La fragilidad de los consumidores españoles: un 24,5% afirma no tener capacidad de ahorro
UCI denuncia esta situación y cómo muchas familias acaban en préstamos rápidos o tarjetas 'revolving'
Los gastos excesivos hacen que uno de cada cuatro consumidores no consiga ahorrar, según datos de UCI. (Imagen: E&J)
La fragilidad de los consumidores españoles: un 24,5% afirma no tener capacidad de ahorro
UCI denuncia esta situación y cómo muchas familias acaban en préstamos rápidos o tarjetas 'revolving'
Los gastos excesivos hacen que uno de cada cuatro consumidores no consiga ahorrar, según datos de UCI. (Imagen: E&J)
El regreso de las vacaciones de verano y el inicio del curso escolar hace que estas semanas sean uno de los momentos del año con mayor nivel de gasto para los hogares.
En este contexto, el 24,5% de los españoles afirma no tener capacidad de ahorro a final de mes, según un estudio realizado por UCI, Unión de Créditos Inmobiliarios, entidad especialista en financiación sostenible de la vivienda, que analiza la capacidad de ahorro de los ciudadanos, así como sus preocupaciones y buenas prácticas.
A pesar de que los gastos domésticos representan una parte importante del presupuesto de los hogares en España, el 75,5% asegura conseguir ahorrar parte de sus ingresos mensuales, cifra que se mantiene prácticamente igual que el pasado año, cuando el porcentaje era del 75,3%.
Porcentaje de españoles que declaran ahorrar a final de mes por CCAA
En relación con la proporción de ingresos que los españoles son capaces de ahorrar al mes, la cifra mejora en el último año hasta alcanzar el 17,8%, 5 puntos porcentuales más que en 2023, lo que representa 342,6 euros/mensuales, tomando como referencia el salario medio en España de 1.925 euros, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE)*.
Por comunidades autónomas, Euskadi (23,5%), Castilla-La Mancha (20,9%) y Aragón (20%) son las regiones que afirman registrar una mayor tasa de ahorro mensual. Por el contrario, canarios (13,8%), extremeños (15,45%) y cántabros (15,7%) son los españoles que menos cantidad de sus ingresos pueden destinar al ahorro. Asimismo, los hombres tienden a ahorrar más que las mujeres al mes, logrando un 18,7% y un 16,8%, respectivamente.
Tasa de ahorro de los hogares por CCAA
Pese a que se identifica una ligera reducción de las preocupaciones de los españoles con relación a los gastos frente al estudio del año pasado —posiblemente por la disminución de la inflación y la bajada de los precios de la energía—, la cesta de la compra se sitúa a la cabeza (7,47). Le siguen la factura de la luz con un 6,88, la factura del agua con un 5,67, otros gastos con un 5,28 y la factura del gas con un 5,14. Mientras, las cuotas de la hipoteca o los gastos de la comunidad se posicionan a la cola de las preocupaciones de los gastos domésticos.
En un contexto económico donde los costes de la vivienda y los gastos domésticos representan una carga significativa para los hogares, es alentador ver que un 75,5% de los españoles afirme ahorrar parte de sus ingresos cada mes. Sin embargo, «no podemos ignorar que casi un cuarto de la población aún no tiene capacidad de ahorro, lo que subraya la necesidad de poner en valor la importancia de la educación financiera y de impulsar la concienciación sobre la rehabilitación como una vía para reducir el gasto energético en las viviendas», explica Catia Alves, directora de Sostenibilidad en UCI.
*Para elaborar el cálculo se han tomado como referencia los datos de la Encuesta de Estructura Salarial publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) (datos de 2022 —últimos datos publicados en junio de 2024—), donde el salario medio anual fue de 26.948,87 euros por trabajador y de 1.924,92€ distribuido en 14 pagas.
Una situación alarmante
Por su parte, Almudena Velázquez, abogada de Elcano Asesores y miembro de la Red Abafi, destaca que “el Informe UCI pone negro sobre blanco una realidad social alarmante: que una cuarta parte de los españoles no pueden ahorrar, aun teniendo trabajo, viéndose obligados a ‘vivir al día’, como se dice comúnmente”.
“El informe es un indicativo preocupante de la fragilidad financiera en la que se encuentra una parte significativa de la población. Este dato no solo pone de manifiesto la precariedad económica de muchos hogares, sino que también advierte sobre las graves consecuencias que esta situación puede acarrear en términos de sobreendeudamiento, exclusión social y la posibilidad de una nueva crisis económica similar a la de 2008 en España”, comenta.
Almudena indica que “el hecho de que un cuarto de la población no pueda ahorrar implica que estos ciudadanos están más expuestos a recurrir a los créditos rápidos y ‘fáciles’ para hacer frente a gastos imprevistos o para intentar mantener su nivel de vida. Entrando en un círculo vicioso de sobreendeudamiento, se ven obligados a adquirir deudas cada vez mayores para cubrir necesidades básicas, aumentando su vulnerabilidad ante cambios en las condiciones económicas, como el aumento de los tipos de interés o la pérdida de empleo”.
Esta experta revela que “microcréditos con más de un 50% de interés, tarjetas revolving donde nunca se acaba de pagar bajo el señuelo de cuotas mensuales muy accesibles, o, como últimamente se está detectando, préstamos que exigen la entrega del vehículo y cuya devolución se instrumentaliza a través de un contrato de alquiler para seguir utilizándolo, y que suponen más de un 150% de interés, se convierten en una trampa para quienes no ven otra salida que su contratación para pagar la vuelta al colegio, la hipoteca o la compra semanal”.
