Perdonada una deuda de 68.000 euros a un hombre cuya insolvencia se produjo con una empresa que su padrastro puso a su nombre
Además, sufrió una grave lesión en una pierna, y su situación se agravó con la crisis de 2008 y los préstamos solicitados para hacer frente a las necesidades básicas de la familia
(Imagen: E&J)
Perdonada una deuda de 68.000 euros a un hombre cuya insolvencia se produjo con una empresa que su padrastro puso a su nombre
Además, sufrió una grave lesión en una pierna, y su situación se agravó con la crisis de 2008 y los préstamos solicitados para hacer frente a las necesidades básicas de la familia
(Imagen: E&J)
El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Alicante ha perdonado una deuda de casi 68.000 euros a un hombre cuya situación de insolvencia se originó con una empresa de transportes que su padrastro le puso como administrador y quebró, y por una grave lesión que sufrió en una pierna trabajando en el campo.
De este modo, el magistrado Gustavo Andrés Martín Martín le ha exonerado del pasivo insatisfecho al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad. El caso lo ha llevado la abogada Marta Bergadà, socia fundadora de Bergadà Asociados, despacho especializado en Derecho Concursal.
El caso
El protagonista de esta historia es un vecino de La Nucia, un pueblo situado al norte de Benidorm, a tan sólo 10 kilómetros, casado y padre de dos hijos. «Su situación de insolvencia fue el resultado de una serie de circunstancias económicas y personales que golpearon su estabilidad financiera de manera significativa», explica su letrada.
«En 1991 trabajaba en el campo en Córdoba y sufrió una grave lesión en una pierna que le dejó secuelas de por vida muy importante. Además, en 1996 su padrastro le puso como administrador social de una empresa de transportes, pero quebró, y sin que él lo supiera no hizo frente a las cuotas pendientes con la Seguridad Social, por lo que se le exigió la cuantía pendiente», precisa.
Además, la difícil situación económica de este hombre «se agravó con la crisis económica de 2008 y la imposibilidad de hacer frente a los préstamos solicitados para el sustento de la familia».
«Toda esa situación inicial se ha ido arrastrando a lo largo de los años e hizo que mi vida fuera un auténtico calvario», declara el afectado. Tras varios años, su estado de salud empeoró, situación por la que en 2013 la familia decidió trasladarse a Alicante en busca de una mejor calidad de vida.
«Nos fuimos con 50 euros en la cartera y un coche viejo, pero queríamos encontrar un lugar mejor y con un trabajo donde yo no sufriera. Además, debía dinero a mi familia porque me lo habían tenido que dejar para subsistir y se lo quería devolver como fuese», relata.
A pesar de sus esfuerzos, los trabajos que encontró no lograron mejorar su situación económica. De hecho, los ingresos resultaban insuficientes para cubrir los gastos básicos de la familia, lo que le llevó a solicitar préstamos en varias ocasiones. Además, la imposibilidad de mantenerse en una residencia fija debido a los altos costos de alquiler exacerbó la situación.
En 2017 logró un trabajo en un supermercado, pero los problemas financieros persistieron. Además, su salud continuó deteriorándose, lo que eventualmente le llevó a estar de baja laboral durante un largo periodo de tiempo.
«Primero estuve de camionero, pero tenía unos dolores insoportables. Entonces, la empresa decidió ponerme de cajero, pero tantas horas de pie también me pasaron factura. Fueron cinco años muy complicados. Incluso los médicos me decían que la situación era insostenible, pero yo aguantaba para poder tener dinero y hacer frente a las deudas», indica.
Una bola de nieve
En marzo de 2023 se le abrió un expediente de incapacidad permanente debido a sus dolencias. «Tenía una buena nómina y todo iba para pagar los préstamos y los gastos de la familia, porque la bola de nieve se fue haciendo cada vez más grande. Por poner un ejemplo, se nos rompió la lavadora y le tuve que pedir dinero a uno de mis hermanos para comprar otra. Además, mis hijos no han podido tener nunca unos buenos zapatos por todos mis problemas económicos», indica.
En un intento por salir de la espiral de deudas, el año pasado tanto el hombre como su mujer se acogieron al procedimiento de la Ley de la Segunda Oportunidad, pero en aquella ocasión los resultados no fueron favorables para él, ya que, por circunstancias ajenas, los anteriores abogados no presentaron la solicitud para la exoneración del pasivo insatisfecho en el plazo procesal correcto, lo que acabó en la conclusión del proceso sin resolver su situación de deuda.
«Yo sabía de la existencia de los concursos de acreedores para empresas, pero desconocía que también había para personas. Me puse a buscar información por Internet y di con el Foro de Facebook de la Ley de la Segunda Oportunidad que gestiona Marta Bergadà. Pero en aquel momento pensé que la distancia podía ser un problema y decidí buscar un abogado en mi zona», comenta.
Además, señala que no pudo estar pendiente del caso porque lo operaron en poco tiempo dos veces y cuando estaba recuperándose coincidió que empezaron a llamarle los acreedores. Fue ahí cuando descubrió que no se había presentado la solicitud a tiempo.
En noviembre del año pasado contactó con Bergadà Abogados para que se hiciera cargo de su caso. «Estaba en una situación de extrema delicadeza y precariedad, con escasos recursos para hacer frente a sus deudas y sin una solución clara a su situación financiera. También vimos que la mala praxis de otro letrado le estaba afectando directamente. Nos pidió que nos hiciéramos cargo de todo y al ver que era un deudor de buena fe no nos lo pensamos dos veces», expone su letrada.
Así, iniciaron su procedimiento e, incluso, tuvieron que presentar «los últimos documentos para el caso de su mujer, la cual también se había acogido a la Ley de la Segunda Oportunidad y sus plazos estaban a punto de finalizar».
Fue el pasado mes de febrero, después de que Bergadà Abogados recabara toda la información, cuando se inició el procedimiento. La buena noticia se produjo el pasado mes de julio, cuando el magistrado del Juzgado Mercantil número 2 de Alicante le perdonó una deuda de 67.898,74 euros.
«Cuando recibí la llamada de Bergadà Abogados salía de rehabilitación y fue una gran sorpresa y una alegría enorme», declara el afectado, destacando que Marta Bergadà y su equipo siempre van a estar «en el corazón» de la familia.
Comenta que, recientemente, le reconocieron la incapacidad total y junto a la exoneración del pasivo insatisfecho él y su familia van a tener una vida más tranquila. «Vamos a tener una estabilidad que nunca habíamos tenido y podremos ofrecer a nuestros hijos lo que no podíamos. Además, siempre habíamos tenido la ilusión de comprarnos una vivienda y ahora sabemos que se puede hacer realidad», manifiesta.
Marta Bergadà indica que cada caso tiene unas particularidades y que «éste es un claro ejemplo de que las adversidades pueden llevar a una persona al límite. Incluso, estando en absoluta precariedad intentó hacer frente a las deudas». «Ahora, él y su familia podrán tener una vida mucho más normal y cumplir con los sueños que siempre habían tenido, pero que nunca se pudieron materializar. Por eso es de gran importancia que la Ley de la Segunda Oportunidad se dé a conocer», concluye.