Perdonan 97.555 euros a un matrimonio que se endeudó invirtiendo en cultivos

El juzgado de primera instancia número 6 de Lleida ha perdonado una deuda de 97.555,82 euros a un matrimonio que se vio envuelto en una situación de insolvencia a raíz de una inversión en un campo de olivos y a que el banco con el cual tenían los préstamos no aceptó renegociar la deuda para que pudiesen afrontar los pagos y que pudiesen cumplir con las obligaciones adquiridas. De este modo, el juez aplica a la Ley de la Segunda Oportunidad a la pareja y exonera de un pasivo insatisfecho de 65.676,82 euros al hombre, y de 31,879 euros a la mujer.

El hombre se ha dedicado mayoritariamente en su vida laboral al trabajo en el campo y a la agricultura, siendo autónomo desde el 2020. Además, en el año pasado empezó a trabajar a media jornada en una empresa de prefabricados como oficial de segunda.

Hace unos tres años realizó una inversión alquilando un terreno y, muy a su pesar, esta parcela aún no ha generado los frutos previstos, ya que, teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas adversas que han tenido lugar en la comarca de Les Garrigues en los últimos años, el crecimiento de los olivos se ha retrasado notablemente.

De hecho, él recuerda que «hace ya unos 3 años invertí 80.000 euros en otro campo. Desde entonces, hemos tenido que destinar unos 10.000 euros anuales provenientes de nuestro ahorros, para que siguiera adelante, ya que los árboles aún no están dando lo esperado. Esto, sumado a algún préstamo pequeño que teníamos, provocó que cada mes tuviera una cuota total de unos 1.300 euros«. Debido a esta situación, la economía del núcleo familiar empezó a verse afectada, así que empezó a trabajar a media jornada en una fábrica. Paralelamente, la mujer trabaja también a media jornada y compagina su vida laboral con la conciliación familiar

Juzgados de Lleida. (Foto: Bergadá)

Siempre con la voluntad de hacer frente a los préstamos, el matrimonio intentó en repetidas ocasiones renegociar los créditos con la entidad bancaria, «pero ésta no le ha brindado ningún tipo de flexibilidad. Así, la situación se volvió insostenible», explica la abogada y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà, quien ha llevado el caso.

Por su parte, el hombre expone que «es sorprendente que mi banco no quisiera renegociar las cuotas. Nosotros siempre hemos tenido la voluntad de pagar, porque teníamos capacidad de hacerlo con una cuota menor de unos 500 euros mensuales y alargar unos años el préstamo, pero nunca nos han dado una respuesta, ni tan siquiera cuando les ofrecimos bienes adicionales como garantía». Esto los sumió en una situación en la que «no sabíamos hacia dónde tirar».

Fue a mediados del año pasado cuando conoció la Ley de la Segunda Oportunidad. Expresa que «es como si te tocara la lotería, porque lo hemos pasado muy mal. Sobre todo, porque nosotros siempre hemos tenido la voluntad de pagar, pero a día de hoy seguimos sin entender porqué el banco no ha querido nunca refinanciar el préstamo que teníamos y que nos estaba ahogando. Como mucho, llegaron a ofrecer alguna solución ridícula que al analizarla nos dimos cuenta que a los dos meses estaríamos igual o peor. También las llamadas telefónicas nos han hecho bastante daño«.

Por su parte, Marta Bergadà expone que «el sector agrícola ha pasado por momentos muy delicados debido a las inclemencias meteorológicas y a la subida de los hidrocarburos. Son muchos los agricultores que se encuentran en una situación similar a la de nuestro cliente, viendo como las deudas les están impidiendo tirar adelante. Los bancos tendrían que estar a su lado, porque son claves para la economía de este país. Precisamente, la Ley de la Segunda Oportunidad es importante para que puedan olvidarse de esta pesada carga de las deudas y continuar desarrollando su labor».