El juicio a Cristina Fernández de Kirchner por corrupción divide a Argentina
El fiscal ha pedido para ella 12 años de prisión e inhabilitación permanente para ocupar cargo público
Cristina Fernández de Kirchner (Foto: ElDierioAr)
El juicio a Cristina Fernández de Kirchner por corrupción divide a Argentina
El fiscal ha pedido para ella 12 años de prisión e inhabilitación permanente para ocupar cargo público
Cristina Fernández de Kirchner (Foto: ElDierioAr)
A pesar de que en Argentina están en pleno invierno, la temperatura en las calles de Buenos Aires está a los niveles de agosto en España. El juicio a Cristina Fernández de Kirchner, dos veces presidenta y actual vicepresidenta de Argentina, está encrespando los ánimos de una sociedad que vive en continua crisis económica y que en los últimos años no gana para disgustos.
Estos días se está celebrando en Buenos Aires un juicio contra la mandataria en el que se le acusa de asociación ilícita y defraudación a la administración pública. La justicia argentina investiga irregularidades en hasta 51 obras públicas adjudicadas a las empresas de Lázaro Báez, dueño de Austral Construcciones, para que fueran desarrolladas en la provincia patagónica de Santa Cruz, dominada políticamente por Cristina Fernández y su marido, ya fallecido, Néstor Kirchner.
Las investigaciones se centran en las presidencias de Néstor Kirchner (2003-2007) y de Cristina Kirchner (2007-2015). Según el fiscal del caso, Diego Luciani, desde el momento en que primero Néstor Kirchner y luego su esposa accedieron a la presidencia mantuvieron en el seno de la administración del país y de la provincia de Santa Cruz «una de las matrices de corrupción más extraordinarias que lamentablemente y tristemente se hayan desarrollado en el país«.>>
Según las investigaciones llevadas a cabo por la policía y la fiscalía argentinas, durante los mandatos del matrimonio se realizaron contratos por valor de miles de millones de dólares con sobreprecios del 65%, falta de capacidad técnica para hacer las obras, licitaciones amañadas y el pago total de las obras pese a que la mayoría no habían sido terminadas. La fiscalía está centrando sus esfuerzos en demostrar que al frente de esta presunta trama estaba Cristina Fernández.
De momento, el fiscal ha pedido para la mandataria peronista 12 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Luciani asegura tener un gran número de pruebas para condenar a la vicepresidenta. De hecho, el material supuestamente probatorio de sus investigaciones alcanza las tres toneladas de peso.
Estas pruebas demostrarían que Báez, el dueño de la constructora presuntamente beneficiada por los Kirchner, habría ayudado a su vez al matrimonio y su entorno a enriquecerse. Los que fueran secretarios privados de los Kirchner se hicieron millonarios. A Florencia, la hija de la vicepresidenta, se le encontraron cuatro millones de dólares en una caja de seguridad.
Un testigo incómodo
Además, la fiscalía cuenta con un testigo que puede hacer mucho daño a la acusada, José López, ex secretario de Obras Públicas. Este individuo, que habría estado involucrado en la presunta trama, fue capturado un día de 2016 de madrugada mientras arrojaba bolsos con nueve millones de dólares y armas en un convento de monjas en las afueras de Buenos Aires.
La vicepresidenta no ha hecho aún sus alegaciones, pero tanto ella como sus abogados han comenzado a desarrollar la teoría del lawfare, una presunta persecución política por parte de los jueces. En un vídeo colgado en Youtube, pero que ha sido retrasmitido por buena parte de las cadenas de televisión de Buenos Aires, ha denunciado que la sentencia contra ella “ya está escrita” y ha señalado que “esto no es un juicio a Cristina Kirchner, es un juicio al peronismo, a los gobiernos nacionales y populares».
El juicio no ha hecho más que empezar y hasta que se emita el fallo, previsiblemente el próximo mes de diciembre, la sociedad argentina va a asistir a un espectáculo mediático-jurídico-político de primer orden en el que se corre el riesgo de enfrentamiento entre defensores y detractores de la vicepresidenta.
En la noche del lunes, grupos de personas a favor y en contra de su figura se reunieron frente al edificio en el que reside, en una de las zonas más ricas de Buenos Aires, para gritar y cantar sus consignas. Varios militantes kirchneristas pasaron la noche acampando frente al edificio. El pasado martes, cientos de personas se congregaron frente al Senado para brindarle su apoyo.