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Uno de cada tres acusados ha muerto esperando la resolución de un proceso que dura 22 años

Durante estas dos décadas se han habido novedades jurisprudenciales que benefician a la defensa

Vacas pastando. (Foto: Xunta de Galicia)

Pablo Montes

Periodista




Tiempo de lectura: 3 min

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Uno de cada tres acusados ha muerto esperando la resolución de un proceso que dura 22 años

Durante estas dos décadas se han habido novedades jurisprudenciales que benefician a la defensa

Vacas pastando. (Foto: Xunta de Galicia)



Veintidós años de proceso judicial. Eso es más de la mitad de la vida laboral del abogado Jorge Navarro, que defiende a una persona acusada de delitos contra la salud pública y por distribuir piensos que no cumplían con los requisitos mínimos de etiquetado en el conocido como caso de las vacas locas.

“Se ha producido un cúmulo de circunstancias desafortunadas porque el juzgado de instrucción que investigó el asunto es un juzgado de tránsito de jueces, que suelen ser destinos iniciales. Y eso no ayuda. Además, tenía cierta complejidad jurídica y de investigación. Pero eso no justifica 22 años de procedimiento, es un disparate”, lamenta Navarro.



El letrado considera que este es un caso en el que se observa con claridad el problema de la falta de medios de la Administración de Justicia. “Si comparamos los medios que tiene la Agencia Tributaria, con unos expedientes modernísimos, con una capacidad brutal, con los que tiene la Justicia… en Cataluña, por ejemplo, vamos muy atrasados en el ámbito penal. No ha llegado LexNet. Eso es un drama: un procedimiento como este tiene unos 18 tomos de unos 500 folios cada uno. Tenemos unas dilaciones indebidas impresionantes”, afirma.



Jorge Navarro. (Imagen: E&J)

Cuando se inició este proceso nació el hijo de este letrado, que ahora está acabando la carrera. De los 20 acusados que había inicialmente, una tercera parte ha fallecido, explica el abogado. “Durante estas dos décadas ha habido novedades jurisprudenciales que hemos planteado las defensas y que obedecen básicamente a la falta de legitimación de una Administración para formular acusación en un proceso penal cuando no existe una habilitación legal expresa para hacerlo”. Dado que, en el caso concreto del abogado, el fiscal no formula acusación, esta falta de legitimación ha sido planteada por Navarro en una cuestión previa cuya resolución ha llevado a posponer la vista programada para el pasado 16 de octubre.



Así las cosas, el letrado confía en que este proceso termine pronto y no tengan que llegar a celebrar juicio puesto que, sostiene, “la jurisprudencia les da la razón y parece claro que cuando los bienes jurídicos son difusos y no hay norma que les ampare, la Administración no puede ejercer la acción penal”. En este sentido, la defensa aprovecha los cambios introducidos en la jurisprudencia, y no descarta que, de haberse resuelto antes el caso, el final podría haber sido muy diferente.

En esta última fase del proceso, el abogado recuerda cuando el cliente, procedente de un país nórdico, llegó al juzgado el primer día y le pidió la hoja de reclamaciones porque su declaración se produjo con un par de horas de retraso. El letrado le hizo entender que eso formaba parte de la “normalidad” y habló con la jueza, que finalmente accedió a verles antes. “Lo que no podía esperar es que esas dos horas iniciales se tradujesen en una dilación de 22 años”.

La enfermedad de las vacas locas se llama encefalopatía espongiforme y se trata de una patología mortal que destruye lentamente el cerebro y la médula espinal del ganado, aunque puede llegar a afectar a las personas. Llegó a España en el año 2000 y se detectaron 800 casos. El testimonio de Jorge Navarro forma parte del segundo programa de Fuera de Sala sobre la lentitud de la justicia que se publicará durante la noche del próximo viernes.

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