Fernando Alonso Barahona, abogado: «Trump se ha sometido al mayor juicio por jurado de toda la historia de EEUU y el veredicto es su victoria»
Destaca que con Trump, "la cultura 'woke', ese pensamiento débil y único, ahora va a estar tocada de muerte"
Además de abogado, es escritor, con más de 40 libros publicados de gran variedad. (Imagen: E&J)
Fernando Alonso Barahona, abogado: «Trump se ha sometido al mayor juicio por jurado de toda la historia de EEUU y el veredicto es su victoria»
Destaca que con Trump, "la cultura 'woke', ese pensamiento débil y único, ahora va a estar tocada de muerte"
Además de abogado, es escritor, con más de 40 libros publicados de gran variedad. (Imagen: E&J)
Este miércoles se inicia el traspaso de poderes entre Joe Biden y Donald Trump. El abogado Fernando Alonso Barahona, con 40 años de ejercicio en la administración pública, analiza en esta entrevista en Economist & Jurist la victoria de Trump, y también el estado de la Justicia en España.
Economist & Jurist (E&J): ¿Qué supondrá la presidencia de Trump?
Fernando Alonso Barahona (F. A. B.): El primer núcleo va a ser el desmantelamiento del pensamiento woke con todas sus consecuencias: vuelta a los valores originales de Estados Unidos, libertad de expresión frente a la cultura de la cancelación, abandono del fanatismo climático, entre otras muchas que Trump ha ido desgranando durante toda la campaña.
En segundo término, va a alterar también la política internacional contemporánea. Él ya ha comunicado como primeras prioridades acabar con las guerras. La de Ucrania en primer lugar, y la más complicada, que es en Oriente Medio.
El tercer elemento es que va a detener la inmigración ilegal, promesa que ha provocado ese aumento de votos entre los hispanos, sobre todo. Habrá deportaciones de inmigrantes ilegales.
En cuarto lugar, se va a procurar bajar los impuestos y, seguramente, subir algunos de los aranceles para hacer que la industria americana crezca. America First es uno de sus lemas, con lo que ello supone de revitalización de la industria norteamericana y creación de empleo.
Trump ya dijo hace cuatro años: «Yo soy presidente de los Estados Unidos, no el emperador del mundo». Por lo tanto, va a acentuar que él tiene que defender en primer lugar los intereses de América, en definitiva volver a hacer América grande otra vez.
La clave en la obtención de ese voto de muchos trabajadores olvidados por las políticas woke es prestarles atención, hacerles de nuevo sentirse importantes (Wisconsin, Michigan, Pensilvania). Muchas personas se han visto abandonadas por las clases dirigentes, por las élites políticas. Trump les ha mirado a los ojos y les ha prometido defender sus intereses.
Y, por supuesto, va presentar un programa de gobierno audaz, con cambios en la política de Sanidad –ahí va a destacar Robert F. Kennedy Jr.–, algo que ya ha empezado a asustar a poderosas compañías farmacéuticas. Sin duda, se van a vivir vientos de cambio real. No una alternancia de poder, sino una auténtica alternativa.
E&J: James Nava también afirmó en una reciente entrevista en Economist & Jurist que «con Trump ganan la libertad de expresión y los derechos constitucionales y pierden la censura en la cultura woke». Coincide con él.
F. A. B.: Absolutamente. Y la cultura woke, ese pensamiento débil y único, ahora va a estar tocada de muerte. También lo afirmó Elon Musk, el dueño de X y uno de los hombres más ricos del mundo, cuando se involucró en esta campaña. Musk habló de la libertad, del Free speech.
Como ha quedado claro que los medios tradicionales, los grandes periódicos y las grandes cadenas, cada vez tienen menos influencia, ahora parecen querer entrar ya en las conciencias de las personas, en las redes sociales.
Donald Trump –hay que acentuarlo– apuesta por esas raíces de la civilización occidental, que, como decía Julián Marías, se basan en la herencia romana y griega fecundadas por el cristianismo. Esos son los valores occidentales y en el caso de Estados Unidos, de los padres fundadores. Y ése va a ser el núcleo, el volver a ser grandes de nuevo en el aspecto material y en el espiritual.
E&J: ¿Qué deparará la victoria de Trump en materia de Justicia?
F. A. B.: Va a suponer mucha más libertad de expresión. A pesar de que en medios convencionales parece que el enemigo de la libertad son los que han votado a Trump, es más bien al contrario: los que han traído y preconizan la cultura de la cancelación y los que quieren censurar las ideas son otros. Por tanto, esa libertad va a ser mucho más considerable.
«La elección de jueces en el Tribunal Supremo estadounidense bajo su mandato supondrá la defensa de la Justicia tal cual, y no la interpretación alternativa del Derecho»
También va a tener incidencia en el Tribunal Supremo. Los nueves jueces que componen su cúpula son cargos vitalicios, sólo dejan de serlo por muerte, renuncia o jubilación. Se prevén algunas jubilaciones y, al igual que sucedió al final de su anterior legislatura, va a proponer más jueces conservadores, lo que supondrá la defensa de la Justicia tal cual, y no la interpretación alternativa del Derecho, que es un debate jurídico que se daba en Estados Unidos cuando esos jueces o juristas progresistas quieren cambiar la realidad con sentencias que pueden ir al margen o interpretarla.
