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Expertos penalistas ensalzan la figura de Manuel Marchena, el juez del ‘procés’, como presidente de la Sala Segunda del Supremo

Después de diez años, cesa en el cargo, aunque su sólido legado ha dejado una Sala cohesionada y unida pese a los retos jurídicos abordados

Manuel Marchena, un magistrado que ha elevado el prestigio del Supremo con el juicio del procés. (Imagen: Poder Judicial)

Luisja Sánchez

Periodista jurídico




Tiempo de lectura: 9 min

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Expertos penalistas ensalzan la figura de Manuel Marchena, el juez del ‘procés’, como presidente de la Sala Segunda del Supremo

Después de diez años, cesa en el cargo, aunque su sólido legado ha dejado una Sala cohesionada y unida pese a los retos jurídicos abordados

Manuel Marchena, un magistrado que ha elevado el prestigio del Supremo con el juicio del procés. (Imagen: Poder Judicial)



La comunidad jurídica coincide en ensalzar la labor del magistrado Manuel Marchena, presidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo (TS), ante los retos que ha tenido que afrontar en esta última década. Retos que van desde el juicio del procés, la amnistía o los choques con el gobierno de Pedro Sánchez.

Este jurista, amante de las buenas conversaciones y de fina ironía en sus intervenciones, canario de nacimiento y fiscal de formación, desembarcó en el Supremo en 2004 como fiscal de su sección penal, hasta que en 2007 fue nombrado magistrado de la Sala de lo Penal, entrando por el turno reservado para juristas de reconocida competencia. Trayectoria que, sumando cada uno de sus logros, le terminó convirtiendo así en uno de los magistrados más jóvenes en llegar al Alto Tribunal.



Concretamente, en 2014 llegó uno de los momentos claves de su carrera profesional al dar el salto a la Presidencia de Sala, puesto que cedía Juan Saaveda y que disputó con su entonces compañero y ahora presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, y con Miguel Colmenero, obteniendo cada uno de ellos doce, siete y un voto, respectivamente.



Destaca también su papel —en el año 2012— como presidente de Comisión para estudiar la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim). Una reforma que, como saben los lectores de Economist & Jurist, sigue sin concretarse después de tantos años.

Pero si algo marcó realmente toda su carrera profesional fue el juicio del procés, que sentó en los tribunales a los líderes independentistas por el referéndum ilegal en Catalunya del 1 de octubre de 2017. Un juicio que se celebró en la sede del Supremo y que fue un ejemplo de transparencia, con mas de 600 periodistas acreditados a lo largo de las 52 sesiones que se celebraron.

Al final, tras varios meses de deliberaciones, logró una sentencia por unanimidad de la Sala, firmando el fallo que el 14 de octubre de 2019 condenó a algunos de ellos a penas de hasta 13 años de cárcel e inhabilitación por delitos de sedición, malversación y desobediencia.

Frente a la Ley de Amnistía, Marchena mantuvo las tesis de no aplicarla. Los juristas consultados por este diario recuerdan el auto de 30 de septiembre del 2024, donde ratificó su decisión de no amnistiar el delito de malversación a los líderes del procés condenados porque la Ley excluyó el perdón cuando exista «un beneficio personal de carácter patrimonial».

Entre tantos premios, la abogacía valenciana le dio un galardón de reconocimiento a su carrera profesional. (Imagen: ICAV)

Ha marcado una época en el Supremo

Salvador Viada, fiscal del Tribunal Supremo, cree que este magistrado de la Sala de lo Penal ha ido ganando a medida que pasaban los años como presidente de esta Sala: “A lo largo de esta década se ha revelado como un jurista de gran categoría, fuera de lo normal. Le ha tocado vivir momentos clave con reformas del Código Penal y respuestas jurisprudenciales adecuadas”.

Desde su punto de vista, gestionó el juicio del procés, “el proceso judicial más importante que ha habido en nuestro país en estos últimos años desde el 23F, incluso puede que más importante que aquel golpe de Estado. Este ha sido el juicio clave”.

En su opinión, “no puede estar de acuerdo con el resultado, si hubo deserción o rebelión. La tramitación fue impecable, la dirección del proceso fue ejemplar, que la transparencia de la vista fue modélica hay que ponerlo en el haber de Marchena”.

Para este jurista, Marchena ha estado a la altura de Enrique Ruiz Vadillo, que fue presidente de la Sala Penal del Supremo en la década de los ochenta para luego —por Decreto 531/1994 de 7 de abril— terminar siendo nombrado magistrado del Tribunal Constitucional, con su incorporación a la jurisdicción constitucional, en su tarea de máximo intérprete de la Norma fundamental.

