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Guadalupe Sánchez, abogada y escritora: «Con la Ley de Amnistía hemos pasado de una democracia a una ‘dictablanda'»

Esta jurista, autora del libro 'Populismo punitivo', critica en 'Economist & Jurist' la Ley de Igualdad y la de la Amnistía, para ella populistas

Guadalupe Sánchez, autora del libro 'Populismo punitivo'. (Imagen: E&J)

Sara Zarzoso

Redacción E&J




Tiempo de lectura: 3 min

Publicado




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Guadalupe Sánchez, abogada y escritora: «Con la Ley de Amnistía hemos pasado de una democracia a una ‘dictablanda'»

Esta jurista, autora del libro 'Populismo punitivo', critica en 'Economist & Jurist' la Ley de Igualdad y la de la Amnistía, para ella populistas

Guadalupe Sánchez, autora del libro 'Populismo punitivo'. (Imagen: E&J)



«El populismo punitivo es el arte de evitar que el Código Penal comprometa a tus sesgos ideológicos y poner el Código Penal al servicio de esos sesgos», ha declarado Guadalupe Sánchez Baena, abogada y escritora, en una esclarecedora entrevista en el plató de Economist & Jurist. Guadalupe, conocida por su aguda visión crítica, ha desglosado este concepto asociándolo a ejemplos de la actualidad.



«El populismo, en términos generales, se define como la propuesta de soluciones simples para problemas complejos», ha explicado. En el ámbito penal, según ella, se materializa a través de la identificación de enemigos abstractos para justificar políticas. «El populismo al final lo que hace es identificar un enemigo que la mayoría de las veces no es más que un hombre de paja», ha señalado. Este enemigo ficticio legitima políticas que no resuelven problemas reales, sino aquellos creados por los propios discursos populistas.

Preguntada por el aspecto más jurídico del término, Sánchez ha subrayado la peligrosa utilización del ius puniendi por los populistas. «Alguien que aspire al poder absoluto evidentemente aspira a controlar el Código Penal», ha afirmado, explicando que en un sistema democrático, los populistas buscan la legitimación popular para derribar los contrapesos y acceder al poder absoluto, utilizando el Código Penal para cuestionar las bases del derecho penal moderno.



En este sentido, ha criticado que «el derecho penal del acto se ha transformado en un derecho penal de autor», refiriéndose a cómo se penalizan cualidades biológicas del sujeto más que sus acciones. «Esto empezó en la Unión Soviética con la diferencia entre ricos y pobres, lo sublimaron los nazis. Y ahora tenemos una cosa muy curiosa, que es el derecho penal de autor desde el punto de vista del feminismo», ha comentado, aludiendo a la Ley de Violencia de Género que, según ella, penaliza desproporcionadamente a los hombres.



Guadalupe Sánchez, abogada y escritora, junto a Pablo Capel, director general de Economist & Jurist Group. (Imagen: E&J)

De la Ley de Violencia de Género a la Ley de Amnistía

Sobre la Ley de Violencia de Género, Sánchez ha expresado su desacuerdo con la sentencia del Tribunal Constitucional que la declaró constitucional. «Para mí eso es profundamente antidemocrático porque supone una quiebra del principio de legalidad», ha argumentado, enfatizando que la ley rompe con el principio de igualdad ante la ley: «Hay delitos que sólo pueden cometer los hombres y de los que sólo pueden ser víctimas las mujeres».

La entrevista también ha abordado la Ley del Solo Sí es Sí, considerada por Guadalupe como un ejemplo reciente y flagrante de populismo punitivo. «Nuestro legislador descubrió que cuando una ley rebaja una pena, eso tiene carácter retroactivo y que se pueden beneficiar violadores ya condenados», ha explicado, puntualizando que —aunque esta Ley se aprobó con la intención de proteger a las mujeres— ha terminado rebajando las condenas de muchos violadores, lo cual para ella es todo un despropósito.

En este contexto, se ha mostrado firmemente crítica con el actual Legislativo, sobre todo desde que se aprobaron los indultos y, ahora, la reciente Ley de Amnistía. «Cuando se apruebe la Amnistía, España pasará de ser una democracia a una ‘dictablanda’«, ha afirmado con vehemencia.

Finalmente, ha compartido su experiencia profesional y las presiones recibidas en casos de alta notoriedad, como el de Rafael Marcos, a quien defendió tras ser difamado por la ministra de Igualdad, Irene Montero. A pesar de las dificultades, ha destacado la importancia de la integridad y la defensa del honor de sus clientes. «Los políticos no pueden difamar a sus administrados», ha subrayado.

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