Los jueces conservadores son más racionales, son los que sostienen que si la ley hay que cambiarla, que se cambie, pero que las leyes tal y como están no hay que interpretarlas de una manera revolucionaria, progresista o conservadora, sino con una interpretación literal de lo que el legislador ha querido. Si el legislador lo quiere cambiar, que se cambie en el Congreso y el Senado, pero no a través de los jueces. Eso es muy importante y saldrá reforzado.
E&J: ¿Qué conclusiones saca de estas elecciones?
F. A. B.: Las elecciones norteamericanas tienen una conclusión extremadamente importante: la importancia de la opinión de la gente, de la mayoría silenciosa –de la que ya se hablaba a finales de los años 60–, y la aplicación de un nuevo concepto político, que es la realidad. Es decir, lejos de esas ideologías que todo lo pueden pervertir, que pueden crear mundos ilusos que no existen en esa realidad.
En Europa, muchos analistas y periodistas se obstinan en ignorarlo. Incluso, el resultado de las elecciones quieren explicarlo diciendo que se ha votado principalmente en contra de una persona, pero eso no es cierto.
Es verdad que la gestión de Joe Biden tiene muchos efectos negativos y la valoración es negativa en muchas encuestas diarias, y es cierto que Kamala Harris también era poco conocida, porque ha estado oculta todos estos años y tampoco tenía una personalidad propia. Lo peor ha sido que al desvelarla ha quedado muy clara su mediocridad.
«A pesar de que en medios convencionales parece que el enemigo de la libertad son los que han votado a Trump, es más bien al contrario: los que han traído y preconizan la cultura de la cancelación y los que quieren censurar las ideas son otros»
Volviendo a Trump, el hecho de que una persona que ha sido presidente cuatro años, que ha sido perseguido, condenado en unos juicios, que eso sí que es un lawfare y no lo que hay en España, y ha sido acusado con injusticia docenas de veces, que tiene en contra a los medios de comunicación tradicionales, no a las redes sociales, y haya conseguido una victoria tan arrolladora significa que ha conectado con la gente, con la esperanza que tienen muchísimas personas a las que han decepcionado los políticos tradicionales.
Juan Manuel de Prada, en un reciente artículo, ha destacado una razón «muy poderosa» que, a su juicio, explica la apoteosis trumpista y que define como «prescripción a la inversa’ que los medios sistémicos de cretinización de masas ejercen sobre una creciente porción de la población».
De Prada destaca que «cada vez hay más gente harta de medios de comunicación serviles que tratan de imponernos una agenda mefítica» y considera que «muchos millones de votos cosechados por Trump obedecen a esta ‘prescripción a la inversa’ de los medios sistémicos de cretinización de masas, empeñados en la demonización grosera del candidato republicano».
E&J: Trump todavía se enfrenta a cargos federales y estatales después de ganar la presidencia de EE UU. ¿Qué sucederá ahora?
F. A. B.: Ya hemos escuchado a uno de los jueces competentes que se propone archivar el procedimiento, puesto que ahora la situación ha cambiado: ahora Trump es el presidente electo y tomará posesión el 20 de enero.
En un reportaje de Real Clear Politics, se dice que es el mayor juicio por jurado de toda la historia de EEUU, y estoy de acuerdo. En un país como EEUU, donde el juicio por jurado es muy importante, porque muchísimos casos son por jurado, Trump se ha sometido a toda la nación y ha obtenido más de 75 millones de votos. Y ahí está el veredicto popular.
E&J: ¿Qué balance hace de la gestión que tuvo Trump durante su mandato?
F. A. B.: La política económica fue muy brillante, tan sólo se vio ensombrecida por el Covid. Por eso, ahora ese llamamiento al miedo que existía en 2016 cuando Hillary Clinton era su rival, ya no ha sido eficaz.
E&J: ¿En España también sufrimos la cultura de la cancelación?
F. A. B.: Por supuesto. En España, hay una censura mucho peor. Mientras no rompas determinados ámbitos o tengas una audiencia muy reducida, puedes hacer lo que quieras, pero como intentes ir un poquito más allá es cuando te cancelan.
E&J: ¿Cree que hay miedo a celebrar la victoria de Trump públicamente?
F. A. B.: Sí. Por eso, algunos analistas y políticos han mostrado equidistancia, cuando claramente tendrían que haber estado del lado de la libertad. También hay otros que, para no confesarlo, hacen hincapié en que la otra candidata era muy mala, lo que es verdad, pero no explica el entusiasmo generado por Trump, quien ha despertado otra vez la ilusión.
