La comunidad jurídica homenajea a Antonio Castán, abogado referente en pleitos de propiedad intelectual e industrial
El Ateneo madrileño reúne a compañeros de despacho, rivales en los juzgados y docentes de ICADE Comillas

Foto de familia con muchos de los compañeros de Antonio Castán, cuarto por la izquierda. (Imagen: Elzaburu)
La comunidad jurídica homenajea a Antonio Castán, abogado referente en pleitos de propiedad intelectual e industrial
El Ateneo madrileño reúne a compañeros de despacho, rivales en los juzgados y docentes de ICADE Comillas

Foto de familia con muchos de los compañeros de Antonio Castán, cuarto por la izquierda. (Imagen: Elzaburu)
La Sala Benito Pérez Galdós del Ateneo de Madrid se quedó pequeña en esta tarde lluviosa del lunes, 17 de marzo. Fue escenario de un peculiar acto donde se habló, al mismo tiempo, de El Quijote, de la propiedad intelectual y la inteligencia artificial (IA). La comunidad jurídica celebraba un homenaje a Antonio Castán, abogado litigador que dedicó sus últimos 25 años de carrera en Elzaburu, firma en la que puso en marcha una área de propiedad intelectual e industrial, defendiendo con eficiencia los derechos de muchas marcas en los tribunales.
En este evento sobre la figura de este referente en materia de propiedad intelectual e industrial, los ponentes y algunas intervenciones espontáneas relacionaron a El Quijote, con los derechos de autor y con la irrupción de la IA. Una IA que desagrada a Castán por la voracidad con la que consume contenidos de terceros de forma indiscriminada.

Con Antonio Castán este medio de comunicación habló antes del evento. Está inquieto por este homenaje que va a recibir. Para los periodistas siempre ha sido un profesional que nos ha orientado en nuestras crónicas y un jurista con una formación extensa y notable. Toda la vida se ha dedicado a los litigios. «Mi primer pleito tuvo que ver con Talleres Arevalillo frente a Hermanos Arevalillo, una competencia que surgió hace muchos años. A partir de ahí hemos trabajado mucho en defensa de los derechos de propiedad intelectual, propiedad industrial y marca», rememora.
En este sentido, reconoce que su carrera profesional larga y exitosa comenzó en los años setenta cuando recaló en el despacho de Hermenegildo Baylos, letrado del Consejo de Estado con un bufete que gestionaba con su hija Conchita. «En 1978 había publicado el Tratado de Derecho Industrial, el único libro que en aquel entonces trataba todo: el derecho de autor; las marcas, patentes y diseños; el derecho de la competencia y la competencia desleal. Hasta ese momento solo se habían publicado algunas monografías de Bercovitz o Fernández Novo», recuerda.

Mercedes Morán, Carolina Pina, Antonio Castán, Pablo Hernández y Beatriz Rico. De pie, José Antonio García y José Manuel Gómez. (Imagen: E&J/Luisja Sánchez)
Nuestro interlocutor cuenta que se formó allí como profesional, aunque «al mismo tiempo daba clase en ICADE Comillas en el área procesal, que en aquellos años dirigía Pedro Aragoneses, discípulo de Jaime Guasp. Eso fue lo que me empujó a dedicarme a la litigación y a los pleitos. Si te dedicas al derecho procesal tenías que estar al día de todas las reformas. Luego llegó el salto a Elzaburu, donde creamos el área de litigios en esta firma con el apoyo de Juan José Caselles, experto en temas antipiratería».
Este jurista también reconoce la evolución que ha habido en los últimos años en la práctica de la propiedad intelectual e industrial, ahora clave en cualquier despacho de abogados de cierta solvencia: «En los años setenta estaban separadas las agencias de propiedad industrial de los despachos. Elzaburu fue de los primeros que acometió hacer una firma integradora con estas dos áreas de negocio. Ahí, la visión de Alberto de Elzaburu fue notable, porque tras suceder a su padre en la firma se anticipó en aquel momento a todos sus competidores e hizo una labor notable de profesionalización del despacho».
Antonio Castán ha dedicado los últimos 25 años de su carrera profesional en Elzaburu, hasta que un problema de visión le obligó a dejar esta actividad. Ha recibido algunos homenajes como el que le brindó la asociación DENAE en junio del 2023, en su VI Congreso. Hace cinco meses, durante la Asamblea General de Aladda, la Asociación Literaria y Artística para la Defensa del Derecho de Autor, se rindió tributo al profesor Alberto Bercovitz, recientemente fallecido, y al propio Castán, socio de la entidad.
Este jurista, amante de Bob Dylan, Albert Camus y ferviente defensor de El Quijote, donde señala que la segunda parte de la obra habla mucho de lo que es la creación y las vicisitudes de los creadores, siempre ha estado dispuesto a colaborar con esa comunidad jurídica de expertos en propiedad intelectual e industrial de la que forma parte. «Es fundamental contar con un buen perito en los pleitos y luego tener la habilidad de hacer entender ese lenguaje técnico a los propios jueces», opina.
Un homenaje especial
En esta tarda de lunes, ponentes y organizadores del evento como José Manuel Gómez, abogado de Prisa Media; Carolina Pina, socia corresponsable del departamento de Propiedad Industrial e Intelectual y del área de Telecomunicaciones & Media de Garrigues; Mercedes Morán, abogada jurídica de Cedro; Pablo Hernández, exdirector de los servicios jurídicos de SGAE; Pedro Merino, abogado y nieto de Hermenegildo Baylos; presentados por José Antonio Regueiro, letrado del Tribunal de Cuentas, con la moderación de Beatriz Rico, glosaron la figura de este jurista, litigador nato, docente defensor de los derechos de los creadores.

