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Al día

El cliente moroso

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Al día

El cliente moroso



 

¿Díganme Vds. cuantos abogados no se ha encontrado nunca con un cliente que no le paga los servicios prestados? Respuesta: ninguno. Los clientes morosos, en mayor o menor medida, forman parte de nuestra profesión. Frecuentemente, las provisiones de fondos minimizan el riesgo de impago, pero también es cierto, que, concluido el asunto, a veces es difícil realizar la liquidación definitiva, bien por que el cliente ha quedado descontento («hemos perdido´´) o, en el caso de haber obtenido satisfacción, el cliente «se evapora´´.



Para paliar esta situación, recomendamos las siguientes reglas básicas:



1.- Ante un cliente nuevo:

a) la primera visita ha de satisfacerse al concluir la misma. Es muy clásico, el cliente que se informa de las posibles soluciones a su «problema´´con la primera visita y no volvemos a saber de él.



b) presente un presupuesto en el más breve plazo: el cliente ha de conocer los honorarios cuanto antes.

c) infórmese de los antecedentes del cliente

b) establezca el pago de los honorarios de forma fraccionada

e) formalice un contrato por escrito de arrendamiento de servicios

 

Ante el impago de una minuta:

a) fijar siempre un plazo para el pago: es opinión generalizada entre los clientes que no haya plazo concreto, que pagarán «cuando les vaya bien´´ ya que se satisface un servicio intangible y por tanto, no se trata de comprar un producto determinado

b) iniciar «la gestión de cobro´´ con cordialidad mediante una llamada telefónica. El impago puede obedecer a motivos comprensibles: olvido, tareas profesionales propias del cliente´´

c) si la gestión telefónica es ineficaz, enviar carta de reclamación: educada pero firme, recordándole la minuta impagada, fijando un plazo razonable, y explicitando las acciones que pretende llevar a cabo, en caso de persistir la morosidad.

d) Conserve toda la documentación para el caso de interposición de acción judicial

e)   Si es posible, la gestión de morosos debe realizarse por el personal administrativo del despacho, para evitar el «enfrentamiento´´ con el cliente, la pérdida de tiempo en tareas no profesionales y las molestias psicológicas

« por último, valorar adecuadamente la conveniencia de la interposición de reclamación judicial