Condenado a muerte por unos tuits
El hombre fue mantenido varios meses en aislamiento y no tuvo acceso a un abogado durante un año
Muhammad al-Ghamdi (Imagen: Human Rights Watch)
Condenado a muerte por unos tuits
El hombre fue mantenido varios meses en aislamiento y no tuvo acceso a un abogado durante un año
Muhammad al-Ghamdi (Imagen: Human Rights Watch)
Arabia Saudí ha condenado a muerte a un hombre por su actividad en X (antes Twitter) y Youtube, según ha denunciado Human Rights Watch, que considera que esta condena representa una escalada en la represión de la libertad de expresión y de la crítica política por parte del Gobierno de ese país.
Muhammad al- Ghamdi, un profesor retirado de 54 años, fue juzgado en un tribunal especializado en delitos de terrorismo usando contra él, exclusivamente, sus tuits y retuits y los vídeos que subía a Youtube. “La represión en Arabia Saudí ha alcanzado una nueva dimensión. Las autoridades del país han llevado al extremo su campaña contra cualquiera que disienta políticamente y la han disfrazado de justicia”, ha manifestado Joe Shea, investigador de Derechos Humanos en Arabia Saudi.
Según la información proporcionada por esta organización, el hombre que ha sido condenado fue arrestado en junio del año pasado y trasladado a una prisión donde lo mantuvieron en régimen de aislamiento durante meses. Mientras estuvo encarcelado, esta persona no tuvo acceso a la medicación que necesitaba para los problemas físicos y mentales que padece. Su familia no pudo contactar con él hasta que, posteriormente, fue trasladado a otra cárcel. No se le permitió tener abogado durante casi un año y cuando obtuvo representación legal, solo le dejaron hablar con él justo antes de que se desarrollaran las diferentes sesiones de la vista oral.
La propia familia ha relatado que al-Ghamdi fue interrogado en relación a los comentarios en redes sociales y acerca de sus opiniones políticas y sobre otras personas encarceladas por ejercer su derecho a la libertad de expresión. El hermano del hombre condenado es un reconocido estudioso del Islam y crítico con el Gobierno, que vive en el exilio en Reino Unido y recientemente escribió que este proceso es una venganza ante el fracaso de las autoridades de hacerle regresar al país. HRW señala que, en los últimos años, este tipo de acciones contra familiares de personas disidentes en el extranjero se han incrementado, como método para obligarles a volver.
Según la sentencia, a la que ha tenido acceso esta organización, al- Ghamdi es condenado a muerte atendiendo a lo establecido en el artículo 30 de la ley antiterrorista de ese país: describir al rey o al príncipe de una forma que socava la religión o la justicia. Además, añaden que ha apoyado a una ideología terrorista o que publicó información falsa con la intención de llevar a cabo un acto terrorista. El tribunal enfatizó el alcance que tenían las expresiones contra la corona al haberse hecho en una red social, aunque una de las cuentas tuviese dos seguidores y la otra ocho y básicamente se dedicase a hacerse eco de otros tuits de críticos con el régimen. El hombre asegura que “no se considera un activista, sino un simple ciudadano que ha expresado algunas preocupaciones en relación al Gobierno en Twitter”.
Esta no es la única sentencia en este sentido, aunque sí la más grave. En agosto del año pasado, un tribunal de apelación incrementó la pena de una estudiante de 6 a 34 años de prisión por los contenidos que escribió en Twitter. Otra mujer fue condenada por hechos similares a 45 años de cárcel.
Arabia Saudi es uno de los países que mantiene la pena de muerte y de los que más personas ejecuta, junto a China o Egipto. Solo el 12 de marzo del año pasado, ese país quitó la vida a 81 hombres, la mitad, según HRW, pertenecientes a la minoría chií, que sufre discriminación de forma sistemática por parte de ese Gobierno. En el año 2022 fueron ejecutadas en todo el mundo al menos 883 personas, lo que supone un aumento exponencial respecto al año anterior en el que se registraron 579: un aumento del 53%. Son datos de la ONG Amnistía Internacional, que cifra en 2016 las condenas a muerte que se produjeron el año pasado en 52 paises. Según las estadísticas que actualiza esta organización, en 2022, la mayoría de las ejecuciones de las que se tuvo noticia se produjeron en China, Irán, Arabia Saudí, Irak y Egipto, por ese orden.