El Supremo anula la sentencia de Tommouhi décadas después de conocer su inocencia
Los informes se realizaron en 1992 por la Policía Científica de Barcelona, pero nunca llegaron a conocimiento del Tribunal dado que los peritos no acudieron a declarar y el tribunal no suspendió el juicio para su citación
Ahmed Tommouhi. (Foto: RTVE)
El Supremo anula la sentencia de Tommouhi décadas después de conocer su inocencia
Los informes se realizaron en 1992 por la Policía Científica de Barcelona, pero nunca llegaron a conocimiento del Tribunal dado que los peritos no acudieron a declarar y el tribunal no suspendió el juicio para su citación
Ahmed Tommouhi. (Foto: RTVE)
El infierno de Ahmed Tommouhi termina hoy, 31 años después, aunque el daño ya es irreparable. La Sala Penal del Tribunal Supremo ha estimado su recurso de revisión y ha anulado la sentencia de la Audiencia Provincial de Barcelona, de 23 de septiembre de 1992, que le condenó por dos delitos de violación y dos faltas de lesiones a un total de 24 años de prisión.
El Alto Tribunal estima ahora el recurso de revisión contra la sentencia firme, basado en nuevos elementos de prueba como unos informes periciales sobre el semen encontrado en una prenda íntima de la mujer agredida, y que no se correspondía con los marcadores del recurrente. Dichos informes se realizaron en 1992 por la Policía Científica de Barcelona, pero nunca llegaron a conocimiento del Tribunal, pese a ser una prueba admitida que formaba parte del procedimiento, dado que los peritos no acudieron a declarar en la vista oral y el tribunal no suspendió el juicio para su citación.
El caso de Ahmed Tommouhi lo contamos en el reportaje las víctimas de la justicia. Cumplió 14 años y diez meses de prisión por cinco violaciones y varios robos más que no cometió. Por los mismos hechos pasó ocho años en prisión Abderrazak Mounib, que murió en la cárcel de un infarto en el año 2000. Los hechos se remontan a 1991, cuando tuvo lugar una oleada de asaltos a parejas a las que robaban y a cuyas mujeres violaban, en localidades de Barcelona, Tarragona y Girona. Los autores lo hicieron en repetidas ocasiones durante seis días, empleando una violencia significativa. Por las descripciones aportadas por las víctimas, la policía buscaba a dos hombres magrebíes, aunque las dos únicas mujeres que pudieron verles bien apuntaban a que se trataba de personas de etnia gitana.
Así detuvieron a Ahmed Tommouhi y, dos días después, a Abderrazak Mounib, dos personas de origen marroquí -que no se conocían, según llegó a apuntar la Guardia Civil- que fueron condenados por más de una decena de delitos– violación, intento de violación, lesiones, robo, coacciones y detención ilegal- en hasta seis juicios diferentes a penas que en la teoría superaban el siglo de cárcel y que, en la práctica, suponían alcanzar el máximo de cumplimiento efectivo de 30 años. Algunas de las víctimas decían reconocer a uno; otras a otro, otra decía que Tommouhi era muy parecido a un asaltante pero que no era él. En uno de los juicios no se tuvo en cuenta el testimonio de dos personas que confirmaron que Tommouhi dormía con ellos en las noches en las que se produjeron los crímenes. Una prueba pericial sobre la incompatibilidad entre la sangre recogida en una de las escenas del crimen y la de los acusados no se pudo practicar por incomparecencia de los peritos en el acto del juicio. El diario La Vanguardia llegó a publicar la foto de uno de ellos como responsable de los ataques cuando todavía había ruedas de reconocimiento pendientes. Los acusados no tuvieron intérprete hasta días después de su detención. Además, antes de comenzar la rueda de reconocimiento del 13 de noviembre en Terrassa,
El vehículo utilizado en las violaciones se siguió utilizando posteriormente -una vez que ellos estaban encarcelados- en otros robos y violaciones en la zona y una de las víctimas reconocería a Mounib como responsable a pesar de que este llevaba días en prisión de forma cautelar. Otras víctimas los volverían a identificar tras otra serie de violaciones con el mismo modus operandi que tuvieron lugar en 1995, cuando ambos llevaban años en la cárcel. Fue entonces cuando detuvieron a Antonio García Carbonell, en cuyo poder incautaron los efectos relacionados también con la oleada de violaciones de 1991.
La muestra de ADN extraída de semen que tenían de entonces, que no coincidió con ninguno de los condenados, era compatible con la de García Carbonell- como se acreditaría años después, cuando las técnicas científicas y de análisis estaban mucho más avanzadas-, que tenía un gran parecido físico con Tommouhi, lo que llevó al Tribunal Supremo a exculpar a Tommouhi de una de las violaciones. No de las otras, que habían sido cometidas en el mismo lapso temporal y con el mismo modus operandi.
Tanto el Tribunal Constitucional como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos inadmitieron los recursos planteados por los abogados de los dos presos. No resulta posible acceder a las sentencias de la Audiencia Provincial en la base de datos del Consejo General del Poder Judicial y el expediente que conservaban de la causa los abogados que defendieron a estas dos personas se quemó en un incendio, según manifestó a Economist & Jurist Manuel Ollé Sesé, abogado encargado de los recursos de revisión ante el Tribunal Supremo en este caso: “Probablemente ha sido uno de los casos más bonitos y complicados de mi vida profesional. Y más en aquella época en las que las técnicas de ADN eran inexistentes. Todavía recuerdo el sufrimiento junto con el Abogado Jorge Claret y las noches de insomnio sabiendo que un inocente estaba en prisión”.