Así apoyan a Ucrania en Times Square
Los ucranianos se congregan en diferentes partes del mundo para pedir el cese de la violencia
Congregación de ucranianos en Nueva York. (Foto: Álvaro Navarro)
Así apoyan a Ucrania en Times Square
Los ucranianos se congregan en diferentes partes del mundo para pedir el cese de la violencia
Congregación de ucranianos en Nueva York. (Foto: Álvaro Navarro)
Las guerras también unen y atraen. La contienda en Ucrania ha aunado a gran parte de la sociedad mundial y está alentando a sus nacionales a ocupar las plazas más simbólicas del planeta, inundándolas de proclamas y cantos a la esperanza.
Este miércoles decenas de ucranianos han tomado Times Square, en Nueva York, clamando por la detención de una guerra que consideran injusta y orquestada por un tirano: Vladimir Putin.
Las pancartas afloran por encima de las cabezas, como los girasoles (flor simbólica de Ucrania) cuando contemplan al sol. En muchas ellas es posible leer: “Stop the war”, “Stop Putin”, “Go to hell, Mr. Putin”, “Fuck war”.
Ondean, también, las banderas ucranianas cuyas telas desfilan al ritmo de una brisa ligera.
La manifestación, promovida por cuentas de Instagram pro-ucranianas como ‘Ukrainans in NYC’ o ‘Razom for Ukraine’, comienza a las cinco y media de la tarde con pocos participantes. Durante los primeros minutos desfilan más fotoperiodistas que manifestantes. Se alza entre la multitud un muñeco disfrazado de preso con la cara de Putin que ostenta una corona de Burger King. De su cuello cuelga un letrero con la palabra “asesino”.
Pronto se suman más congregantes y llenan la plaza. Detrás de ellos asedian las gigantescas pantallas led anunciando musicales, smartphones y productos textiles. En uno de los laterales, tres neoyorquinos contonean sus caderas al compás de una canción editada en TikTok. Viejos y nuevos usos coinciden en un mismo escenario.
Resulta fácil detenerse y analizar los rostros de los manifestantes. Uno encuentra mucha inquietud en sus miradas. Todos gritan al unísono y las voces altas solapan a las más frágiles. Los niños acompañan a sus padres y portan girasoles y pancartas con el escudo de su país.
Pregunto a una estudiante ucraniana afincada en Nueva York. Con un cabello pelirrojo, su rostro moteado por las pecas y unos ojos del mismo color que el azul de la bandera de su país, admite que tiene “fuertes sentimientos” con todo lo que está ocurriendo. También le pregunto si considera suficiente la ayuda aportada por los países occidentales y responde con un escueto “eso espero”, evita el lloro y enmudece.
Han sido varias las manifestaciones que se han celebrado desde el jueves pasado en apoyo a Ucrania. Es difícil identificar a plataformas en Nueva York que organicen y lideren estas movilizaciones. Un señor mayor, local, pregunta quién está al mando de este evento, como si temiera inmiscuirse en una reivindicación dirigida por líderes incorrectos.
Es la propia ciudadanía quien aúpa estas manifestaciones, que se desarrollan espontáneamente: un joven clama a grito pelado el apoyo a Ucrania, la detención de Putin y la gloria a los héroes defensores. Otro, en cambio, pide rezar por la paz entre Rusia y Ucrania y nadie de los presentes le acompaña. Un grupo corea el himno de Ucrania frente a la efigie del teniente coronel Francis P. Duffy, sacerdote católico y capellán castrense de Estados Unidos.
Terminan los cánticos y dan comienzo las declaraciones. El micrófono va pasándose por diferentes personas que no tienen un discurso preparado. Los ucranianos se apretujan, se mandan saludos y se dan abrazos. Hay quienes se adhieren en los brazos dos trozos de cinta americana coloreados, formando la bandera de su nación.
Los turistas que pasan por los alrededores hacen fotos. Hay una persona disfrazada de Mickey Mouse que no baila, bien por respeto, bien por falta de atención.
Rusia aún no ha detenido su ofensiva, a pesar de recibir las advertencias de casi toda la comunidad internacional. La guerra no tiene visos de detenerse pronto, pero la esperanza, al menos, perdura entre la sociedad ucraniana.