Las tesis de Mario Draghi abren las puertas a la simplificación normativa en la UE sobre la IA: más innovación y menos regulación
La UE ha paralizado el Reglamento ePrivacy y la Directiva sobre IA y estudia otras formas de desregularizar el entorno normativo
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El informe de Mario Draghi, exgobernador del BCE, puede ser clave para el futuro de Europa. (Imagen: Comisión Europea)
Las tesis de Mario Draghi abren las puertas a la simplificación normativa en la UE sobre la IA: más innovación y menos regulación
La UE ha paralizado el Reglamento ePrivacy y la Directiva sobre IA y estudia otras formas de desregularizar el entorno normativo
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El informe de Mario Draghi, exgobernador del BCE, puede ser clave para el futuro de Europa. (Imagen: Comisión Europea)
El informe del ex primer ministro italiano y exgobernador del Banco Central Europeo, Mario Draghi, titulado The future of European competitiveness (El futuro de la competitividad europea), diagnostica que la salud de la economía europea puede ser clave en el devenir de la Unión Europea (UE). De hecho, en la última Cumbre de París se habló muchísimo del mismo.
Se estructura en torno a tres áreas de acción para el crecimiento económico: la reducción de la brecha de innovación con Estados Unidos (EE. UU.) y China, un plan conjunto de descarbonización y competitividad, y el fortalecimiento de la seguridad sin dependencias de tercero. E l punto de partida de una potencia que representa el 17% del PIB mundial es sólido. Sin embargo, el crecimiento de la UE ha sido más lento que el de China y Estados Unidos en las dos últimas décadas.
En plena revolución de la inteligencia artificial (IA), Draghi cree que Europa debe desbloquear su potencial innovador y modernizar sus industrias, aumentando la inversión en I+D y en conectividad. Además, es crucial dotar a los europeos de las habilidades necesarias para beneficiarse de estas tecnologías, asegurándose de que la inclusión social acompañe el avance tecnológico.
Expertos en derecho tecnológico consultados por Economist & Jurist advierten un giro en el talante de la Comisión Europea que, de momento, ha frenado la aprobación del Reglamento de ePrivacy, así como la propia Directiva de IA. En este informe, Draghi reabre el debate entre la compatibilidad de la regulación con la innovación.
Hay un cambio de tendencia en Europa
Para Pablo García Mexía, counsel y responsable de digital de Herbert Smith Freehills en España, «la AI Action Summit de París, celebrada en febrero de 2025, ha confirmado un cambio de paradigma en la aproximación europea a la inteligencia artificial. La Unión Europea, tras años de priorizar la regulación, está asumiendo la necesidad de fomentar la innovación y la inversión para no quedar rezagada frente a Estados Unidos y China».
«Este giro es evidente en iniciativas como el informe de Draghi (septiembre de 2024), el documento de la Comisión Europea La brújula de la competitividad (enero de 2025) y en el anuncio de la presidenta Von der Leyen en la cumbre que hablaba de comprometer 200.000 millones de euros en inversión en IA», comenta.
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Reunión en París de los dirigentes de la UE organizada por el primer ministro Emmanuel Macron, a la izquierda de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. (Imagen: Comisión Europea)
En la misma línea, subraya que «la iniciativa EU AI Champions, con 150.000 millones adicionales a través de la colaboración público-privada, refuerza el mensaje de que Europa ha comprendido que el liderazgo en inteligencia artificial no se logrará con normas estrictas, sino con una apuesta decidida por el desarrollo tecnológico».
Desde su punto de vista, «Estados Unidos y China son los dominadores hegemónicos de la IA mundial. Por solo poner un ejemplo, el volumen de inversión que han conseguido sus startups en este campo supera en más del doble al del resto del mundo. Esto les asegura el futuro inmediato. Sin embargo, si Europa persiste en su nueva estrategia de fomento de la inversión y la investigación, todavía tiene opciones de no quedar definitivamente relegada».
Para este jurista, «un tercer aspecto relevante de la cumbre ha sido la constatación de que el llamado ‘efecto Bruselas’ no se va a extender al ámbito de la inteligencia artificial. Durante años, la UE ha tratado de imponer en el mundo su modelo regulatorio en el ámbito digital, confiando en que otras regiones lo adoptarían por la inercia de las grandes tecnológicas o por el peso de su mercado».
Más allá de que lo haya logrado, para García Mexía «lo que sí es claro es nuestro atraso en materia digital, en particular, respecto a los Estados Unidos, que concentra el 60% de las mayores empresas tecnológicas del planeta, frente a solo nueve europeas».
En este sentido, este experto indica que «lo que ahora parece es que ni siquiera en el plano regulatorio de la IA lograremos ser referencia mundial. Estados Unidos ha apostado por la desregulación desde enero de 2025, mientras que un país tan relevante como el Reino Unido ha dejado claro su distanciamiento del modelo europeo al no firmar la declaración final de la cumbre y con una normativa prevista para la primavera, mucho más volcada hacia la innovación que la de la Unión Europea».