Viada, un fiscal que dice lo que piensa, confiesa al señalar que “ha superado todas las expectativas y se ha afianzado como presidente de la Sala Segunda durante estos diez últimos años”.

Asimismo, reconoce su trato estrecho en despachar asuntos de toda índole, pero se queda con una de sus últimas actuaciones: “el escrito asumiendo el recurso de suplica sobre el tema de la no aplicación de la amnistía a la malversación. En ese escrito, establece cuáles deben ser las pautas de interpretación de la ley excepcional como es la amnistía. Eso no lo dijo el fiscal general del Estado. Lo hizo Marchena. Es un ejemplo de cómo afrontar ciertos asuntos ante leyes excepcionales”.

Para Viada, en esa súplica que contesta a la Fiscalía General del Estado (FGE), Abogacía del Estado e imputados, cree que Marchena da una lección sobre cómo interpretar la amnistía. “Hay varias opciones in dubio pro reo que en caso de duda aplicaron la amnistía; pero él dice que es lo contrario, que como es una ley especial hay que mirarlo con cuidado y aplicarlo caso por caso para que nadie se quede dentro de la amnistía cuando no es aplicable”, subraya.

El juicio oral del procés demostró lo mejor de Marchena como presidente. (Imagen: TS)

Sobre esta cuestión, este jurista recuerda que el propio Marchena hablaba en ese auto de súplica de 30 de septiembre de este año de “in dubio pro estudio, hace un análisis importante en esta respuesta al recurso de las partes e indica por qué no cabe la malversación en la citada amnistía. Creo que fue muy acertado ese planteamiento”.

A su juicio, Manuel Marchena “además de ser un estudioso del Derecho, escribe con mucha claridad. Eso hace que sea muy didáctico. Ha marcado una forma de hacer las cosas en la Sala Segunda del Supremo. No ha marcado su gestión con la ideología en temas como el procés que se prestaban a ello. Ha conseguido mantener los equilibrios que se piden al Poder Judicial en este tipo de asuntos”.

Como presidente de la Sala Penal, Viada recuerda que ha gestionado a juristas de primer nivel: «Ahí estuvo Cándido Conde Pumpido desde 1995 hasta que en el 2017 se incorporó como magistrado en el Tribunal Constitucional antes de ser presidente en el 2023, junto con otros magistrados de primer nivel. Creo que ha mantenido la coherencia de la Sala sin demasiados problemas».

En cuanto al futuro de la Sala, este fiscal del Supremo señala que “ahora le sucede, de forma provisional, Martínez Arrieta, quien cuenta con una gran experiencia y solvencia a lo largo de estos años. No obstante, habrá que ver qué sucede en las próximas elecciones a la presidencia de esta Sala, pero de momento esta Sala Penal está en buenas manos”.

Un jurista de consenso

Por su parte, Bernardo del Rosal, catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Alicante, socio del área penal económico de Estudio Legal Constitución 23, y quien atesora una experiencia de cerca de cuarenta años en esta práctica, comenta que Marchena, “antes de que fuera tan conocido públicamente por el juicio del procés, los que nos dedicamos al penal sí que le conocíamos bien”.

Desde su punto de vista, “aparte de un buen jurista —como se ha visto en estos últimos años— y un buen magistrado, ha sido un hombre de un trato afable y cordial con el que daba gusto relacionarse. Se le ha tenido catalogado como un gran magistrado y como una persona cercana y con un gran sentido del humor. Cuando te lo encontrabas, siempre dedicaba un minuto para conversar contigo”.

A su juicio, “es un magistrado que ha contado con las simpatías de todo el mundo. Al mismo tiempo, hay que recordar que la historia le puso al frente del juicio del procés, un acontecimiento trascedente a nivel jurídico. No creo que haya habido un juicio más importante en los últimos años que este juicio del procés. La verdad es que lo llevo magistralmente, con una gran elegancia y mano izquierda encomiable, pese a ser una situación comprometida”.

El presidente de la Sala Penal, junto con José Manuel Maza, supo asentar la doctrina de la responsabilidad de las personas jurídicas. (Imagen: Ascom)

En opinión de Del Rosal, “sin desmerecer a los otros magistrados, creo que pocos como él podrían haber gestionado tan bien ese procedimiento, clave en la historia reciente de nuestro país. Fue un reto para él y los otros magistrados de la Sala, pero realmente lo afrontaron bastante bien, tal y como se ha podido ver en el tiempo que duró esta vista pública. Este asunto al final lo en lo que ha redundado es en dotar de más prestigio al Tribunal Supremo como institución”.