Lo suyo es luchar y levantarse –incluso cuando fue víctima del atentado–, no arrojar nunca la toalla, puro espíritu de los pioneros.
Por supuesto, que hay cierto miedo a oponerse a ese establishment, a ese pensamiento único, pero Trump ha roto ese miedo. Creo que va a cambiar Estados Unidos realmente. Es un hombre de 78 años que se encuentra perfectamente, que tiene valor, decisión y experiencia –lo que no tenía en 2016–. Además, Trump sólo puede estar cuatro años, por lo que aunque él quiera perpetuar su movimiento, ya no tiene que buscar su reelección.
«Vamos a vivir cuatro años de cambio, de derrota de la corrección política y del pensamiento progre-izquierdista»
Ahora, después de la experiencia de la primera Presidencia, de sus fallos, el camino va a ser mucho más apasionante. Erizado de dificultades, sin duda, pero Trump posee liderazgo y carisma. Es un buen síntoma para la esperanza.
Tiene una oportunidad única y es consciente de ello, mucho más después del atentado. En una declaración muy emotiva señaló que Dios ha expandido su vida y tiene que aprovecharlo. Vamos a vivir cuatro años de cambio, de derrota de la corrección política y del pensamiento progre-izquierdista.
E&J: ¿Qué balance hace del Estado de Derecho en España?
F. A. B.: El Estado de Derecho en España se ve sacudido por la excesiva intervención del Poder Ejecutivo en el Poder Legislativo, y sobre todo en el Poder Judicial. Esa batalla, ese enfrentamiento con la Justicia independiente, es extremadamente preocupante.
Todavía existe un Estado de Derecho porque hay muchos jueces –la inmensa mayoría– que lo mantienen, pero si nos cargamos esa independencia, el Estado de Derecho está en peligro.
Y si se hacen leyes posiblemente inconstitucionales, como la Ley de Amnistía, leyes peligrosas que van cercenando las libertades, leyes que van contra el sentido común y contra la naturaleza humana, también se está perjudicando, porque por un lado está el Estado de Derecho, pero por otro están los valores permanentes.
Estamos ante una situación preocupante porque sin tribunales independientes y ocupando todos los poderes, es una dictadura encubierta.
«En España. el Estado de Derecho se ve sacudido por la excesiva intervención del Poder Ejecutivo en el Poder Legislativo, y sobre todo en el Poder Judicial»
E&J: ¿Qué opina del Tribunal Constitucional? La semana pasada, Conde-Pumpido dijo que defiende el Estado de Derecho y la división de poderes como pilares fundamentales que sostienen nuestra democracia.
F. A. B.: El Tribunal Constitucional, cuando yo estudiaba Derecho –por los años 80– era un órgano que podía ser discutible y había catedráticos y profesores que señalaban que podía perfectamente existir dentro del Tribunal Supremo una Sala de lo Constitucional, que no era necesario un tribunal especial que no pertenece al Poder Judicial. Pumpido no es coherente con sus palabras, los hechos le desmienten.
El Constitucional actualmente parece querer enmendar al Supremo, eso sí que es suicida porque no es un Tribunal de Apelación del Alto Tribunal. Y la erosión de su prestigio es un lastre para el Estado de Derecho.
«El Constitucional actualmente parece querer enmendar al Supremo, eso es suicida, y la erosión de su prestigio es un lastre para el Estado de Derecho»
E&J: Por primera vez en la historia tenemos a un fiscal general del Estado con la condición de investigado en un proceso penal. ¿Esto es perjudicial para quienes dudan de la independencia e imparcialidad de nuestros fiscales?
F. A. B.: Absolutamente, además de una cuestión de estética y de ética. Puede ser declarado inocente, pero hay determinados puestos que tienen un revestimiento especial. Además, quien le investiga es el Tribunal Supremo, no un particular que ha presentado una denuncia, no es un juzgado que a lo mejor se ha podido volver loco, porque jueces locos hay en todos lados, también en Estados Unidos.
El garante de la Justicia, el perseguidor del delito no puede estar investigado por el Tribunal Supremo. García-Ortiz debería dimitir. Merece la pena que por limpieza democrática se produjera esa dimisión.
Este abogado sostiene que «el fiscal general del Estado debería dimitir: El perseguidor del delito no puede estar investigado por el Tribunal Supremo»
E&J: ¿España también necesita un cambio?
F. A. B.: Sí. Un cambio que se percibe en países de Europa y de América. Lo hemos visto en Argentina (Milei) y El Salvador (Bukele), en Hungría, en Italia y en buena medida en Francia. Los tiempos han cambiado, pueden existir alternativas diferentes que escapen del globalismo, de la Agenda 2030 y que recuperen la esencia de la historia, de nuestras raíces.
España necesita esa esperanza que Donald Trump ha sido capaz de impulsar. Nuestra nación necesita volver a recuperar su esencia, su unidad, ese proyecto sugestivo de vida en común que enseñaba Ortega y Gasset. Es fundamental recuperar la unidad y la ilusión para conseguir la prosperidad.