Paula Fernández-Ochoa: “El éxito para muchos abogados es poder compaginar su vida profesional con la personal”
Volcada en el marketing y la gestión de personas, asegura que existen paralelismos entre las grandes pruebas deportivas y la carrera en la abogacía
Paula Fernández-Ochoa, tras terminar el Marathon des Sables. (Foto: Cesión de Fernández-Ochoa)
Paula Fernández-Ochoa: “El éxito para muchos abogados es poder compaginar su vida profesional con la personal”
Volcada en el marketing y la gestión de personas, asegura que existen paralelismos entre las grandes pruebas deportivas y la carrera en la abogacía
Paula Fernández-Ochoa, tras terminar el Marathon des Sables. (Foto: Cesión de Fernández-Ochoa)
Después Del gran esfuerzo que ha supuesto terminar el Marathon des Sables, la carrera del desierto más dura que se conoce a lo largo de sus 250 km de autosuficiencia, y ser la primera mujer española en llegar, en un meritorio puesto 21, la vida de Paula Fernández-Ochoa recobra su peculiar normalidad retomando el trabajo de su consultora MoreThanLaw+, donde combina la organización de conferencias motivacionales para despachos y empresas con el asesoramiento a socios y abogados respecto a su estrategia, marketing y marca, tanto personal como corporativa.
Paula, que ha heredado de su padre, Paquito Fernández-Ochoa, medallista olímpico en Sapporo 72 y de su tía Blanca, la pasión por el deporte y los valores humanos, reconoce que el deporte le ha dado otra forma de entender la vida. “Si quieres conseguir algo, debes arriesgarte y esforzarte”.
Afirma que preparó esta gran prueba deportiva en tres meses. “Ya tenía base porque acostumbro a entrenar cinco días a la semana. Hora y media a diario y algo más de tres horas en fin de semana, lo que incrementé para esta preparación. Cuesta levantarse a las seis de la mañana para entrenar o trabajar, pero la recompensa bien hace que merezca la pena”.
Y así, explica desde el convencimiento que “el deporte para cualquier profesional, en general, y abogado o abogada, en particular, es algo imprescindible y una válvula de escape. Te ayuda a reajustar tus ideas y emociones, que es vital. Sus beneficios están ahí, tanto a nivel físico, como a nivel emocional o mental”.
Fernández-Ochoa está convencida de que la práctica deportiva “te hace más feliz al generar endorfinas y reduce tu nivel de estrés y ansiedad que afecta tanto a la salud mental. Si haces deporte mejora tu capacidad de tomar decisiones y agilidad mental. En muchas de las charlas de motivación que imparto a despachos, les explico que dejen el traje gris y se vistan de corto para así olvidarse sus problemas diarios”.
Desde su punto de vista, existen elementos comunes entre las pruebas deportivas en las que compite y la exigente profesión de la abogacía. “Tengo en la cabeza participar el año que viene en una prueba por etapas en la jungla de Costa Rica”. Son durezas de un nivel de exigencia que no están al alcance de cualquiera.
“Estamos hablando de que ambas actividades se preparan y desarrollan a largo plazo. Se trata de que tengas un foco lejano, pero también metas cortas. En Sables, por ejemplo, vas superando etapas necesarias para ir pasando a las siguientes y corres con esa mentalidad. Y ser abogado también exige ir superando situaciones y exigencias con foco en el largo plazo y objetivo final. Antes era llegar a socio pagando cualquier peaje, pero ahora se busca más el equilibrio entre la vida personal y la profesional”.
Los valores de ser abogado
Para Paula, deporte y abogacía también tienen valores parecidos. “En ambos casos, se trata de desarrollar la superación, la disciplina, el trabajo en equipo. Y, del mismo modo, los conocimientos técnicos son necesarios para las dos disciplinas, pero no suficientes pues al abogado se le pide que, además de ser muy bueno técnicamente, tenga ciertas habilidades o soft kills, como son la comunicación o el liderazgo”.
“En las carreras, igual. Además de correr debes tener habilidad y fuerza mental para afrontar etapas de 90 kilómetros y 21 horas corriendo sin parar, en autosuficiencia, con compañeros y en competición”, aclara
Este repaso a estos paralelismos entre la maratón deportiva y el trabajo como abogado, le llevan a hablar de actitud. “Ser abogado es una profesión muy dura que a veces genera cierto sufrimiento, como cuando corres una carrera tan larga como Sables. Sabes que va implícito y tiene que gustarte y estar preparado para ello”.
