1994: coinciden la nueva constitución de Perú y la revolución en Chiapas
Ambos hechos se desarrollan en un momento en el que Latinoamérica va superando su pasado de dictaduras
El EZLN comenzó una revolución en Chiapas el 1 de enero de 1994 (Foto: Google)
1994: coinciden la nueva constitución de Perú y la revolución en Chiapas
Ambos hechos se desarrollan en un momento en el que Latinoamérica va superando su pasado de dictaduras
El EZLN comenzó una revolución en Chiapas el 1 de enero de 1994 (Foto: Google)
En las décadas de los 70 y 80 del siglo XX hasta 13 países de América Latina sufrieron dictaduras. Entrado ya los años 90 la inmensa mayoría de esos regímenes habían caído. Solo quedaba, y queda, Cuba. En el año 1994 hubo elecciones presidenciales y legislativas en Costa Rica, Chile, Colombia, El Salvador, Panamá, Brasil, Uruguay y México. Además, Carlos Roberto Reina tomó posesión como presidente de Honduras y en Guatemala se realizó un referéndum constitucional. En República Dominicana también hubo elecciones, pero los comicios en ese país distaban mucho de ser plenamente democráticos.
Sin embargo, aparte de los casos ya mencionados de Cuba y República Dominicana, en ese año 1994 se produjeron dos hechos que recordaron que ciertos problemas no habían desaparecido de la zona. Ambos acontecimientos se produjeron el 1 de enero: la entrada en vigor de la nueva Constitución peruana, promulgada por Alberto Fujimori y el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el sureño estado mexicano de Chiapas.
Un recién llegado a la política
Alberto Fujimori nació en Lima en 1938 en el seno de una familia de clase media de emigrantes japoneses. Tiene la doble nacionalidad peruano-japonesa. Tras pasar por diversas universidades llegó a ser presidente de la Asamblea Nacional de Rectores en 1987. Comenzó su carrera política en 1990 cuando se presentó como candidato a la presidencia de Perú encuadrado en grupo político de nuevo cuño, Cambio 90, que, bajo el lema “Honradez, Tecnología, Trabajo” aglutinaba una variopinta amalgama de pequeños y medianos empresarios, trabajadores liberales y varios cultos evangelistas.
En esos comicios, su principal oponente era el escritor Mario Vargas Llosa, líder del Frente Democrático (Fredemo), que agrupaba a los partidos tradicionales de centro y derecha de Perú. Fujimori obtuvo el 29,9% de los votos en la primera vuelta, en abril de 1990. Pasó a la segunda ronda de las elecciones contra Vargas Llosa. Apoyado por grupos de izquierda y por el presidente saliente, Alan García, venció a su oponente con el 62,32% de los votos, convirtiéndose en presidente de Perú.
Fujimori comenzó a gobernar en julio de 1990. Lo primero que hizo fue desvincularse de los grupos evangélicos que le habían apoyado y de profesionales liberales. El principal problema al que tenía que hacer frente fue el grave declive económico que vivía el país, con un sistema productivo obsoleto y una insoportable hiperinflación. Además, había grupos terroristas muy activos, como Sendero Luminoso y MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru).
Por lo que respecta a la cuestión económica, el país terminó prácticamente controlado por los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que obligó a poner en marcha un durísimo plan de ajuste. Solo nueve días después de haber llegado al poder, el Gobierno de Fujimori aprobó un plan con el que redujo la preeminencia del Estado en el funcionamiento de la economía siguiendo las directrices del FMI, que proponía la reforma tributaria y disciplina fiscal, la liberalización financiera y comercial, el establecimiento de un tipo de cambio competitivo, la privatización de empresas o la eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas. Fujimori aplicó buena parte de estas medidas y la economía mejoró. En 1994 creció un 13%, aunque se produjeron muchas desigualdades sociales.
Un Congreso en contra
A pesar de haber ganado las elecciones presidenciales, el partido de Fujimori, Cambio 90, obtuvo malos resultados en las elecciones legislativas que se celebraron al mismo tiempo. Consiguió tan solo 32 de las 180 diputados en el Congreso y 14 de 62 en la de senadores, conformando la tercera fuerza en ambas cámaras, después del APRA y el Fredemo. Esto hizo que la relación entre el Ejecutivo y el legislativo peruanos fuera muy tensa.
Fujimori vio cómo, a pesar de que pudo sacar adelante buena parte de su plan económico, las cortes tiraban para atrás muchas de las propuestas de su Gobierno. El equilibrio de poderes comenzó a ser una molestia para Fujimori, que tardó muy poco en mostrar la debilidad de sus convicciones democráticas.
Inicia una campaña de desprestigio del Congreso, que ya de por sí no tenía muy buena fama entre la ciudadanía, y extiende la idea de que se ha convertido en un obstáculo para resolver los problemas del país, sobre todo en lo que se refiere a la lucha contra la insurgencia. Finalmente, y después de una minuciosa preparación, en la noche del domingo 5 de abril de 1992, Fujimori emitió un mensaje en el cual ordenaba disolver el Congreso y suspender las actividades del Poder Judicial. Mientras, el Ejército se desplegaba por todo el país, rodeaba las sedes de las principales instituciones democráticas y las casas de opositores políticos y asaltaba medios de comunicación.