«Sobra decir que el modelo chino no constituye una referencia válida, por más que China, junto con India, sí que haya firmado la declaración final de París. Estas divergencias refuerzan la idea de que una regulación horizontal, compleja y densa no es el camino más adecuado para liderar en el escenario global de la inteligencia artificial», destaca.
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Pablo García Mexía advierte que la cumbre de París ha consolidado la idea de que la protección de los derechos y la seguridad de los ciudadanos en el ámbito de la inteligencia artificial no requiere una regulación excesiva, sino un enfoque equilibrado. (Imagen: Cesión propia)
Desde su punto de vista, «el viraje europeo hacia la innovación se está reflejando ya en una prevista simplificación de la regulación existente y en la detención de normas nuevas, en línea con las recomendaciones del informe Draghi».
«Sin perjuicio, por supuesto, de asegurar su cumplimiento, un aspecto clave será asimismo la conveniencia de efectuar una interpretación y aplicación flexibles del acervo ya existente, especialmente del Reglamento de IA», comenta.
A su juicio, «en este contexto, la Oficina Europea de Inteligencia Artificial tiene una oportunidad de oro para modular la aplicación de estas normas, sobre todo en lo que respecta al código de buenas prácticas para los modelos de IA generativa, actualmente en elaboración».
Para este jurista digital, «la cumbre de París ha consolidado la idea de que la protección de los derechos y la seguridad de los ciudadanos en el ámbito de la inteligencia artificial no requiere una regulación excesiva, sino un enfoque equilibrado que a la vez garantice tanto la competitividad como la soberanía tecnológica y la autonomía estratégica de Europa».
Desactivación de normas
Por su parte, el abogado Rafael García del Poyo, socio director del departamento de Derecho IT/IP de Osborne Clarke, recuerda que «la inteligencia artificial (IA) y la gestión de los datos están produciendo una profunda transformación de muy diversos sectores industriales y su impacto en la economía global resulta innegable».
«En este contexto, el informe de Mario Draghi sobre la competitividad europea nos ha ofrecido una visión estratégica sobre cómo la Unión Europea puede llegar a liderar en materia de innovación tecnológica, pero sin sacrificar la regulación necesaria para proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos y nuestros valores éticos más definitorios».
Del Poyo señala que «en su informe, Draghi destaca la necesidad de priorizar la innovación para mantener la competitividad europea en el escenario económico global y argumenta que una regulación excesiva puede sofocar la innovación y, como consecuencia, nuestro crecimiento económico».
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Rafael García del Poyo cree que “Europa sólo liderará en el desarrollo de tecnologías emergentes si es capaz de establecer un marco normativo que apoye, en un delicado equilibrio, tanto a la competitividad empresarial como a la protección de sus ciudadanos”. (Imagen: Osborne Clarke)
«En su lugar, propone un marco que fomente la investigación y el desarrollo en tecnologías emergentes (como la inteligencia artificial), pero creando un entorno donde las empresas puedan experimentar y crecer, mientras mantenemos nuestros valores éticos y los adecuados estándares de seguridad. En definitiva, se trata de lograr el delicado equilibrio que permita el crecimiento económico y la innovación sostenible y responsable», indica.
Este experto recuerda que «en este contexto, la semana pasada fuimos testigos de la desactivación del trámite legislativo de dos importantes textos normativos europeos, lo cual ha generado un debate de profundo calado».
«Por un lado, el Reglamento de ePrivacy —conocido como el Reglamento de Privacidad Electrónica, cuya redacción inicial data de enero de 2017— estaba destinado a complementar el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y a regular la privacidad en las comunicaciones electrónicas. Sin embargo, debido a las dificultades en alcanzar un consenso y, también, a la rápida evolución tecnológica, la Comisión Europea ha decidido detener el proceso de su aprobación«, revela.
Igualmente, el pasado 11 de febrero, la Comisión Europea también retiró de su proceso de tramitación legislativa la propuesta de Directiva de responsabilidad sobre inteligencia artificial. Esta Directiva fue diseñada tanto para establecer un marco armonizado de responsabilidad en el desarrollo y uso de sistemas de inteligencia artificial como para garantizar que las empresas fueran los entes garantes de los daños causados por esta tecnología. «La falta de consenso, junto a la mencionada necesidad de reducir la carga regulatoria a las empresas, ha llevado a la Comisión a tomar esta decisión», comenta.
Para este abogado, «ciertamente, la denominada ‘desactivación’ tanto del Reglamento de ePrivacy como de la Directiva de responsabilidad sobre inteligencia artificial puede interpretarse como un movimiento hacia una mayor adaptabilidad y también hacia una menor rigidez en la regulación o, incluso, hacia un proceso dirigido a la simplificación normativa para fomentar la innovación».