Desde su punto de vista, “además, la incapacidad de ahorrar es un fuerte predictor de exclusión social. Aquellos que no logran ahorrar están en mayor riesgo de caer en la pobreza, especialmente si enfrentan situaciones inesperadas como enfermedades, accidentes o desempleo”.
A su juicio, “la falta de un colchón financiero disminuye la capacidad de estos hogares para invertir en educación, salud o vivienda, lo que perpetúa y agrava las desigualdades sociales, algo que ya se está detectando en la paulatina desaparición de la clase media”.
Esta abogada destaca que «quienes vivimos la crisis económica de 2008 vemos en este informe grandes similitudes con la situación previa a dicha crisis en España: durante esa crisis, la incapacidad de los hogares para pagar sus deudas fue uno de los factores que contribuyeron al colapso financiero. Si una parte significativa de la población no puede ahorrar y, por añadidura, depende en exceso del crédito, la economía en su conjunto se vuelve más frágil».
“Cualquier choque externo, como un aumento en los tipos de interés, el aumento de precios de bienes de primera necesidad o una recesión económica, podría desencadenar una nueva oleada de impagos, afectando no solo a los hogares endeudados, sino también a todo el sistema financiero”, advierte.
En su opinión, “el informe de la UCI debe ser visto como una advertencia urgente sobre la necesidad de políticas económicas que fomenten el ahorro y reduzcan la dependencia del crédito entre la población”.
“Y el fomento del ahorro no se consigue cuando precisamente lo que se hace es castigarlo fiscalmente o se llevan a cabo políticas que, aunque pudieran considerarse en principio bienintencionadas, como la regulación actual de los arrendamientos, producen el efecto contrario al buscado, excluyendo el acceso al alquiler de buena parte de los españoles”, señala.
Para esta jurista, “un examen riguroso, con la participación de todos los operadores económicos (incluyendo los destinatarios finales de los bienes y servicios) de los precios, es también necesario para evitar la subida incontrolada de los mismos; y, por supuesto, la educación financiera para la población es esencial”.
“Se habla del lenguaje ininteligible de los médicos, abogados o informáticos, pero que a día de hoy la mayor parte de los españoles no comprendan un contrato de préstamo o un crédito (que siguen confundiendo, por otra parte), ignoren las consecuencias de avalar una operación o hablen de depósitos a plazo fijo cuando lo que se les vende son inversiones de alto riesgo, les (nos) hace vulnerables económicamente”, indica.
Datos preocupantes
Para Miguel Ángel Ruiz, presidente de la Asociación Española de Consumidores (Asecon), “efectivamente, los consumidores españoles tienen muy limitada la capacidad de ahorro, ya que muchos de ellos nos trasladan que es prácticamente imposible ahorrar y, es más, estamos ante una situación de aumento del número de ciudadanos que se puede considerar en riesgo de vulnerabilidad”.
“Así, las diferentes variables económicas a las que se están enfrentando los consumidores han conllevado que sea prácticamente imposible ahorrar, aun a pesar de haber subido los salarios”, comenta. En su opinión, “en consecuencia, los sueldos han subido, pero no en la misma proporción que otras variables que complican enormemente la economía de los consumidores”.
A este respecto, advierte del problema de la vivienda: “Hablo en concreto del incremento notable que ha tenido el coste de la vivienda, no solo en el capítulo de precio para la compraventa o el endurecimiento de las condiciones económicas de los hipotecados, sino también en cuanto al precio del alquiler, que es prácticamente una misión imposible para muchos consumidores hoy en día, especialmente para los jóvenes o quienes tienen que desplazarse para trabajar a otras provincias”.
También indica que “el incremento de los precios en la cesta de la compra ha conllevado un indudable menor poder adquisitivo de los consumidores. Ahora se destina muchísimo más dinero a la compra de alimentos, y ello también ha incidido en la capacidad de ahorro de los consumidores”.
Pero también nos encontramos con otras cuestiones que han implicado una merma de esa capacidad de ahorro, “como lo son el elevado precio de los suministros, con subidas importantes tanto de electricidad, gas o agua, o de los carburantes, que, aun teniendo una situación mejor que hace un año, el precio de repostar se ha quedado prácticamente estancado, sin que baje en estos momentos y siendo aún caro repostar”, recuerda.
Se trata, por tanto, de diferentes cuestiones relativas a la economía de los consumidores que hacen que no solo ese alto porcentaje de consumidores no ahorre, sino que se produzca un sobreendeudamiento creciente con el peligro de acudir a productos financieros que pueden ser una solución fácil y rápida para la economía de las familias a corto plazo, pero costosa de pagar y que suponen una auténtica losa para los consumidores.
El problema de las revolving: “Me refiero a los créditos rápidos y las tarjetas revolving, productos financieros que conllevan elevados tipos de interés y que vienen a complicar la economía de los consumidores hasta el límite de provocar su quiebra práctica”.
Por todo ello, “desde la Asociación Española de Consumidores venimos apostando por una planificación económica necesaria por parte de los consumidores, que debe venir de la mano de una más que necesaria mejora de la microeconomía en este país”, destaca Miguel Ángel Ruiz.
“Es insostenible que estemos hablando de un porcentaje de más del 60% de consumidores que no llega a fin de mes y que tiene un balance negativo en su cuenta mensual”, advierte.
“Además, insisto en la necesidad de abordar una adecuada educación financiera por parte de los consumidores para acomodar sus ingresos y sus gastos, una cuestión que es una asignatura pendiente para nuestro país y que nunca se ha considerado una prioridad por parte de las Administraciones Públicas”, comenta.