Aunque entre muchos peruanos cundió la indignación y rebautizaron a Fujimori como Chinochet (chino por su origen asiático y el chet por el apellido del dictador chileno Augusto Pinochet), la verdad es que el autogolpe fue apoyado por una mayoría de la ciudadanía.
Con las manos libres del control del Congreso, creó un Gobierno de Emergencia y Reconstrucción Nacional que, además de la economía, puso como prioridad la lucha contra los grupos subversivos, que desarrollaban una intensa campaña de atentados en todo el país. Intensificó las acciones del Ejército, que tuvo varios éxitos militares en la lucha contra estos grupos. Sin embargo, para lograr sus objetivos, los militares se apoyaron en grupos paramilitares armados por el propio Gobierno peruano y que cometieron algunas matanzas de civiles.
El golpe dado por Fujimori fue muy criticado por la comunidad internacional que, con la Organización de Estados Americanos (OEA) a la cabeza, comenzó a presionar al dictador peruano. En mayo de 1992 Fujimori se comprometió con la OEA a restablecer los derechos constitucionales en el país, así como a convocar a un Congreso Constituyente Democrático.
El 22 de noviembre de 1992 se celebraron elecciones para el Congreso Constituyente Democrático (CCD), en las que el partido Cambio 90, en coalición con Nueva Mayoría, obtuvo la mayoría absoluta gracias a que la oposición se negó a participar en los comicios. El nuevo Congreso Constituyente elaboró una Constitución que aprobó el 4 de septiembre de 1993. La nueva Carta Magna fue sometida a referéndum popular el 31 de octubre de ese año y aprobada en esta consulta con tan solo el 52,9% de votos a favor y 47,1% en contra. Entró en vigor el 1 de enero de 1994.
Hasta ese momento, la Constitución en vigor databa de 1979. La Carta Magna de 1993 no difería mucho de la de 1979. Sin embargo, las novedades que se introdujeron fueron de calado:
- Se introduce el mecanismo del referéndum para reformar la Constitución, aprobar normas con rango de ley, ordenanzas municipales y las materias relativas al proceso de descentralización.
- Se establece la pena de muerte para los delitos de terrorismo.
- Se mantiene en cinco años el mandato presidencial, pero se limita a una sola reelección inmediata o consecutiva.
- El Gobierno, en especial el presidente de la República, se vio dotado de más poder para aprobar leyes y disolver el Parlamento en determinados supuestos.
- Se abolió la bicameralidad parlamentaria y se impuso una sola cámara con 120 representantes.
- Se reforma el Consejo Nacional de la Magistratura del Perú, organismo al que se dota de autonomía para la selección y nombramiento de los jueces y fiscales.
- Creación de la Defensoría del Pueblo como un ente autónomo encargado de defender los derechos del pueblo y supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración estatal.
- Establecimiento del rol subsidiario del Estado en la economía. Se establece que la iniciativa privada es libre y se ejerce en una economía social de mercado. El Estado asume solo su rol orientador y no hace actividad empresarial, sino solo excepcionalmente. La anterior Constitución consagraba el ejercicio de la actividad empresarial por parte del Estado; ahora el Estado vigila y facilita la libre competencia.
Elecciones con trampa
En 1995 hubo de nuevo elecciones presidenciales y Fujimori las volvió a ganar. Desde ese momento hizo lo posible por retorcer la Constitución que él mismo había promovido. Según su interpretación, el segundo Gobierno de Fujimori (1995-2000) era el primero sujeto al nuevo artículo constitucional que solo permitía una reelección. Para reforzar su postura, en 1996 aprobó una controvertida Ley de Interpretación Auténtica de la Constitución, en la que se facultaba a sí mismo para presentarse por tercera vez a la presidencia.
El Tribunal Constitucional se pronunció acerca de la constitucionalidad de esta ley. En enero de 1997 la declaró en contra de la Carta Magna. Este hecho motivó que el Congreso de la República, de mayoría fujimorista, destituyera a tres de sus miembros, acabando con cualquier vestigio de independencia en el sistema de justicia peruano.
Aunque la nueva Constitución de Perú tenía cosas totalmente homologables a las de cualquier país democrático, la deriva de Fujimori la terminó convirtiendo en papel mojado.
Revolución en México
Al mismo tiempo que entraba en vigor la Constitución peruana lo hacía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte entre Canadá, Estados Unidos y México, que convertía el territorio de Norteamérica en una enorme zona de libre comercio que podía brindar muchos beneficios a las economías de los tres países, especialmente de México. Sin embargo, el Gobierno mexicano no tuvo tiempo de celebrar la efeméride.
