“Tenemos el cóctel perfecto para que la población infantojuvenil sufra”
Un grupo de expertas en familia e infancia desgranan algunos de los problemas provocados por el acoso escolar en la salud mental de la infancia y sus soluciones
(Foto: E&J)
“Tenemos el cóctel perfecto para que la población infantojuvenil sufra”
Un grupo de expertas en familia e infancia desgranan algunos de los problemas provocados por el acoso escolar en la salud mental de la infancia y sus soluciones
(Foto: E&J)
El acoso escolar se ha convertido en un problema que ha crecido como una bola de nieve en los últimos años, alimentado por factores como el uso indiscriminado de redes sociales por parte de niños, niñas y adolescentes. Al margen de otras consideraciones, esta lacra está afectando de manera cada vez más acusada en la salud mental de muchas de las personas que lo sufren.
En torno a este asunto surgen una serie de cuestiones que son abordadas por un grupo de expertas en varias disciplinas
¿Qué responsabilidad tienen los progenitores o tutores en la salud mental de un niño, niña o adolescente (NNA)?
Para Delia Rodríguez, abogada y CEO de Vestalia Abogados de Familia, “proteger a los niños de cualquier peligro o violencia, ya sea física, afectiva o psicológica, forma parte de la obligación que tienen los padres, madres o tutores frente a los menores”.
Por norma general, los progenitores ejercen de forma conjunta la patria potestad, ese elenco de derechos y deberes entre los cuales está el de velar por ellos, cuidarlos, alimentarlos y proporcionarles una formación integral, siempre en interés de los hijos y respetando sus derechos e integridad física y mental.
“También el proporcionarles la ayuda profesional o recursos necesarios para garantizar su total bienestar y libre desarrollo de su persona, tan importante especialmente en etapas tempranas durante las cuales se forja el carácter”, concluye la letrada.
¿Qué sucede si los progenitores no están de acuerdo en ofrecer a su hijo menor de edad una terapia?
“Ambos progenitores tienen derecho a opinar y tomar las decisiones pertinentes en cuanto a la salud de sus hijos por lo que, de existir discordia entre ellos, tendrán que acudir a los juzgados para que un juez decida por ellos que es lo mejor para sus propios hijos. Si nos paramos a reflexionar sobre ello, es una auténtica lástima que dos progenitores lleguen a este punto de total desconexión a la hora de cuidar a sus hijos”, explica Delia Rodríguez.
Según recuerda la letrada, estos procesos son muy habituales, y relativamente rápidos si hay urgencia, siendo una de las solicitudes más habituales la de ser autorizado uno de los progenitores para llevar al menor al psicólogo o al psiquiatra infantil. “Ningún profesional debe atender a un menor sin consenso de ambos progenitores, y con su expresa autorización”, destaca Delia Rodríguez.
Añade la abogada de familia que “en los últimos tiempos, desafortunadamente, estas peticiones han aumentado ante un pico de crecimiento de menores que necesitan ayuda de profesionales ante la aparición de determinadas patologías, cambios de conducta y trastornos, así como por adicciones a las nuevas tecnologías”.
Ahora está de moda responsabilizar a la pandemia (COVID 19) de todo. ¿Los datos en salud mental también se han visto agravados por la pandemia o es la punta del iceberg?
Para Abigail Huertas, psiquiatra infantil, “las consultas por problemas de salud mental, especialmente en población infantojuvenil, ya habían aumentado antes de la pandemia y los profesionales ya estábamos preocupados y alertando de que era necesario invertir en recursos de salud mental y mejorar las condiciones socioeconómicas de la población”.
Con la pandemia, además de aumentar exponencialmente las condiciones adversas sociales y económicas, refiere la profesional, “ha aumentado el sufrimiento psíquico y las personas con enfermedades mentales graves han visto más dificultades para mantener hábitos de vida saludables y acceder a los recursos de salud mental y comunitarios”. “Además”, señala la doctora Huertas, “los profesionales de salud en general estamos desgastados, exhaustos y también en ocasiones enfermos”.
Si a todos estos factores sumamos la mayor exposición de los adolescentes a redes sociales y tecnología, la mayor oferta de formación telemática y el ocio, cada vez más digital, “tenemos el cóctel perfecto para que la población infantojuvenil sufra, sus padres, ocupados, enfermos o estresados no lo detecten y sus docentes, al haber más adolescentes que abandonan las actividades académicas para quedarse en casa, tampoco puedan alertar de que están sufriendo”, determina la psiquiatra infantil.
¿En qué consiste poner un protocolo anti acoso escolar en los centros educativos?
La ley orgánica 8/2021, de 4 de junio, introdujo en España la obligatoriedad de disponer de un protocolo contra el acoso escolar que se pondrá en marcha cuando haya motivos para considerar que se esté produciendo un caso. Este protocolo incluye la existencia de un coordinador para mediar y tomar medidas en estas circunstancias.
En opinión de Sara Antúnez, abogada y presidenta de la Asociación Stop Haters, “como idea, la inclusión de un protocolo es buena, el problema es que se invierte en poner soluciones para arreglar los problemas cuando ya existen en vez de invertir en que no sucedan y prevenir mediante educación, formación en redes sociales a profesores, tutores y padres, y concienciar a los menores en el uso y los peligros de las mismas”.
Cuando el centro escolar tiene constancia de un presunto caso de acoso escolar, explica la abogada Antúnez, “abrirá el protocolo de actuación y realizará las labores de identificación del problema, entrevistando por separado al presunto acosador, a la presunta víctima y a los observadores, aportando el/la tutor/a sus observaciones sobre el clima del conflicto. El problema es que son protocolos lentos y burocráticos cuyo fin principal es registrar el caso de acoso y delimitar responsabilidades”.
¿En qué grado interviene la salud mental de un NNA en un proceso de familia como pueda ser un divorcio, modificación de medidas, etc.?
“En los últimos tiempos notamos un incremento significativo de las consultas relacionadas con crisis familiares que contienen elementos de salud mental relevantes para la regulación de las medidas”, señala María Giráldez, abogada de familia.
Los más comunes: Autismo, Trastorno de espectro autista (TEA), Trastorno por déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), Trastorno adaptativo y la Depresión.
Añade la letrada que “en la crisis familiar aflora la esfera más íntima de la persona y cómo afronta cada uno de los progenitores un problema de salud mental en su hijo/a es crucial en el análisis para una óptima regulación de las medidas efectos del divorcio”.
“Las necesidades de los hijos deben quedar cubiertas por sus progenitores, las materiales y las emocionales, por lo que la evaluación de la capacidad parental para llevar a cabo un ejercicio responsable de acompañamiento en los hijos con algún tipo de trastorno o enfermedad relacionada con la salud mental es crucial”, concluye Giráldez.
Parece que, se mire desde donde se mire, es necesaria la especialización de todos los profesionales que traten con NNA, ¿estamos concienciados en España y se están poniendo medios para ello?
A juicio de Delia Rodríguez, “la especialización de todos los operadores no debe ser una opción, sino una imperiosa necesidad de la que parte una eficaz protección de los derechos de los NNA y de su bienestar físico, emocional y psicológico dentro de cualquier proceso”, determina Delia Rodríguez, abogada de familia.