Desde su punto de vista, “se necesita mucha vocación para trabajar en un despacho de abogados, para afrontar un alto nivel de exigencia y responsabilidad y las largas jornadas de trabajo, donde los horarios brillan por su ausencia”.
Llegado a este punto, cabe preguntarse qué hace que muchos abogados y abogadas dejen su sueño profesional y se dediquen a otra cosa.
“Lo primero es ser consciente de que no todo el mundo vale para todo, pasa en cualquier profesión, y en el deporte. Se pueden desarrollar habilidades y siempre mejorar, pero el mercado es muy competitivo y te exige un alto nivel de talento para poder tener éxito. A partir de aquí, trabajo, esfuerzo, disciplina, pasión y actitud. Lo mismo ocurre cuando te enfundas unas zapatillas”.
Marca personal y marca corporativa
Para esta experta en marca personal, “la diferencia entre el profesional que llega a su meta y el que no lo hace se basa mucho en la disciplina y en hacer las cosas incluso cuando no te apetecen”.
“Ser abogado implica realizar actividades y tratar a veces algunos clientes con los que no congenias, pero hay que actuar siempre con profesionalidad y mirar con luces largas, alineado a tu estrategia. Así se lo digo a mis alumnos de la Universidad, a lo largo de mis diez años de docente, acompañándolos en el cambio, pero con estas invariables de la disciplina y actitud”.
Esas jóvenes generaciones que apuntan a la abogacía “han cambiado mucho sus planteamientos. Ya no quieren todos acabar en grandes firmas, sino que una parte importante se ve liderando proyectos de emprendimiento e innovación personales. Les preocupa lo que se van a encontrar porque la profesión de abogado está en un cambio constante y no saben reamente si les va a merecer la pena esforzarse o dónde les va a llevar”.
En este universo de tantísimos profesionales, el abogado que brilla con luz propia destaca. “Antes, los bufetes veían con recelo el protagonismo de sus mejores abogados. Ahora observan que si tienen una marca personal potente eso va a redundar en beneficio de la marca corporativa de la organización. Al final, esa marca corporativa es la suma de las marcas personales de los profesionales que la integran”.
En este contexto, continúa diciendo que “marca personal y corporativa se retroalimentan y, por tanto, es positivo contar con profesionales que destaquen y aporten valor, porque esta cuestión será beneficiosa tanto para ellos como para el propio despacho. Lo vemos en el asesoramiento que ofrecemos desde MoreThanLaw+ a socios o asociados que quieren mejorar su marca personal”.
Al final, Paula considera que “los despachos necesitan embajadores de marca. Profesionales que difundan el talento que muchos bufetes atesoran. Hace años era impensable, incluso en las páginas web de estas firmas existía escasa información sobre los profesionales más allá de los socios, pues tenían miedo de que se fueran a otras organizaciones o la competencia se los quitase, pero parece que ya se ha entendido la relación estrecha y alineada entre marca personal y corporativa y los beneficios que conlleva. Hay que dar herramientas a los letrados para que brillen”.
En su trabajo de asesora de marca personal, recuerda que “si la marca corporativa tiene unos valores, es fundamental que sean coherentes con los del profesional en cuestión. Se trata de generar confianza al mercado, credibilidad y tangibilizar esos valores en acciones concretas más allá de las palabras”.
La pandemia cambió la abogacía
Mirando la vista atrás con esta motivadora de personas, que trabajó parte de su carrera profesional como abogada en Garrigues, especializada en temas de M&A y corporate, recuerda que “pronto me di cuenta de que no era un estilo de vida con el que me viese a largo plazo ni alineado a mí. Escaso tiempo para mi vida personal y una ambición diferente a la que tengo. El giro profesional que he dado a mi carrera fue muy pensado y estratégicamente ejecutado. Ahora me dedico a ayudar a que otros profesionales y despachos brillen y su éxito es el mío”.
Para Paula es importante que uno sea sincero con uno mismo y sepa realmente lo que puede hacer y a dónde quiere ir. “En mi caso, ese salto vino acompañado por una formación de alto nivel en management y gestión de empresas –PDD en el IESE, posgrado de Administración y Dirección de Empresas en la Pompeu Fabra, Master en Marketing Digital en ESADE, etc- hasta poner en marcha mi consultora MoreThanLaw+, desde la que prestamos distintos servicios de consultoría en estrategia, marketing y branding y de formación para bufetes y profesionales”.
