Archivo de la investigación de los cánticos Colegio Mayor Elías Ahuja
“Esperaba que la Fiscalía fuese ejemplarizante”
Colegio Mayor Elías Ahuja la noche en que se produjeron los cánticos (Foto: Archivo)
Archivo de la investigación de los cánticos Colegio Mayor Elías Ahuja
“Esperaba que la Fiscalía fuese ejemplarizante”
Colegio Mayor Elías Ahuja la noche en que se produjeron los cánticos (Foto: Archivo)
Ha surgido una noticia que ha llamado mucho la atención, ya que esperaba que la Fiscalía fuese ejemplarizante y, una vez más, ha dejado un mal sabor de boca.
La Fiscalía de Madrid archiva la investigación por los cánticos machistas del Colegio Mayor Elías Ahuja. Sostiene que los hechos son “irrespetuosos e insultantes para las mujeres” y pueden considerarse “un ataque a la dignidad individual o colectiva de éstas” pero no pueden ser consideradas como un delito de odio (Artículo 510.2a del Código Penal) ni tipificarse como delito contra la dignidad moral, ya que ninguna de las chicas ha denunciado los hechos. Tampoco pueden ser incluidos como delito en el reciente Artículo 173.4 del Código Penal introducido por la LO 10/2022 (más conocida como la Ley del “solo sí es sí”) por lo tanto se archiva la causa y se pone de manifiesto -nuevamente- que ante tales aberraciones nada se puede hacer.
Parecía que el tema -dada la gran repercusión social que tuvo en su día- prometía una respuesta por parte de la Fiscalía que moviera conciencias y marcará precedente, pero nuevamente se queda todo en un revuelo mediático y en “cosas de chiquillos” dejando entre ver que la Fiscalía olvida su papel de defensa de la legalidad, los derechos de los ciudadanos y del interés público.
No sé ustedes, pero yo espero algún tipo de consecuencia (nada grave, no soy tan tremendista, quizás unas clases de educación en perspectiva de género para los residentes en el Colegio Mayor Elías Ahuja) que nos diera a los ciudadanos una razón para creer en la justicia social y en que vamos encaminados a mejorar esas “cosas de chiquillos” que ni son de chiquillos, ni pueden dejarse pasar. Pero me he quedado perpleja al ver que se archiva la causa sin más consecuencias. Y, siendo realistas, la impunidad de estos actos deja la puerta abierta a que esto -una vez más- se normalice. Ya saben: “pobres locas.”
Gritamos a los cuatro vientos que necesitamos un cambio social basado en la equidad e igualdad, en el respeto y el cambio de conciencia donde no se puede gritar a través de una ventana consignas machistas y sexuales a las mujeres de enfrente. ¿Pero realmente está siendo así? Espero leer artículos de compañer@s -dando una perspectiva legal, social, racional- ya que yo aún no sé qué pensar. Pero seguramente, como decía al principio, pasará desapercibido ya que Ana Obregón ha sido abuela. En fin, no salgo del asombro.