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¿Para qué sirve el Colegio?

Tribuna de Ángeles Chinarro, candidata a decana por la plataforma Recuperemos el colegio-ALA

Ángeles Chinarro (Foto: ALA)

Ángeles Chinarro

Candidata a decana del Ilustre Colegio de la Abogacía de Madrid




Tiempo de lectura: 3 min

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¿Para qué sirve el Colegio?

Tribuna de Ángeles Chinarro, candidata a decana por la plataforma Recuperemos el colegio-ALA

Ángeles Chinarro (Foto: ALA)



Esa es la pregunta recurrente que durante la campaña electoral nos hacen tod@s l@s compañer@s a los que informamos de las elecciones y explicamos nuestro programa electoral. En los momentos entre juicio y juicio y ante nuestro intento de explicarles nuestras propuestas y la necesidad de que acudan a votar, muestran un absoluto desconocimiento de que se van a celebrar elecciones y un desprecio hacia la necesidad de una Institución que no les apoya en las dos horas de retraso que lleva su juicio, la enésima bronca judicial, o la enfermedad diagnosticada médicamente y con baja que no es seguro que sea causa de suspensión de la actuación profesional que deba desempeñar.

No es un problema de la abogacía, sino de la Institución. Las personas colegiadas no reciben ni la más mínima señal de un Colegio comprometido, cercano, que se preocupa de sus colegiad@s, que adopta medidas que les ayudan o protegen, o que es solidario con los problemas diarios de la abogacía.



La imagen que la propia página web del ICAM da de quienes dirigen la Institución es la de una Junta de Gobierno y decano que siempre están participando en actos con altos cargos políticos o judiciales o en eventos de instituciones nacionales o internacionales. Son demasiadas fotos de decano y Junta de Gobierno con personajes relevantes de todo tipo y muy pocas con la abogacía y sus problemas.

Adicionalmente no existen más que obstáculos para la participación en la vida interna del ICAM. En estas elecciones toda la abogacía de la Comunidad de Madrid tiene que desplazarse a un único punto de votación y en un único día, en la C/ O’Donnell de Madrid, para poder votar; en una profesión que tiene responsabilidades profesionales diarias señaladas por juzgados y tribunales o asistencia a comisarías que van a dificultar enormemente el traslado en el horario de votación desde las diferentes localidades de la Comunidad hasta Madrid. La junta de Gobierno aprobó el proyecto de reforma de Estatutos ICAM, en el que se regula el voto telemático, en noviembre de 2021 pero, incomprensiblemente, lo guardó en un cajón y no lo sometió a aprobación de la Junta General, por lo que en estas elecciones carecemos de voto telemático.

Si algun@de l@s compañer@s ha tenido interés en asistir en cualquiera de las dos juntas generales que se realizan anualmente verá como su esfuerzo para participar y debatir es anulado por los “votos delegados” que llevan a la Junta General el decano y la Junta de Gobierno, hasta 300 y 400 votos delegados que, multiplicados por dos que es el valor de los votos de colegiados ejercientes, alcanzan 600 u 800 votos; teniendo en cuenta que la asistencia presencial a las Juntas Generales del ICAM no supera 100 o 150 personas colegiadas sólo los votos que lleva el decano ganarían todas las votaciones que se realizaran en las Juntas Generales. Ninguna duda cabe sobre como se consiguen tantas delegaciones de voto, por la influencia que el decano e integrantes de la Junta de Gobierno ejercen sobre determinadas personas colegiadas.



Si, aún con todo ello, ha trabajado para presentar alguna proposición a la Junta General, de interés para la abogacía, el ICAM no hará con posterioridad ni las más mínima mención a ningún debate producido o proposición debatida y/o aprobada.

En estas elecciones vemos cómo aquellos que han estado en la Junta de Gobierno que ha facilitado este estado de cosas, Eugenio Ribón, Juango Ospina, Raúl Ochoa, se presentan como adalides del cambio de la situación que ellos han defendido.  Un cuarto actor, la asociación Altodo (que en esta ocasión apoya a Ribón) lleva diez años presente en la Junta de Gobierno en los que ha conseguido llevar a la Institución al desprestigio actual pero no actualizar los baremos que retribuyen el Turno de Oficio. No pueden ser la solución quienes han creado el problema.

El Colegio de la Abogacía de Madrid sí sirve para defender a la abogacía y solucionar sus problemas, pero siempre que no desprecie a sus colegiad@s, amplíe los canales de participación, facilite el voto, propugne la igualdad y esté presente en la sociedad no al lado de los poderosos, que no es su función, sino del derecho de defensa y los derechos de la abogacía, en cumplimiento de lo que disponen sus Estatutos.

Pero para eso la abogacía de Madrid debe hacer un esfuerzo el 20 de diciembre e ir a votar, debe movilizarse porque el cambio que necesita el ICAM y que les va a beneficiar sólo puede llegar desde una masiva participación en la que ejerzan con libertad su voto.

Somos muchos, somos más, si votamos ganamos.

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