El TSJ de La Rioja desestima la incapacidad a una ayudante de cocina con depresión y dos dedos amputados
Concluye que las limitaciones físicas y psicológicas de la trabajadora no impiden su capacidad para continuar en su puesto de ayudante de cocina
(Imagen: E&J)
El TSJ de La Rioja desestima la incapacidad a una ayudante de cocina con depresión y dos dedos amputados
Concluye que las limitaciones físicas y psicológicas de la trabajadora no impiden su capacidad para continuar en su puesto de ayudante de cocina
(Imagen: E&J)
El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de La Rioja ha rechazado conceder la incapacidad permanente a una ayudante de cocina que sufre depresión y ha perdido dos dedos de una mano, argumentando que estas condiciones no anulan por completo su capacidad para desempeñar su trabajo. Según el tribunal, «estas dolencias, por el momento, y con base en las pruebas presentadas, no muestran secuelas o limitaciones significativas«.
El caso se originó cuando la trabajadora sufrió un accidente doméstico en 2018, en el que se quemó gravemente la mano derecha con aceite hirviendo, lo que resultó en la amputación parcial de dos de sus dedos. Posteriormente, la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) de La Rioja rechazó su solicitud de incapacidad permanente, decisión que fue ratificada por el Juzgado de lo Social nº 1 de Logroño.
La defensa de la trabajadora apeló la decisión, presentando un informe médico que detallaba diversas afecciones físicas adicionales, como problemas en la rodilla derecha, el hombro izquierdo y la zona lumbar, además de un trastorno ansioso-depresivo. El informe sugería que estas condiciones, en conjunto, le dificultaban significativamente realizar su trabajo como ayudante de cocina.
La defensa también argumentó que la resolución administrativa no había considerado en su totalidad las limitaciones físicas y psicológicas de la trabajadora, como la pérdida de capacidad prensil en la mano derecha, el agravamiento de su trastorno psiquiátrico, episodios de pérdida de conciencia y caídas, así como una adicción al alcohol.
El tribunal, sin embargo, coincidió con el Juzgado de lo Social en que, aunque la trabajadora enfrenta varias limitaciones funcionales, estas no son suficientes para considerarla incapacitada de manera permanente para su labor. Se señaló que las dolencias físicas y mentales que sufre son compatibles con su trabajo de ayudante de cocina.
Respecto a los problemas derivados del consumo de alcohol y su estado psiquiátrico, el tribunal subrayó que la trabajadora ha mostrado una evolución positiva tras su tratamiento en Proyecto Hombre y sigue recibiendo atención ambulatoria. Aunque persisten síntomas como apatía y tristeza, el tribunal considera que no son lo suficientemente graves como para impedirle trabajar. Además, se concluyó que las exigencias mentales y físicas de su empleo son moderadas y que, en su estado actual, la trabajadora puede continuar desempeñando sus funciones laborales.