Por fin votamos

Me pide Pablo Capel que haga mi última apelación al voto en estas vísperas del “día del juicio final” que, ante todos los miembros del ICAM que tengan a bien participar, mereceremos quienes hemos concurrido a este proceso electoral; y me aplico a ello. Pero no, no creáis que viene una soflama sobre las excelencias de nuestra candidatura; no van los tiros por ahí. Mucho más van por reclamaros el esfuerzo de querer participar, votando, haciendo el esfuerzo de acudir a Novo Hotel, C/ O’Donnell, 53 de Madrid y, así, contrarrestar el poco o nulo interés que ha tenido la Junta de Gobierno y el decano salientes en fomentar la participación. Porque sí que es cierto que todo esto se podría haber organizado de otra manera: con voto telemático; con muchas más sedes físicas por todo Madrid  y provincia para el voto presencial; con muchas más y mejores facilidades para el voto por correo, etc.

Pero la vida es como es y yo quiero ver siempre la botella medio llena, pues estamos a tiempo todavía de lograr que este proceso electoral sea el más participativo de toda la historia del ICAM. Y, precisamente en esa dinámica de ver la botella medio llena, de buscarle el lado positivo a las cosas, me alegro mucho de participar en el proceso electoral, porque me ha dado la oportunidad de conocer muchos aspectos del Colegio que no conocía, algunos (los menos) para conservarlos; otros muchos para cambiarlos drásticamente y mejorar considerablemente el papel de nuestra Institución en defensa de todos sus miembros, incluida esa parte tan esencial que son las personas que trabajan en el día a día de nuestra entidad. Por eso, y por las personas que me acompañan en nuestra candidatura, ha valido realmente la pena haber tomado parte en esta confrontación electoral. Pero también porque he tenido oportunidad de conocer de cerca las propuestas verbalizadas por cuatro candidaturas más que han participado conmigo en la totalidad de los debates, y que sí han sabido dar la cara siempre, lo cual les honra a mis ojos de humilde abogado ciego.

Todas las candidaturas, unas de una manera, otras de otra, venimos a decir cosas de sumo interés para el futuro de la Abogacía madrileña. Quizá, además de las preferencias de cada votante por un programa concreto, lo que yo me plantearía a la hora de depositar mi papeleta es la credibilidad que me merece cada candidatura, porque a lo mejor ése es el hecho diferencial que también hay que tener en cuenta.

De cualquier forma, además de mi llamamiento a la participación y, a ser posible, a merecer la confianza de quienes vengan a votar, también quiero hacer otro, éste mucho más directo a todos los miembros de todas las candidaturas; y lo hago en el sentido de que sepamos aceptar el resultado con deportividad y buenas formas, lo cual no está reñido con formular todas las reclamaciones que, sobre irregularidades que pudieran observarse, cualquiera crea que tiene que formular, pero siempre dentro del respeto y las buenas maneras que la sociedad civil espera de quienes pertenecemos, en sus distintas vertientes, a nuestro querido Colegio.

¡Feliz día electoral!