Bombas y artillería: aumentan los ataques en el este de Ucrania

A lo largo de esta semana parecía vislumbrarse el final de la crisis política generada en la frontera de Ucrania con Rusia. El ministerio de Defensa ruso anunció el repliegue de sus soldados a sus bases de origen. Hasta los medios nacionales de este país publicaron vídeos de carros de combate y militares enfilando el camino de vuelta.

Mientras tanto, el secretario de Defensa norteamericano, Lloyd J. Austin, ha advertido que los contingentes rusos aún permanecen en sus puestos y que, además, Moscú ha enviado a más soldados, aviones de combate e incluso “reservas de sangre”. El Pentágono estima que puedan llegar a reunirse un total de 190.000 combatientes en el borde ucraniano.

Este jueves, líderes de la autoproclamada República Popular de Lugansk han acusado al ejército ucraniano de bombardear su territorio con morteros, ametralladoras y lanzagranadas, acusándoles de romper con los Acuerdos de Minsk.

Kiev, a su vez, ha denunciado recibir ataques de artillería por parte de separatistas prorrusos en la ciudad de Stanytsa Lugansk, ubicada en la región del Donbás, al este de Ucrania. Estas agresiones a pequeña escala no son inéditas y son registradas de manera periódica por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

En la mañana de este viernes, se ha registrado la explosión de un coche bomba junto a la sede del Gobierno prorruso de Donetsk y su líder, Denos Pushilin, ha dicho que evacuará a niños, mujeres y ancianos a territorio ruso, concretamente en la región occidental de Rostov, que linda con Ucrania.

Con la vía diplomática casi agotada, aumentan las amenazas. El Kremlin ha movido ficha y ha emitido una orden de expulsión del número 2 de la embajada de Estados Unidos en Moscú, Bart Gorman, y ha amenazado con llevar a cabo “medidas técnico-militares” si fracasa el diálogo con Estados Unidos.

Por otra parte, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha declarado que existe un “riesgo muy alto” de invasión en Ucrania y considera que esta va a ser inminente: “mi sensación es que va a pasar en los próximos días”

El presidente Biden eleva el tono de las advertencias sobre una invasión rusa a Ucrania. “Mi sensación es que va a pasar en los próximos días.” Habla de “riesgo muy alto”. Dice que hay vía diplomática, por eso ha pedido a Blinken que hable hoy en la ONU pic.twitter.com/Yia4uCU3eZ

— Dori Toribio (@DoriToribio) February 17, 2022

Posición de la UE

Ante toda esta sucesión de declaraciones acaloradas, la Unión Europea (UE) ha apostado por mantener una línea de diálogo. Mientras que Estados Unidos y algunos de sus aliados han instado a sus ciudadanos y a su cuerpo diplomático a abandonar Ucrania (incluso Washington trasladará su embajada de Kiev a Lviv), naciones como Francia y Alemania, el primero por convencimiento y el segundo por necesidad, han tratado de solventar esta crisis mediante la palabra y no creen que se produzca ninguna invasión.

La semana pasada fue ajetreada en términos diplomáticos: se reunieron el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo francés, Emmanuel Macron y, por su parte, Biden recibió en la Clasa Blanca al canciller alemán, Olaf Scholz.

Vladimir Putin y Emmanuel Macron. (Foto: RTVE)

Aún perdura la tensión en este complejo tablero político. El Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, ha advertido este jueves en el Parlamento Europeo que “lo que ocurra en Ucrania marcará el futuro de la humanidad” y avisa que se echará “marcha atrás en la Historia” si se permite que se imponga la “ley del más fuerte”.

Próximas reuniones

Los líderes de la UE se reunieron este jueves para evaluar la cuestión ucraniana y los ministros de Exteriores del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) se congregarán el próximo sábado.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) reunirá próximamente al Consejo de Seguridad para evaluar el reconocimiento por parte del Kremlin a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, que contó con la aprobación de la Duma (cámara baja del parlamento ruso) el pasado martes con el apoyo de 351 diputados frente a otros 16 que votaron en contra y uno que se abstuvo.

El diálogo aún se mantiene como vía principal para remediar esta encrucijada, pero muchos se preguntan hasta cuándo perdurará.