrido. (Imagen: ICAM)

La ansiedad es un problema

Según refleja el sondeo, la ansiedad es uno de los síntomas más presentes entre los letrados, y más de seis de cada diez (el 66%) dicen haberla sufrido en el último año. Del mismo modo, casi la mitad han experimentado en algún momento fatiga, pensamientos negativos y deprimentes y alteraciones emocionales en los doce meses previos a la encuesta.

A la hora de analizar la causa principal del malestar, los letrados destacan de forma especial la incapacidad para poder descansar y desconectar del trabajo. En segundo lugar, se encuentra la presión para trabajar largas horas, seguido de la falta de herramientas para administrar eficazmente el tiempo, la incapacidad para conciliar, la ausencia de reconocimientos o valoración del trabajo por parte de sus empleadores, la presión para cumplir con los objetivos (horas facturables, captación de clientes, etcétera) y la falta de claridad sobre lo que se espera de ellos en el trabajo.

Frente a este malestar generalizado en el colectivo, hay otro dato que llama la atención: la falta de iniciativas efectivas por parte de los bufetes y empresas empleadoras para hacer frente a los problemas relacionados con la salud mental.

Según revela el sondeo, alrededor del 80% de los letrados consideran que la respuesta que dan ante problemas vinculados al bienestar es ineficaz o irrelevante. La mayoría desconoce directamente lo que hacen sus bufetes o empresas para dar apoyo a los profesionales y abordar cuestiones como la ausencia de herramientas para administrar eficazmente el tiempo, la falta de claridad sobre lo que se espera de ellos en el trabajo o la incapacidad para hacer descansos, entre muchas otras.

“El ambiente tóxico en algunos despachos hace que la necesidad de apoyo emocional sea aún más evidente. Todos deberíamos tener acceso a espacios donde podamos expresar nuestras inquietudes y recibir el respaldo necesario para mantenernos emocionalmente saludables”, comenta uno de los participantes del sondeo.

Las únicas medidas destacadas por los letrados son la implantación del teletrabajo y la adopción de modelos de horarios flexibles. De hecho, el trabajo remoto es la solución predilecta de los abogados para mejorar su bienestar, al considerar que reduce el estrés relacionado con los desplazamientos y permite una mejor gestión del tiempo.

Mesa de debate con la vicedecana Winkels y la coach Mariola Quesada para hablar de los programas de bienestar que el ICAM tutela para abogados y despachos. (Imagen: ICAM)

Apoyo psicológico y conciliación

Preguntados por las iniciativas que consideran necesarias para mejorar su bienestar emocional y mental, los letrados mencionan los servicios de ayuda psicológica o coaching, y aportan soluciones concretas a sus empleadores como firmar convenios con firmas especializadas para ofrecer terapias a precios razonables, impulsar sesiones para dar herramientas para gestionar el estrés y la ansiedad u organizar talleres de concienciación, entre otras medidas.

La conciliación es otro pilar importante para promover el bienestar. Así, los encuestados piden a las organizaciones que hagan más esfuerzos para facilitar la conciliación y, sobre todo, para fomentar una mentalidad favorable y positiva hacia las medidas orientadas en este sentido.

Las reivindicaciones más mencionadas están dirigidas a que se promueva la concienciación de los abogados más senior y los socios sobre la importancia de la conciliación. “Sobre el papel está muy bien, pero si en la práctica los que mandan actúan de manera contraria y se les premia por ello, la teoría no sirve para nada”, asevera un letrado.

Anticipándose al panorama revelado por el estudio, el Colegio de la Abogacía de Madrid puso en marcha hace un año un ambicioso programa para fomentar el bienestar integral de sus colegiados.

El proyecto contemplaba desde una línea telefónica de atención psicológica, un itinerario formativo de talleres y sesiones de coaching ejecutivo hasta un programa formativo para convertir a los despachos en agentes del cambio. También, la creación de un Observatorio de Bienestar de la Abogacía, que integra en su Consejo Asesor a los Colegios de Médicos, Psicólogos y Trabajadores Sociales de Madrid.

