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«Pasé dos días durmiendo en el suelo y no pude entrar a la Policía Nacional por menos de medio centímetro”

Policía Municipal. (Foto: Ayuntamiento de Barcelona)

Pablo Montes

Periodista




Tiempo de lectura: 2 min

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«Pasé dos días durmiendo en el suelo y no pude entrar a la Policía Nacional por menos de medio centímetro”

Policía Municipal. (Foto: Ayuntamiento de Barcelona)



Celia estudió criminología y decidió que quería convertirse en Policía Nacional. Tenía formación y motivación, pero le faltaba cumplir con un requisito que escapaba a su control: la altura o talla mínima que, en aquel momento era una causa de exclusión. Apenas un mes después de que a ella le impidiesen presentarse a un examen porque medía 159,7 centímetros en vez de 160, se suprimió esa exigencia. Ella empezó con este proceso hace ocho años, ha intentado acceder a la Policía Nacional y a la Guardia Civil y, aunque se confiesa “quemada” y agotada psicológicamente, asegura que lo seguirá intentando, aunque enfoque la preparación de otra manera.



La de Celia es la historia de una de las personas que resultan excluidas en las pruebas de acceso a las fuerzas y cuerpos de seguridad. Así, los procesos por los que hay que pasar para formar parte de la Policía Nacional o a la Guardia Civil son complejos y en ocasiones, han sido objeto de algunas polémicas. ¿Son procesos igualitarios? ¿Se evalúa de forma transparente atendiendo al principio de proporcionalidad o hay cuestiones discrecionales y se puede excluir a un aspirante solo en base a rígidas consideraciones? ¿Las causas de exclusión médica están siempre justificadas atendiendo a las limitaciones profesionales que pueden generar? ¿Se impide a alguien entrar atendiendo a cuestiones que luego se dan o no se controlan una vez dentro del cuerpo? Son algunas de las preguntas a las que se ha tratado de dar respuesta en este Fuera de Sala.

En este reportaje también participa el coronel Ramón Dorado, jefe de área de selección de personal en la Guardia Civil que asegura que se trata de un proceso igualitario en el que todo aspirante tiene garantizados sus derechos. Reconoce que “es duro en el sentido de que es una selección en la que, partiendo de un número importante de aspirantes, conseguimos determinar quiénes van a ser los que van a ingresar como alumnos en los centros de formación. Y el número muchas veces es mucho más reducido que el número de plazas. Estamos hablando en una proporción que supera los 10 aspirantes por plaza”. Dorado no cree que la grabación de la entrevista que se hace durante el proceso suponga una mejora necesaria.

Esta última cuestión es una de las reivindicaciones de la Asociación Unificada de la Guardia Civil, pues consideran necesaria la grabación de la entrevista para equipar en términos de transparencia y la seguridad jurídica, este proceso selectivo con el de la Policía Nacional. “La grabación es fundamental de cara a un posible recurso. Cuando nosotros hacemos un examen escrito y tenemos un resultado de las pruebas de un test, podemos contrarrestar el resultado de la nota que nos dan con esa prueba. Si yo me he puesto nerviosos y yo he tardado en hacer las contestaciones, lo que se valora es el momento de la entrevista. Si no queda constancia de lo que ocurrió, la única valoración que tiene el juzgado es el informe que ha hecho la persona que nos ha entrevistado”, afirma el secretario jurídico de la AUGC, Eugenio Nemiña, que también interviene en este reportaje y plantea la necesidad de que todos los candidatos realicen las pruebas en un mismo día.



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