La IA, una oportunidad para la abogacía
"La IA representa una gran oportunidad para la abogacía"
(Foto: Archivo)
La IA, una oportunidad para la abogacía
"La IA representa una gran oportunidad para la abogacía"
(Foto: Archivo)
La Inteligencia Artificial ha venido para quedarse, queramos o no.
Adorada y temida al tiempo, somos, es mi pensamiento, afortunados en asistir a esta nueva etapa en la vida de la humanidad. Sus consecuencias algunas previsibles y otras impredecibles conforme a nuestro actual sistema de pensamiento, y creencias.
Hay que resaltar que de habitual la humanidad muestra temor a lo ignorado y reacciona, en ocasiones, oponiéndose a aquellos inventos de los que desconoce sus efectos o les vaticina opuestos a sus intereses, sin darse cuenta de su necesidad y casi deber de flexibilizar y adaptarse a los nuevos métodos de trabajo. Piénsese, por ejemplo, en los transportistas con coches de caballo de antaño sin adaptarse a los automóviles de cuatro ruedas.
Como ejemplo el inventó de la fregona (1956) por el aragonés Don Manuel Jalón, en el que las limpiadoras se opusieron vivamente pues pensaban les quitaría el trabajo, protestas y temores que no impidieron su desarrollo y evolución, y que el tiempo demostró no les quitaron trabajo sino que se lo facilitó y agilizó.
Volviendo al ejercicio del derecho, muchos abogados y juristas temen a la IA, ello partiendo de un pensamiento: que les quitará o reducirá su trabajo.
Opino de forma bien diferente, mi vida profesional y la vivencia de la constante evolución del ejercicio profesional de la abogacía desde 1980, con constantes cambios legislativos, procesales y formales, a la que me he ido adaptando sin más esfuerzo que el interés, trabajo y estudio continuo, hasta el punto de considerarlo habitual, aprecia en la IA una nueva oportunidad, y apasionante, una nueva forma de ejercer la abogacía planteando nuevos retos y facilitando el trabajo del ejercicio de la profesión, suministrando búsquedas y datos, incluso aportando nuevas ideas y perspectivas al pensamiento del abogado, del jurista que facilitaran su trabajo.
Por ello no pienso que suponga la desaparición del abogado en ejercicio, como muchos temen, sino la necesidad de que el abogado tenga un extenso conocimiento de la materia en la que desarrolle su ejercicio, para saber discernir la información, correcta o incorrecta y aprovecharse de la IA, y en definitiva a nuevos trabajos y características.
El camino nos lleva a la tan deseada especialización en materia de justicia, y no solo de los abogados ejercientes, sino de todos los operadores jurídicos (psicólogos, peritos, jueces, etc..), especialización en consonancia con el reclamo de numerosos juristas desde diferentes campos de actuación, concretamente en Derecho de Familia, Infancia y Sucesiones en el que soy especialista puedo nombrar a la Asociación Madrileña de Abogacía de Familia e Infancia, Plataforma de Familia y Derecho, Asociación Española de Abogados de Familia y la Asociación Internacional de Juristas de Familia entre otros.
No podemos olvidarnos, sin embargo, que la IA, como fuente de datos, sin limitaciones geográficas, de calidad y éticas, requiere de una legislación supranacional y nacional, que impida un uso ilegitimo, inadecuado o inexacto, o no declarando su autoría por el usuario.
Plantea al momento actual y en pleno desarrollo, numerosos problemas de uso y aplicación por todos los ciudadanos, de obtención de datos de las fuentes, jurídicos, éticos, etc.. lo que no es baladí, y si objeto de preocupación, ante la agilidad y rapidez de la información en el momento evolutivo actual.
Para su regularización la Unión Europea, ya en el año 2021, expuso en el Reglamento (UE) 2021/694 ,“ la urgencia para la Unión de abordar las nuevas tendencias», lo que comprende cuestiones como la inteligencia artificial (IA), detallando en su Artículo 5 el desarrollo de los objetivos específico en relación con la Inteligencia Artificial.
Ya en nuestro país, conforme se expone en la página oficial del Ministerio: “la estrategia nacional de Inteligencia Artificial tiene como objetivo proporcionar un marco de referencia para el desarrollo de una IA inclusiva, sostenible y centrada en la ciudadanía” , y reseña que “establecerá marcos regulatorios que delimiten y guíen el diseño de la IA, de forma que las aplicaciones resultantes respeten los derechos de la ciudadanía” , sin duda habrá que estar atentos a esos marcos regulatorios y su desarrollo encargado a profesionales con un alto nivel en todos los aspectos de su vida, pues marcaran el futuro, pues sabemos que los cimientos son la base del buen futuro.
Mi habitual forma de pensar, me lleva, por ello, a vislumbrar nuevos vientos y grandes avances, más positivos que negativos, para el ejercicio profesional, que se adaptará a nuevos retos, nuevas profesiones, nuevas especialidades, ampliando caminos inexplorados que aprovecharan los más creativos y originales, a la que todos nos adaptaremos y sacaremos provecho.
No olvidemos que la vida es medrar, y sufriendo caídas y avances mejoramos cada día en nuestro cometido. Seamos positivos con la IA, será necesario regular sus fuentes de datos, un ético uso, precisar cómo se menciona su autoría, y por supuesto beneficiarnos de sus grandes posibilidades.