Perdonada una deuda de 1,5 millones de euros provocada por los avales solidarios firmados en la creación de una empresa
Era socio con un 5 % de participaciones, pero se le exigía la totalidad, igual que a su hijo, a quien ya se le exoneró hace unos meses
(Imagen: E&J)
Perdonada una deuda de 1,5 millones de euros provocada por los avales solidarios firmados en la creación de una empresa
Era socio con un 5 % de participaciones, pero se le exigía la totalidad, igual que a su hijo, a quien ya se le exoneró hace unos meses
(Imagen: E&J)
El Juzgado Mercantil número 1 de Santander ha perdonado una deuda de 1.502.618,12 euros a un vecino de Laredo inmerso en una situación de insolvencia desde 2020 a raíz de de los avales solidarios firmados cuando se constituyó la empresa del sector textil de la que era socio con un 5% de participaciones.
El juez lo ha exonerado del pasivo insatisfecho al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad. Un caso que ha llevado Bergadà Abogados, despacho especializado en Derecho concursal, que el año pasado ya logró que a su hijo se le perdonara una deuda de 1.489.566,89 euros, ya que también era socio con otro 5% de la mercantil.
El caso
Los hechos se remontan a noviembre de 2018, cuando después de años trabajando como comercial para una importante firma de moda, junto a cinco compañeros de trabajo, entre ellos su hijo, decidieron constituir una empresa dedicada al mismo sector. «Uno de los motivos fue que cada vez nos exigían mayores ventas con clientes que no podían comprar más, pero el detonante fue que en nos querían hacer firmar un documento donde se decía que si no aumentábamos las ventas nos podían despedir por falta grave, así que tomamos la decisión en bloque de irnos», explica.
A las pocas semanas, este hombre, junto a su hijo y cuatro personas, se reunieron y tomaron la crear la citada empresa. «Yo tenía un dinero ahorrado y decidí invertirlo, ya que tenía una confianza ciega en una de las personas con la que la íbamos a constituir y que fue quien nos lo propuso al resto, ya que controlábamos muy bien el sector textil. Tenía un 5% de las participaciones y firmamos avales con entidades bancarias. Cuando se constituyó todo fuimos a un notario de Ponferrada, amigo de dicha persona, y debido a esa confianza no nos leímos que lo que estábamos firmando eran avales solidarios, por lo que en caso de quiebra habría que tendría que asumir toda la deuda pese a las pocas participaciones que tenía. Ese fue mi gran error», señala.
La abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, destaca que «hay que tener mucho cuidado con los avales y se tiene que leer siempre la letra pequeña de los contratos». «Si no, en el futuro pueden suceder cosas como las que pasaron a estos nuestros clientes, que se acabaron arrastrando durante años», apunta.
Avales solidarios
«Durante los primeros meses todo iba bien, facturamos más de 3 millones de euros, tenía seis tiendas repartidas por toda España, unos 70 trabajadores y clientes en Bélgica y Francia, entre otros países», explica. «No obstante, todo cambió con la pandemia, cuando el socio que tenía más participaciones nos dijo al resto que firmáramos otro préstamo. Le exigimos ver las cuentas y se negó», añade.
Así, en julio de 2020 el hombre, junto a su hijo y otros tres socios tomaron la decisión de salirse de la empresa, «pero ya era tarde, porque había una deuda de un millón y medio de euros», que se les empezó a exigir a todos por igual, independientemente de las participaciones que tuvieran, ya que habían firmado unos avales solidarios.
«Le pedí asesoramiento a un allegado mío y me habló de la Ley de la Segunda Oportunidad. Me habló de Marta Bergadà y no me lo pensé dos veces. Aquel mismo mes me puse en contacto con ella», indica.
El empresario aportó toda la documentación relativa a su caso y, rápidamente, vieron en el despacho que se trataba de un deudor de buena fe. «No obstante, dadas las circunstancias también supimos desde el primer momento que éste iba a ser un procedimiento largo debido a su complejidad, por lo que nos ha tocado pelear muy duro durante mucho tiempo», señala su abogada.
Acoso de los bancos
A su vez, también «empezaron cuatro años de auténtica pesadilla», expresa el afectado. «Las entidades bancarias me llamaban los sietes días de la semana y a cualquier hora, incluso por la noche y los fines de semana. Aunque bloqueara los números de teléfono desconocidos no podía hacer nada, ya que llamaban desde otros. Tampoco podía tener nada a mi nombre», indica el protagonista de esta historia.
El mismo día que se cumplían 25 años pagando su casa, fue embargada. «Lo perdí todo. Fue muy duro», afirma.
La buena noticia llegó recientemente, cuando el juez del Juzgado Mercantil número 1 de Santander emitía el correspondiente auto mediante el cual le personaba al vecino de Laredo una deuda de 1.502.618,12 euros. «El momento de la llamada de Bergadà Abogados supuso una alegría inmersa. Estuve unos 10 segundos sin poder hablar de la emoción, ya que han sido muchos años de sufrimiento. No podía hacer nada e, incluso, en algún momento llegué a pensar en el suicido, pero ahora he vuelto a recuperar mi libertad. Además, hacía poco que había cumplido los 59 años y éste fue el mejor regalo que podía tener», manifiesta.
Por ello, «el futuro se presenta totalmente diferente». «Sigo trabajando de comercial y ahora me voy a poder plantear hacer nuevos proyectos, aunque sin complicaciones ni socios, y siempre leyendo la letra pequeña de lo que firme», afirma.
Por su parte, Marta Bergadà insiste en que «los avales solidarios se pueden convertir en un auténtico calvario cuando aparecen las deudas. Hay que tener claro todo lo que se firma y las consecuencias que puede tener en caso de todo vaya mal». «Por este motivo, un buen asesoramiento es fundamental siempre. Además, la Ley de la Segunda Oportunidad es la mejor herramienta para que todos aquellos deudores de buena fe que lo están pasando mal pasen página y olviden todas las pesadillas provocadas por las deudas que arrastran desde hace años», concluye.