En este recorrido por el pasado hay que hacer un alto en la pandemia provocada por la Covid19. La pandemia generó muchos cambios personales en nosotros, nos cambió ciertas prioridades vitales”.
Así, destaca que “cada vez queremos trabajar de forma más productiva, para trabajar mejor, en menos tiempo y tener más calidad de vida. Ya no estamos dispuestos a pagar el peaje de las largas jornadas de trabajo. Irrumpió en nuestras vidas el teletrabajo, las jornadas flexibles, la importancia del propósito vital…y ha provocado que la actividad en las firmas haya cambiado mucho”.
Paula advierte que “la abogacía no está exenta de problemas de salud mental, al contrario, cada vez es más grave la situación. Antes, el éxito estaba supeditado a que trabajases 24 horas en tu despacho, con altas cargas de estrés y ansiedad. Hoy día el éxito está en el equilibrio personal y profesional. Los profesionales quieren ser buenos y referentes, pero también quieren vivir su vida al margen de su exigente entorno laboral”.
Las firmas legales parece que afrontan una nueva forma de organizar el trabajo de sus abogados. “Los despachos nos piden que les desarrollemos programas de mildfullness, charlas motivacionales y de desarrollo de habilidades interpersonales o soft skills, pues las necesitan sus equipos para sentirse equilibrados y felices”.
“Cuanto más felices somos más productivos somos. No se trata de estar 20 horas en tu despacho, sino de dedicarle el tiempo adecuado con la concentración máxima. Trabajar siempre bajo presión en la cresta de la ola ya no es rentable…ni sostenible”.
Cada profesional busca su sitio
En las firmas legales coexisten ahora varias generaciones. “Los abogados senior están afrontando como pueden los cambios que llegan a su despacho. Algunos de ellos no están dispuestos a seguir ese ritmo tan trepidante y acaban creando sus boutiques legales.
Así, por ejemplo, “de la firma Ventura Garces salieron varios socios para crear las boutiques legales La Guard y Gailibier Legal, o desde Pinto Ruiz del Valle para constituir el despacho Statim. Son abogados con seniority que prefieren crear su firma basada en una filosofía empresarial propia diferente a la gran estructura legal y lo que ésta conlleva”
Desde su punto de vista, “el mundo se ha abierto tanto que hay sitio para todos. Por un lado, la irrupción de la tecnología es un elemento clave para los despachos para ser más eficientes y entender que se están creando diferentes modelos de negocio. Por otro, la alta competencia exige ser honesto con uno mismo, encontrar tu camino profesional y dar el cien por cien en una actividad que a uno le guste y para la que tenga talento”.
Fernández-Ochoa reconoce que “no fue fácil cruzar la meta de Sables, pero lo conseguí. Cuando eres feliz haciendo algo, te entregas para lograrlo y suele salir bien. Lo mismo pasa con la abogacía, es una actividad exigente que requiere el máximo de ti para que el ejercicio tenga éxito”.
En este entorno legal, la irrupción de mujeres juristas ha sido notable. Ya hay más abogadas que abogados en los bufetes, pero solo unas pocas llegan a los puestos de dirección.
“Que Cristina Camarero haya sido elegida directora general en Ontier y María Gordon codirectora en CMS Albiñana Suárez de Lezo es digno de elogio. Son dignas sucesoras de otras abogadas como Pilar Menor en DLA Piper o Rosa Vidal, socia directora en Broseta, pioneras en dirigir despachos de abogados y a las que tengo una gran admiración. Necesitamos mujeres referentes”.
Para Paula “estos casos que comentamos son fruto de su talento y de demostrar su capacidad como profesionales, igual que cualquier abogado masculino. La estela de mujeres juristas es amplia, pero hay que atreverse a dar el paso, trabajar la visibilidad, la puesta en escena, la marca para dejar huella”.
También cita los casos de abogadas como Carmen Varela, en Derecho de familia. Emma Gumbert, al frente de una boutique laboral o Natalia Hidalgo, en el campo energético, quienes montaron sus boutiques legales con un gran éxito. Prefieren imprimir su sello personal en sus despachos que estar alineadas a filosofías de grandes firmas”.
“Ésta es una de las tendencias cada vez más emergentes en la abogacía y yo creo firmemente en ella. El cliente quiere calidad y ya no siempre va de la mano del tamaño. El mercado está muy abierto. Las reglas del juego han cambiado. Abracemos este cambio como una oportunidad de crecimiento”, señala.