Ese día, en el sur del país, en el estado de Chiapas, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) inició una insurrección armada. Los rebeldes atacaron y consiguieron ocupar las cabeceras municipales de San Cristóbal de Las Casas, Altamirano, Las Margaritas y Ocosingo, Oxchuc, Huixtán y Chanal. En un comunicado conocido como Declaración de la Selva Lacandona declaraban la guerra al Gobierno mexicano a la vez que pedían «trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz». Paralelamente, los zapatistas atacaron el cuartel del Ejército que había en la zona y, aunque pilló por sorpresa a los militares, lograron repeler el ataque y el EZLN se replegó a la selva.
Subdesarrollo en Chiapas
Chiapas aporta la quinta parte del petróleo, casi la cuarta parte del gas y la mitad de la energía hidroeléctrica que produce México. Es el segundo productor nacional de café y maíz y el segundo en la de carne. Sin embargo, muy poca de esta riqueza va a parar, en forma de bienes o de rentas, a los algo más de tres millones de chiapanecos, la mayoría de ellos pertenecientes a los pueblos indígenas del país. Cuando se produce el levantamiento, un tercio de la población del estado no tiene acceso a la red eléctrica, la mitad carece de agua potable, cuatro quintas partes no están cubiertas por el seguro social, dos tercios siguen una dieta por debajo de los mínimos nutricionales y otra tercera parte es analfabeta. En este contexto, el EZLN vio las condiciones favorables para iniciar una revolución que derrocara al Gobierno.
En este sentido, aunque en un principio era un movimiento marxista leninista, el EZLN cambió la estrategia de imagen y se autocatalogó como un grupo que reivindicaba los derechos indígenas.
El líder de este movimiento fue el conocido como Subcomandante Marcos, que se hizo famoso en todo el mundo gracias a su poder de comunicación y a que en todas sus apariciones públicas se cubría la cara con un pasamontaña. Durante varios meses hubo verdadera obsesión por conocer su identidad. El 9 de febrero de 1995, el Gobierno mexicano afirmó que la identidad del subcomandante era Rafael Sebastián Guillén Vicente (Tampico, 19 de junio de 1957), exalumno de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Reacción del Gobierno
El presidente del país, Carlos Salinas de Gortari, dirigió un primer mensaje a la nación el 6 de enero, donde negó que se tratara de un alzamiento indígena y ofreció el perdón a quienes depusieran las armas. Dado que no habían alcanzado sus objetivos, los zapatistas reaccionaron al mensaje presidencial intentando lograr una salida negociada y propusieron la participación del obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz y de Rigoberta Menchú como mediadores. El Gobierno nombró a Manuel Camacho Solís como comisionado para la Paz y la Reconciliación en Chiapas.
Paralelamente, el EZLN mantenía sus ataques a cuarteles y a infraestructuras. En los diez primeros días del año los combates provocaron, según datos del Gobierno, 108 muertos. El día 12 de enero, Salinas de Gortari ordenó un alto al fuego unilateral del ejército en Chiapas, como primer paso para iniciar el diálogo, y envió a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión su propuesta de Ley de Amnistía general, que fue promulgada el 22 de enero.
Justo un mes después de haber comenzado su insurrección, el EZLN hizo un llamamiento a los indígenas del estado de Guerrero para que se unieran a su causa, pero sin éxito. También pidieron que organizaciones no gubernamentales formaran lo que llamaron un cinturón de paz en torno al punto en el que se iba a desarrollar el diálogo con el Gobierno. Cruz Roja, ciudadanos de otras organizaciones y la policía militar instalaron cinturones para resguardar las negociaciones mientras iban llegando a San Cristóbal de las Casas 19 delegados zapatistas para participar en las Jornadas por la Paz y la Reconciliación. Esto propició que el 16 de febrero se iniciaran las primeras conversaciones entre el EZLN y el Gobierno federal.
Durante todo el año 1994 se van produciendo propuestas y contrapropuestas de un lado y otro, sin que se llegue a ningún acuerdo para finalizar el conflicto.
Elecciones presidenciales
En agosto de 1994 se celebraron elecciones presidenciales en México, unos comicios que estuvieron marcados por la tragedia. El candidato oficialista del PRI era Luis Donaldo Colosio, pero fue asesinado el 23 de marzo, por lo que ocupó su lugar como candidato del PRI Ernesto Zedillo que ganó los comicios. Asumió la presidencia el 1 de diciembre.
Zedillo, tras dar a conocer la identidad del subcomandante Marcos, dio orden de detención contra él y el resto de los líderes zapatistas. El Ejército mexicano avanzó sobre varias poblaciones de Chiapas y retomó el control de algunos poblados que habían sido ocupados por la insurgencia zapatista. En tan solo 15 días, más de 20.000 personas huyeron desplazadas de sus comunidades hacia la selva, mientras el Ejército ocupaba el territorio abandonado. De esta forma, el Gobierno federal seguía una doble estrategia. Por un lado, se negociaba con el EZLN y por el otro se daban órdenes de arresto contra sus líderes.
Desde entonces se ha mantenido un conflicto de baja intensidad en el que de vez en cuando el subcomandante Marcos, que ahora se llama subcomandante Galeano, hace alguna declaración sobre la situación en Chiapas, pero su chispa se ha apagado y ya no tiene el predicamento que logró en los primeros años de la revuelta.