Ignacio Temiño, Antonio Castán e Ignacio Diez de Rivera, tres juristas de primer nivel. (Imagen: E&J/Luisja Sánchez)
Entre las intervenciones, Carolina Pina subrayó la gran aportación de Antonio Castán al mundo de la creación y de los derechos de autor, así como su papel de litigador siempre guardando las formas: «Sé que a Antonio la IA le aburre, pero hay que estar. Estas herramientas utilizan datos y obras de autores de todo tipo, pero también de clásicos como Lope de Vega y Cervantes. Lo importante en el futuro es que tengamos las leyes adecuadas para que compensen adecuadamente a los creadores por esos trabajos que ahora se utilizan sin ninguna contraprestación».
Por su parte, José Manuel Bravo y Mercedes Morán elogiaron el compromiso de Antonio Castán con esta comunidad jurídica de expertos en propiedad intelectual e industrial y la defensa de los derechos de los creadores, en sus respectivas intervenciones. «Hay que darse cuenta de que la propiedad intelectual redunda en el bien público. Hablar de la IA es hacerlo realmente de la propia inteligencia y creatividad de Antonio Castán», apuntó Bravo.
En su breve discurso de agradecimiento, Antonio Castán se acordó de Borges para señalar que la humildad es un signo de lucidez, y que los importantes en este evento eran los que habían acudido esta tarde al Ateneo. «Hablar de El Quijote es hacerlo de una obra que refleja los valores de la propiedad intelectual y las vicisitudes que pasaron y pasan ahora los creadores en nuestro país», expresó emocionado. Al mismo tiempo, habló del derecho de autor y de las creaciones, alegando que «las obras deben entenderse como una proyección del propio autor».
También recordó a dos de sus mentores, Hermenegildo Baylos, quien le formó como abogado litigante en los primeros años de su carrera profesional; y Pedro Aragoneses, con el que compartió muchos momentos en el departamento procesal de ICADE. Asimismo, se acordó de otras personas clave en su vida como Ramón Casas, Alberto Bercovitz y el propio Alberto de Elzaburu, amén de mencionar a algunos de los asistentes como Rodrigo Bercovitz, Manuel Desantes y Carlos Rogel.

