Consejos para abogados altamente efectivos. 11 aciertos al interrogar
"Saber qué clase de juez nos ha tocado, nos dará tranquilidad"
(Foto: Archivo)
Consejos para abogados altamente efectivos. 11 aciertos al interrogar
"Saber qué clase de juez nos ha tocado, nos dará tranquilidad"
(Foto: Archivo)
1.- Prepara bien el interrogatorio
Prepara con tiempo los interrogatorios para tu declaración o tu juicio. Estudia el expediente a fondo y reúnete con tu cliente y sus testigos. Confecciona un esquema para las preguntas.
De todos modos, debes afrontar las revelaciones y sorpresas que surgirán en los interrogatorios pues nuestro defendido o algún testigo podrán contestar algo que no teníamos previsto. Preparar bien el juicio nos ayudará a no perder la atención.
2.- Concéntrate
Debemos concentrarnos para escuchar atentamente las respuestas ofrecidas por todos los que deponen en el juicio aunque al mismo tiempo tomemos notas de lo que dicen. También debemos saber improvisar en función de las respuestas ofrecidas por los interrogados a las demás partes, formulando nuevas preguntas que no teníamos anotadas.
Concentración es atender y reflexionar sobre las respuestas que estamos oyendo. Debes estar muy atento, evita las distracciones.
3.- Descansa
Debemos dormir adecuadamente. El cansancio se manifiesta en todas nuestras actuaciones: la entonación, cómo construimos las preguntas, la convicción, la improvisación. La falta de sueño afecta a nuestra memoria y a nuestro estado de ánimo.
Aunque siempre pueden surgir imprevistos, hay que saber interrumpir el estudio en un momento determinado. Hacer deporte a primera hora, caminar, salir con tiempo, nos ayudará a reducir el estrés.
4.- Conoce al tribunal
Saber qué clase de juez nos ha tocado, nos dará tranquilidad. Así sabremos adelantarnos a las decisiones que el mismo adopte en orden a nuestras cuestiones. Presenciemos juicios en la misma sala donde vamos a celebrar nuestro juicio.
Hay jueces que permiten preguntar libremente a los abogados sin apenas interrupciones y otros que nos deniegan las preguntas a discreción. Aunque podamos enunciar las protestas que creamos oportunas, debemos saber adaptarnos al juez o a la sala que nos ha tocado ese día. Si el juez nos pide que no nos extendamos, planteemos las cuestiones esenciales y necesarias.
5.- Conoce a los que vas a interrogar
“La información es poder”. Se supone que conocemos las peculiaridades de nuestro cliente pero también es aconsejable tener información sobre los testigos propuestos por nosotros, bien porque nos la haya facilitado nuestro cliente o bien porque nos hayamos reunido con ellos y les hayamos formulado preguntas a modo de prueba.
Intentemos conocer también a los demás testigos que aparecen en las actuaciones o que hayan propuesto otras partes por primera vez. Indaguemos en el expediente sobre ellos y así podremos saber más sobre su credibilidad y qué sabe o no sabe.
Averigüemos también todo lo que podamos sobre los peritos que no hayamos propuesto nosotros: por su curriculum, por otros compañeros, por nuestros peritos, etc.
6.- Sé sencillo y claro
Haz preguntas sencillas y claras. No hagas preguntas muy largas y ve al grano. Es mejor hacer tres preguntas que no una muy larga que englobe varias cuestiones.
Así evitaremos que el interrogado nos advierta que no entiende lo que preguntamos o que el juez nos conmine a hacer la pregunta de nuevo y mejor.
7.- Seamos buenos oyentes
Saber escuchar es prestar atención a lo que se oye, dejando de pensar en nuestras cosas o en otros momentos de la declaración o el juicio. Concentrémonos en cada interrogatorio, ya sea el efectuado por nosotros o por la parte contraria.
Nunca debemos dar por sabido un interrogatorio, pues pueden surgir respuestas inesperadas. Estemos atentos a las contradicciones e incoherencias.
8.- Respeta a los interrogados
Un testigo molesto con nuestro trato se pondrá en guardia y nos será más difícil obtener de él respuestas que nos interesen. Empleemos buenos modos y dirijámonos a ellos por su nombre y en tercera persona.
La mayoría de los testigos vienen a un juicio por primera vez, no tienen experiencia y están nerviosos, por lo que nosotros podemos contribuir a su sosiego. En el caso de que no obtengamos las respuestas deseadas, podremos interrogarlos en un modo más contundente pero siempre con respeto y buenas formas. No discutamos con ellos.
9.- Controla a los interrogados
Cuando un testigo se extiende más de la cuenta, se sale de la cuestión, divaga, debemos advertirle. Aunque es el juez el que ejerce la policía de estrados y controla los interrogatorios, debemos intervenir cuando las respuestas se desvíen si el juez no lo hace.
Debemos saber dominar al interrogado, tanto si se trata de nuestro cliente como si es un testigo propuesto por nosotros o de contrario.
10.- Prepara a tu cliente
Citemos a nuestro cliente con tiempo para asesorarlo sobre la mejor forma en la que debe comportarse en el juicio y responder a nuestras preguntas y las de las demás partes. Nuestro defendido debería tener una copia completa del expediente o al menos de lo esencial para él. Por supuesto, debe facilitársele una copia de su declaración, si ésta ha tenido lugar, para evitar contradicciones en el interrogatorio.
Digámosle qué le vamos a preguntar en su declaración o en el juicio, y qué preguntas podrían hacerle las demás partes. Además, destaquemos cuáles son las preguntas y respuestas esenciales de acuerdo con nuestra estrategia en el juicio.
11.- Informa a tus testigos
Con frecuencia, será conveniente mantener una entrevista con los testigos propuestos por nosotros, de modo que les ilustremos sobre el motivo de haberlos llamado a la comparecencia. También debemos informarles de nuestras preguntas y de las posibles cuestiones de las demás partes.
Lo que no podemos hacer es indicarles las respuestas, pues ellos son los que han visto y/u oído sobre los hechos acontecidos. Además, podríamos incurrir en responsabilidad profesional. Por supuesto que podemos hablar previamente con los testigos, pero para que digan la verdad.
No cometas estos 11 errores:
- Afirmar en vez de interrogar
- Seguir literalmente las preguntas preparadas
- Preguntar sin tener asegurada la respuesta
- Repetir preguntas
- No mirar al interrogado
- No emplear el tono adecuado
- No parar a tiempo
- No controlar al interrogado
- No hacer constar la protesta cuando la pregunta es esencial
- Falta de atención a las respuestas
- Tutear al interrogado
Luis Romero es coautor de “La técnica del interrogatorio”. Editorial Rasche 2011.
Nota
Este artículo es el trigésimo tercero de la serie Consejos para abogados altamente efectivos, del autor Luis Romero Santos. Pueden visitar su perfil clicando en este enlace para conocer el resto de contenido.