Para este penalista, “desde entonces —no digo para los juristas, sino para el público en general— esta institución goza de un gran prestigio. Hasta entonces la opinión publica no sabia realmente lo que era, y lo tenían como algo lejano y distante. A partir de ese momento la gente vio lo que era el Tribunal Supremo y quiénes lo componían. La verdad es que el juicio del procés ayudó a un mejor conocimiento general de la entidad”.

Otra cuestión que valora Bernardo del Rosal es su gestión de esa Sala Segunda, de la que Marchena ha sido presidente los últimos diez años desde que tomó posesión aquel 3 de noviembre del 2014: “Por lo que ha trascendido su labor de gestión de la Sala ha sido buscando el máximo consenso entre todos los integrantes y que no hubiera disensiones importantes ni enfrentamientos. Los magistrados con los que hablan te transmiten esa cualidad suya”.

Sobre el relevo más inmediato, el magistrado Andrés Martínez Arrieta, señala que “es un hombre pacífico y que cuenta con buen nombre dentro de todos los magistrados, pero no podrá estar mucho tiempo porque tiene ya sus años. Creo que ha intentado integrar en lugar de imponer en todas sus manifestaciones. Ese buen nombre o concepto que se tiene de Marchena, a nivel de abogacía, da la sensación que dentro de la carrera judicial se mantiene”.

El impulsor del compliance en España

Por su parte, Francisco Bonatti, secretario general de la Asociación Española de Compliance (Ascom), resalta de Manuel Marchena «en primer lugar, y por encima de cualquier otra consideración, destacaría su rigor profesional, su compromiso ético y su capacidad de liderazgo, claramente demostrada lo largo de toda su presidencia en la Sala Segunda, que ha coincidido con unos tiempos muy complejos para la historia de España».

«Pero, por razones obvias, si tengo que destacar alguno de los hitos relevantes en su importantísima labor como magistrado, no puedo dejar de mencionar su papel protagonista en la construcción de una Teoría del Delito propia para las personas jurídicas, de la que fue su más temprano y principal arquitecto junto con el malogrado José Manuel Maza», prosigue.

Marchena explicando en el Foro de Justicia del ICAM el impacto de la IA en la profesión jurídica. (Imagen: ICAM)

En este sentido, destaca tres decisiones clave en el Tribunal Supremo que no solo llevan su impronta, sino que han determinado el devenir del compliance en las empresas y organizaciones españolas.

En primer lugar, recuerda la sentencia 514/2015 de 2 de septiembre, «donde se recogen las 22 palabras para mi criterio más relevantes de toda la construcción doctrinal de la responsabilidad penal de la persona jurídica. Parece evidente que cualquier pronunciamiento condenatorio de las personas jurídicas habrá de estar basado en los principios irrenunciables que informan el derecho penal”.

Es segundo lugar, su decisión de elevar al Peno de la Sala Segunda del ‘Caso Transpinelo’, que nos brindó la primera sentencia sobre la responsabilidad penal de la persona jurídica, la ya famosa bisiesta de 29 de febrero de 2016 (154/2016) que tuvo como ponente a nuestro querido y llorado José Manuel Maza Martín y que ha sido crucial en la construcción de la teoría del delito corporativo de la persona jurídica, clarificando sus elementos típicos, especialmente el contenido de la culpabilidad propia de la persona jurídica y asentando las bases de su defensa procesal autónoma de la de las personas físicas investigadas.

Y como broche de oro, la tríada se cierra con su magnífica labor como ponente en la sentencia 221/2016, de 16 de marzo, que terminó de delimitar el delito corporativo de las personas jurídicas de forma brillante al establecer que nuestro sistema constitucional impide que el desafío probatorio del Fiscal se limite a probar el hecho cometido por la persona física, de modo que deberá acreditar además que ese delito cometido por la persona física y fundamento de su responsabilidad individual ha sido realidad por la concurrencia de un delito corporativo, por un defecto estructural en los mecanismos de prevención exigibles a toda persona jurídica a partir de la reforma de 2015.

Pero seguramente su aportación más brillante a la Teoría del Delito de la Persona Jurídica es la fórmula que recomienda en sus charlas para recordar fácilmente el número de la sentencia bisiesta que tuvo como ponente a su estimado José Manuel Maza (quien era un atlético militante): “Es fácil de recodarla, si suma sus dígitos: 1+5+4 dan 10, y si le añaden un 5 tiene exactamente el numero de copas de Europa que ha ganado el Real Madrid”.