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Actualidad

Perdonada una deuda de 76.000 euros a un hombre que tuvo que cerrar su empresa de construcción por la crisis de 2008

Su vivienda fue subastada y tras más de 20 años en el sector de la construcción tuvo que ponerse a trabajar en el campo para subsistir

(Imagen: E&J)

Rosalina Moreno

Redactora jefa




Tiempo de lectura: 3 min



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Perdonada una deuda de 76.000 euros a un hombre que tuvo que cerrar su empresa de construcción por la crisis de 2008

Su vivienda fue subastada y tras más de 20 años en el sector de la construcción tuvo que ponerse a trabajar en el campo para subsistir

(Imagen: E&J)



El Juzgado de lo Mercantil número 3 de Murcia ha perdonado una deuda de 76.000 euros a un vecino de Totana, cuya situación de insolvencia se originó por la crisis de la construcción de 2008 y el cierre de la empresa constructora que tenía.

El juez le ha exonerado del pasivo insatisfecho al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad. Recientemente, su expareja también ha sido perdonada de una deuda de 82.662 euros que había contraído al avalar dicha empresa, y hacerse frente a la cuantía pendiente de la hipoteca de su vivienda pese a que el banco la subastó. Ambos casos los ha llevado Marta Bergadà, socia fundadora de Bergadà Asociados, despacho especializado en Derecho Concursal.



El caso, al detalle

«Este hombre estuvo trabajando durante 20 años en el sector de la construcción, y constituyó una empresa con quien entonces era su suegro y su cuñado, de la cual había avalado las deudas también su mujer. Todo se empezó a complicar en el 2008, cuando se inició la grave crisis inmobiliaria que sufrió el país. A consecuencia de ello, la sociedad quebró y las deudas derivadas de ella afectaron de manera directa al hombre, ya que la había avalado personalmente», explica su abogada. 



Según informa el propio afectado, «de la noche a la mañana todo se paralizó con la crisis. Las facturas se empezaron a acumular y con ellas las presiones de los bancos»«Era una situación que no habíamos provocado nosotros y, además, no teníamos ninguna ayuda. Nos sentíamos impotentes por no poder absolutamente nada», apunta. 

(Imagen: E&J)



El matrimonio llegó a un punto en el que no pudo hacer frente al pago de las cuotas hipotecarias, por lo que el banco inició un procedimiento de ejecución hipotecaria, y la vivienda fue subastada.

Además, al tratarse de una garantía hipotecaria muy superior al valor del inmueble, pese a la subasta, quedó pendiente la liquidación de un remate que se fue arrastrando a lo largo de los años. «Hacía poco habíamos acabado de construir esa casa donde vivíamos y habíamos vendido el anterior piso. Era nuestra ilusión, pero nos la arrebataron», comenta el afectado, destacando que todo ello pasó factura a la relación de pareja y acabaran divorciándose.

A partir de ahí, «empezó un auténtico calvario, porque no tenía nada» y desde entonces ha tenido que buscarse la vida como ha podido. «Al no salir ninguna oportunidad laboral, me puse a trabajar en el campo», señala.

No obstante, las deudas continuaban y le era «totalmente imposible» hacerles frente, según indica, y  «la presión, mediante constantes llamadas, era una auténtica pesadilla». 

Procedimiento rápido

El protagonista de esta historia había escuchado hablar de la Ley de Segunda Oportunidad. «Estuve leyendo noticias de casos en los que se habían perdonado las deudas. Consulté a varios abogados de la zona donde resido, pero ninguno de ellos me daba confianza», precisa.

Marta Bergadà Minguell, socia fundadora Bergadà Asociados (Imagen: Bergadà Asociados)

Todo cambió el pasado mes de abril, cuando su exmujer le dijo que llamara a Bergadà Abogados, ya que le estaban llevando su caso y estaba «muy satisfecha con el trato recibido». «Desde el primer momento me di cuenta que había tomado una decisión correcta, ya que fueron muy atentos y comprensivos con mi situación. Incluso, la distancia que hay entre Totana y Agramunt, localidad leridana donde está el despacho, no supuso un problema, ya que las reuniones se hacían por videollamada y, además, la comunicación era constante», expone. 

Tras analizar el caso, Marta Bergadà vio que era un deudor de buena fe y que se podía acoger a la Ley de la Segunda Oportunidad, por lo que inició el procedimiento. La buena noticia ha llegado recientemente. En un auto fechado el pasado 10 de julio, el magistrado-juez Francisco Cano Marco le ha perdonado la deuda.

«Me he quitado un gran peso de encima», declara feliz. Afirma que le ha costado asimilarlo por todos los años de sufrimiento que ha vivido, pero ahora ve el futuro de otra manera y cada día se levanta «con una actitud mucho más positiva».

La letrada Marta Bergadà explica que, «pese a que han pasado bastantes años desde la crisis de 2008, que tanto afectó al país y en especial al sector de la construcción, todavía hay personas que se encuentran ahogadas por las deudas que no pudieron hacer frente en su momento». Destaca que la Ley de la Segunda Oportunidad es «de vital importancia que la Ley de la Segunda Oportunidad se siga dando a conocer». «Es una gran aliada para todos los deudores de buena fe, ya que podrán volver a respirar con tranquilidad gracias a la exoneración del pasivo insatisfecho», concluye.