Apostar por el bienestar

En la presentación de este estudio, moderada por Isabel Winkels, vicedecana, y Mariola Quesada, asesora y codirectora técnica del programa, se mantuvo una mesa debate con abogados y despachos que ya están trabajando en esta línea del bienestar.

Estas iniciativas, aglutinadas en el Programa Bienestar Integral ICAM, conforman la punta de lanza de una estrategia más amplia y continua para mejorar la salud mental de la abogacía, liderando desde el ejemplo un cambio de mentalidad en todo el sector legal.

“Nuestro compromiso con el bienestar integral de la abogacía madrileña es firme y continuo. La Fundación ICAM-Cortina seguirá trabajando incansablemente para ofrecer soluciones y apoyo a nuestros colegiados, promoviendo un entorno de trabajo saludable y sostenible”, concluye Ana Buitrago, diputada de la Junta de Gobierno del ICAM y vicepresidenta de la Fundación ICAM-Cortina.

Ana Buitrago explicando los datos de este estudio sobre salud mental de la abogacía: hasta un 25% del total se ha planteado abandonar la profesión de abogado. (Imagen: ICAM)

“En mi trayectoria, he visto cómo colegas brillantes y dedicados se han visto abrumados por la carga de trabajo, los plazos inamovibles y la presión por cumplir con las expectativas de los clientes. Conozco historias de ansiedad, agotamiento y una profunda sensación de soledad, especialmente entre aquellos que trabajan en despachos unipersonales o en estructuras laborales complejas. Estas experiencias no son aisladas; son una realidad compartida por muchos en nuestra profesión y que, por fin, este estudio cuantifica y visibiliza para avanzar en las soluciones”, lamenta Isabel Winkels, vicedecana del ICAM.

La presencia de estos síntomas lleva a los letrados a evaluar su trabajo como un elemento nocivo en su vida. La mitad de ellos considera que la profesión impactó de manera negativa o extremadamente negativa en su estado mental y psicológico. En la misma línea, cerca de la mitad de los encuestados indican que su estilo de trabajo les impide pasar tiempo con su familia y amigos.

Mujeres y jóvenes con malestar

“La necesidad de estar conectado las 24 horas del día, los siete días de la semana, me ha hecho imposible conciliar mi vida laboral con la personal. Incluso durante las vacaciones, se espera que esté disponible para resolver problemas”, lamenta uno de los encuestados.

“A medida que llevo más años ejerciendo noto un aumento en la crispación que me produce el sector legal en general”, explica otro, que alude a la poca valoración social de la profesión, los bajos sueldos y las faltas de respeto y de empatía por parte de jueces, magistrados y fiscales como algunos de los elementos que alimentan el desencanto.

Un malestar psicológico que, según el estudio, es más frecuente entre las mujeres y, en especial, los más jóvenes. De hecho, solo una de cada cuatro abogadas dice haberse sentido tranquila y relajada en las últimas dos semanas, mientras que, entre los hombres, el porcentaje roza el 40%. Del mismo modo, las mujeres afirman no tener capacidad para tomarse un descanso como sus compañeros varones.

Entre los menores de 30 años, las quejas apuntan a la mayor presión que dicen sufrir para trabajar muchas horas en comparación con los abogados de mayor edad. Los colegiados más noveles son, a su vez, los más propensos a ver su trabajo como un factor de malestar en su vida.

De hecho, seis de cada diez afirman que la profesión tiene un impacto negativo en su estado mental y psicológico y solo el 16% ve su desempeño profesional como una influencia positiva, que sí aprecia casi la mitad de los profesionales mayores de 60 años.

Para algunos (cerca del 25%), la situación es tan crítica que se han planteado dejar la profesión para buscar otro empleo u opositar. Un porcentaje similar, además, se ha sentido en algún momento incapaz de desempeñar su trabajo y cuatro de cada diez han pensado darse un descanso, aunque luego no lo han hecho.