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Actualidad

La belleza o simpatía del delincuente no deben condicionar la respuesta penal

"Combatir el efecto halo es esencial para garantizar la equidad"

Amber Heard en el juicios contra Johnny Deep. (Imagen: BBC)

Diego Fierro Rodríguez

Letrado de la Administración de Justicia




Tiempo de lectura: 4 min

Publicado




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La belleza o simpatía del delincuente no deben condicionar la respuesta penal

"Combatir el efecto halo es esencial para garantizar la equidad"

Amber Heard en el juicios contra Johnny Deep. (Imagen: BBC)



El «efecto halo» es un fenómeno psicológico que ha demostrado influir significativamente en la percepción y el juicio que la opinión pública puede formar sobre una persona, incluso en situaciones legales y judiciales particularmente delicadas. Un caso que ilustra esta dinámica es el de Daniel Sancho, quien confesó haber cometido el asesinato y descuartizamiento de Edwin Arrieta en Tailandia. Resulta desconcertante observar cómo, a pesar de la gravedad de su confesión, ciertos sectores de la opinión pública parecen mostrar una cierta benevolencia hacia él, lo que podría ser una manifestación directa del «efecto halo».

El comportamiento de muchos profesionales de medios de comunicación al tratar a Sancho de manera inusualmente indulgente a pesar de su confesión de semejante atrocidad suscita debates. Este comportamiento podría ser en parte explicado por el «efecto halo», donde una característica o impresión inicial positiva puede influir en cómo se percibe a una persona en su totalidad, incluso en circunstancias graves.



El «efecto halo» se manifiesta como un sesgo cognitivo que distorsiona la interpretación de la realidad basándose en una primera impresión positiva. Este efecto puede ser potenciado por características destacadas, como la apariencia física o un comportamiento inicial amigable. Francisco Torreblanca, profesor del ESIC y consultor en estrategia e innovación, explica que las primeras impresiones tienden a ser influyentes y, a menudo, difíciles de modificar. Esta predisposición a formar juicios rápidos basados en una única característica genera una tendencia a la aceptación o el rechazo, según sea el caso.



En el caso de Daniel Sancho, el impacto del «efecto halo» es evidente en la opinión pública, especialmente en las redes sociales. Su apariencia física ha generado comentarios positivos, eclipsando en parte la gravedad de sus acciones. Esto destaca cómo un atributo sobresaliente puede distorsionar la percepción general y llevar a una benevolencia indebida, incluso en el contexto de un crimen atroz. El «efecto halo» puede llevar a la minimización de los aspectos negativos y a una percepción más suave de la culpabilidad, lo que plantea serias preocupaciones en términos de justicia y equidad.

Es crucial comprender que, lamentablemente, el «efecto halo» puede tener un impacto significativo en los procesos legales y en la percepción pública de los casos judiciales. En el caso de Daniel Sancho, se debe priorizar una evaluación justa y equitativa basada en pruebas sólidas y análisis imparciales. La influencia del «efecto halo» no debe comprometer la búsqueda de la verdad y la aplicación de la justicia en su máxima expresión. Evitar que un atributo único distorsione la percepción total es esencial para garantizar que las decisiones se tomen de manera objetiva y justa.



El sistema legal y, en particular, el Derecho Penal, desempeñan un papel fundamental en la sociedad al sancionar comportamientos que atentan contra bienes jurídicos esenciales. La justicia penal busca asegurar la convivencia pacífica y proteger los valores fundamentales de una sociedad, independientemente de la belleza o simpatía de una persona involucrada en el proceso judicial.

El principio básico del Derecho Penal es la protección de bienes jurídicos. Los bienes jurídicos son intereses, derechos y valores fundamentales que la sociedad considera cruciales para su funcionamiento adecuado. Estos pueden abarcar desde la vida, la libertad y la propiedad hasta la dignidad humana, la seguridad pública y la integridad personal. El sistema penal se establece para salvaguardar estos bienes y para disuadir y sancionar cualquier comportamiento que los amenace o dañe.

Es importante destacar que el sistema de justicia penal está diseñado para ser imparcial y objetivo. La belleza o simpatía de una persona no debe influir en la aplicación de la ley. La culpabilidad y la responsabilidad deben determinarse en función de pruebas, hechos y circunstancias concretas, y no en función de características superficiales o subjetivas. Este principio es esencial para garantizar la igualdad ante la ley y prevenir la discriminación o el trato preferencial.

La imparcialidad del sistema penal se basa en el principio de igualdad y en la premisa de que todas las personas, sin importar su apariencia o personalidad, deben ser tratadas de manera justa y equitativa. El hecho de que una persona sea considerada bella o simpática no puede eximirla de responsabilidad si ha cometido un delito que atenta contra un bien jurídico esencial. De igual manera, una persona que no cumple con ciertos estándares de belleza o que no es considerada simpática no debería enfrentar un trato más severo si se demuestra su inocencia.

El sistema penal se basa en la búsqueda de la verdad, la justicia y la protección de la sociedad. El enfoque se centra en evaluar si un comportamiento ha lesionado o puesto en grave peligro bienes jurídicos esenciales y en determinar la responsabilidad del individuo involucrado. Las pruebas, los testimonios y los análisis objetivos son fundamentales para establecer la culpabilidad o la inocencia, y estos aspectos deben ser independientes de la belleza, la simpatía u otras cualidades personales, no debiendo perjudicarse por criterios superficiales a los feos y a los antipáticos.

En definitiva, el «efecto halo» puede tener un impacto significativo en cómo se perciben y tratan casos judiciales y personas involucradas en situaciones legales. El caso de Daniel Sancho, quien confesó el asesinato de Edwin Arrieta, demuestra cómo las primeras impresiones positivas pueden distorsionar la percepción de la culpabilidad y llevar a un trato benevolente. Es imperativo que la justicia prevalezca a través de evaluaciones imparciales y decisiones basadas en pruebas sólidas, evitando que el «efecto halo» comprometa la equidad y la rendición de cuentas en situaciones legales críticas.

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