Antonio Castán con José Manuel Gómez, uno de los organizadores de este evento. (Imagen: E&J/Luisja Sánchez)
También estuvieron entre el público José Miguel Rodríguez Tapia, catedrático de derecho civil de la Universidad de Málaga; Agustín González, abogado experto en propiedad intelectual y exsocio de propiedad intelectual de Uría Menéndez; Antonio María Ávila, director de la Federación del Gremio de Editores de España; Javier Díaz Olarte, director de los servicios jurídicos de Cedro y el editor de estos juristas y del propio Antonio Castán; y Florencio Sánchez, director de la editorial Reus, que hablaba de los nuevos planes de la editorial y de la relación de la familia de Castán con dicha entidad.
Entre otros asistentes, compañeros de su promoción de ICADE de 1984, destaca José Ignacio Jiménez-Blanco, quien tomó la palabra para hablar de su colega y amigo Antonio Castán. También tuvieron palabras para el homenajeado juristas como Mabel Klimt, Luis Baz y Manuel Desantes, vinculados a Elzaburu.
De ICADE, también asistieron profesores como Salomé Adroher, profesora ordinaria de derecho internacional privado; Cristina Carretero, profesora de derecho procesal y oratoria. Juristas de la Administración como Julio Fuentes, subdirector de la Marina Mercante del Ministerio de Fomento y rivales en los juzgados como Ignacio Temiño, socio director de Abril Abogados, también docente en ICADE, que explicaba a este medio que «Antonio ha sido muy buen contrario y un gran litigador, dentro y fuera de la sala, como hay pocos».
Un modelo de litigador
De su carrera en Elzaburu, desde la firma indican que, «por su posición de responsable del área litigiosa, ha estado en muchos de los principales pleitos de los últimos años. Fue uno de los primeros abogados que se dedicó a la litigación en materia de propiedad intelectual e industrial. Con los años ha asistido al desarrollo de esta práctica en nuestra abogacía, con más firmas y otros letrados que irrumpieron en esta práctica, donde los asuntos han crecido de forma notable en los últimos años». También señalan que la carrera profesional de Castán, centrada siempre en el ejercicio de acciones judiciales en propiedad industrial e intelectual, ha estado jalonada de éxitos.
Antonio ha defendido en juicio a personajes tan entrañables como Tarzán, Lex Luthor o Los Simpson, pero también a escritores como Chesterton o a celebridades como Zinedine Zidane. Consiguió para Jack Daniel’s la primera sentencia del Tribunal Supremo español sobre agotamiento comunitario del derecho de marcas en un caso de importaciones paralelas, y garantizó judicialmente en España la posición de la marca americana Budweiser de cerveza frente a la compañía checa en un conocido conflicto internacional.

Fotografía de la Sala Benito Pérez Galdós repleta de juristas que acompañaron a Castán en este momento. (Imagen: Elzaburu)
En un caso de infracción de patente farmacéutica para unos laboratorios franceses, las diligencias preliminares y la acción judicial emprendidas dieron pie a una indemnización de 8 millones de dólares. Del despacho de toda su vida, Elzaburu, acudieron a compartir este momento tan especial profesionales como Mabel Klimt, socia directora de la firma, quien describió su relación a nivel profesional en distintos niveles: «Primero fue mi jefe y supo mantener una relación fluida, luego fuimos pares, como socios, y en esta última etapa fui su jefa y creo que supo acoplarse a todos estos escenarios».
Junto a ella, han acudido Ignacio Diez de Rivera, socio presidente; los socios Carlos Moran y Luis Baz, este responsable del área de marcas; Ruth Sánchez, socia y responsable de marcas del despacho, ahora activos y otros juristas como Manuel Desantes, catedrático de derecho internacional Privado y of counsel en hasta el 2023 y el propio Juan José Caselles, ya jubilado tras otra carrera larga en Elzaburu, como experto en antipiratería. Caselles y Castán crearon el área de litigios en la firma: «Ha sido impagable trabajar con él y aprender tanto», señala este jurista experto en temas antipiratería.
Otro jurista con el que coincidió también en Elzaburu durante al menos dos décadas ha sido Javier Fernández-Lasquetty, ahora of counsel de Ramón y Cajal Abogados. Nos habla por teléfono de Antonio Castán: «Su carrera ha sido notable, empieza en esta actividad en el despacho de Hermenegildo Baylos y su hija Conchita Baylos, personajes de referencia en este mundo de la propiedad intelectual e industrial. Su formación jurídica es sólida en una doble vertiente de litigador y profesor de derecho procesal en ICADE Comillas, siempre desde la propiedad intelectual e industrial».
Al mismo tiempo, Javier cuenta que Castán procede de una familia de juristas de relieve. Fue hijo de José María Castán Vázquez, profesor de Derecho en Comillas ICADE desde 1964 hasta 1992, año en que se jubiló. Su abuelo fue José María Castán Tobeñas, presidente del Tribunal Supremo y autor de un manual básico en derecho civil para generaciones de estudiantes de Derecho durante más de 50 años (El Castán). En este acto tan emotivo, saludamos a Francisco Marín Castán, hasta noviembre del pasado año presidente de la Sala Civil del Supremo, quien destaca la capacidad jurídica de Antonio, su primo, y la aportación notable a esta práctica jurídica, tanto como abogado como profesor de ICADE.