«Sin embargo, indiscutiblemente, todas estas interpretaciones no deben hacernos olvidar el desafío fundamental: ¿cuál debe ser el nivel de protección jurídica que en la Unión Europea deseamos otorgar al uso de aquellas tecnologías que afectan a nuestros datos personales y, en general, a nuestros derechos fundamentales?», plantea.
Para Rafael García del Poyo, «Europa sólo liderará en el desarrollo de tecnologías emergentes si es capaz de establecer un marco normativo que apoye, en un delicado equilibrio, tanto a la competitividad empresarial como a la protección de sus ciudadanos. En todo caso, la desactivación de esta tramitación legislativa subraya la necesidad de mantener un enfoque equilibrado que promueva la innovación sin comprometer la seguridad y los derechos fundamentales».
Este experto indica que «la clave está en diseñar políticas y normativa que nos permitan ser líderes en innovación tecnológica, mientras aseguramos que tales avances se disfrutan de manera ética y segura para los ciudadanos. La Unión Europea debe continuar comprometida con la protección de los derechos fundamentales y con la seguridad de los ciudadanos».
La simplificación normativa es necesaria
Para Belén Arribas, abogada experta en privacidad y presidenta de Enatic, asociación profesional que organiza —el próximo 27 de febrero en el CGAE— su XI Congreso Nacional, indica que «el Reglamento IA había generado ya tensiones con las grandes empresas tecnológicas durante la elaboración de la norma, pero ahora con la administración de Donald Trump se ha calificado como una forma de ‘impuesto’ sobre las empresas estadounidenses».
En Bruselas hay preocupación en relación a la presión de EE. UU. para «suavizar» la aplicación de la AI Act. Si bien la Comisión Europea ha reiterado que la normativa no cambiará, sí que ha expresado que se orienta a aplicar las reglas de manera flexible para fomentar la innovación.
La Comisión ha retirado el reglamento de ePrivacy y la propuesta de Directiva de Responsabilidad en IA y limitará los requisitos de informes en el Código de Buenas Prácticas.
Según el Financial Times, la comisaria de tecnología Henna Virkkunen ha anunciado que la UE reducirá la regulación tecnológica para fomentar la inversión en IA. Pero niega que ello sea una respuesta a la presión de EE.UU. Se reafirma el compromiso de la UE de proteger los valores europeos, pero garantizando un entorno favorable para la innovación.
Estas consideraciones señalan Arribas «se hacen eco del Informe Draghi, elaborado recientemente por Mario Draghi (expresidente del BCE y ex primer ministro de Italia) por encargo de la Comisión Europea, que analiza los desafíos económicos y regulatorios de la UE, con especial enfoque en la competitividad, la innovación y el papel de la regulación en el contexto global».
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Belén Arribas considera que Draghi hablaba de que según él el exceso de regulación y la fragmentación normativa dificultan la innovación y la inversión y propone simplificar y armonizar las normativas en sectores clave. (Imagen: Enatic)
«Draghi hablaba de la necesidad de reformas estructurales en la regulación europea. Según él el exceso de regulación y la fragmentación normativa dificultan la innovación y la inversión y propone simplificar y armonizar las normativas en sectores clave (incluyendo la IA y la tecnología digital). Insta a mejorar la agilidad regulatoria, asegurando que la normativa no obstaculice el crecimiento empresarial y recomienda un enfoque más flexible y basado en el riesgo, especialmente en áreas de rápido desarrollo tecnológico», comenta.
En cuanto a la competitividad, esta interlocutora subraya que «Draghi destaca la necesidad de fortalecer la industria tecnológica y digital para reducir la dependencia de terceros países (EE.UU. y China) y recomienda una política industrial que fomente clusters tecnológicos europeos y mayor inversión en sectores estratégicos».
Al mismo tiempo recuerda que «propone incentivar la creación de campeones europeos en sectores clave, como la IA, los semiconductores y las energías renovables y destaca la importancia de un mercado único más integrado para competir a nivel global».
Según este dirigente, la UE necesita una mayor financiación de la innovación, especialmente en deeptech, inteligencia artificial y digitalización y aboga por la promoción de un mercado de capitales europeo más unificado que facilite el crecimiento de empresas emergentes.
Arribas destaca que «propone una serie de medidas en particular: impulsar la colaboración entre sector público y privado para acelerar la innovación; reducir la burocracia y mejorar la coordinación normativa; atraer inversión en tecnología e innovación para competir con EE.UU. y China; fomentar la reindustrialización y la soberanía tecnológica y equilibrar regulación e innovación, evitando frenos innecesarios al crecimiento».
Al final, muchos expertos coinciden con las tesis de Mario Draghi, alegando que «el informe pone el foco en la necesidad de una UE más ágil, menos burocrática y más competitiva, con políticas que faciliten la innovación y el desarrollo tecnológico sin comprometer la protección de los derechos fundamentales».
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