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1996: Yasir Arafat es elegido presidente de la Autoridad Nacional Palestina

Los Acuerdos de Oslo acercaron a israelíes y palestinos a una paz que terminó siendo un espejismo

Apretón de manos entre Yasser Arafat e Isaac Rabin, bajo la mirada de Bill Clinton, en Washington, el 13 de septiembre de 1993 (Foto: Google)

Andrés Lara

Director de Economist & Jurist




Tiempo de lectura: 17 min

Publicado




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1996: Yasir Arafat es elegido presidente de la Autoridad Nacional Palestina

Los Acuerdos de Oslo acercaron a israelíes y palestinos a una paz que terminó siendo un espejismo

Apretón de manos entre Yasser Arafat e Isaac Rabin, bajo la mirada de Bill Clinton, en Washington, el 13 de septiembre de 1993 (Foto: Google)



El conflicto entre palestinos e israelíes es el de más larga duración de todos los que hay ahora mismo en el mudo. En los casi cien años de enfrentamientos ha habido momentos en los que parecía que la paz era posible. En septiembre de 1993 se firmaron los Acuerdos de Oslo, que supusieron un hito histórico en tanto que implicaban el reconocimiento del Estado de Israel por parte de las autoridades palestinas y el reconocimiento de la OLP por parte de Israel. Además, propiciaron la celebración de las elecciones del Parlamento palestino y la Presidencia de la Autoridad Nacional Palestina.

Estas elecciones a la presidencia fueron ganadas por Yasir Arafat, el histórico dirigente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Parecía que la situación podía encauzarse hacia la paz, pero finalmente, como ha ocurrido en demasiados momentos de la historia, todo lo que podía salir mal, salió mal.



Los orígenes del conflicto

Palestina, al igual que muchos territorios de Oriente Próximo, formó parte del Imperio Otomano. En el año 1914, los turcos participaron en la Primera Guerra Mundial del lado de las potencias centrales. El Gobierno británico, al tiempo que alentaba la rebelión de los pueblos árabes sometidos por los turcos, se alineaba con el movimiento sionista, una ideología que propuso desde sus inicios el establecimiento de un Estado para el pueblo judío.



Arthur Barfour redactó la declaración que lleva su nombre. (Foto: Monitor de Oriente)

El 2 de noviembre de 1917 se produce la Declaración Balfour, por la que el Reino Unido apoya los planes sionistas de creación de un Estado judío en Palestina. Sin embargo, tras la victoria aliada y el hundimiento del Imperio Otomano, los británicos, que se dividieron Oriente Próximo con los franceses, se hicieron con el control de Palestina en los siguientes treinta años, adoptando la forma oficial de Mandato de la recientemente creada Sociedad de Naciones.



Mandato británico

Durante el Mandato, de 1922 a 1947, se produjo una importante emigración de judíos a Palestina, sobre todo cuando el nacismo triunfó en Alemania y el antisemitismo se fue extendiendo por casi toda Europa. Durante el periodo del Mandato, los enfrentamientos entre judíos y palestinos fueron constantes y las matanzas de unos y otros muy habituales.

Una vez finalizada la Guerra Mundial, en la que seis millones de judíos fueron asesinados en campos de exterminio nazis, el Reino Unido consideró varias opciones para facilitar la independencia a esa tierra devastada por la violencia, y en 1947 acudió a las Naciones Unidas para que resolvieran el problema de Palestina. Tras estudiar distintas alternativas, Naciones Unidas propusieron poner fin al Mandato y dividir Palestina en dos Estados independientes, uno árabe palestino y otro judío, y que Jerusalén quedara bajo un régimen internacional. Este plan fue aprobado 29 de noviembre de ese año. Inmediatamente comenzó una guerra en Palestina entre judíos y árabes y el exilio de un importante número de árabes palestinos.

Campo de concentración de Auschwitz. (Foto: Auschwitz Tours)

El 14 de mayo de 1948, un día antes de que terminara oficialmente el Mandato británico, el líder sionista David Ben-Gurion declaró el establecimiento del Estado de Israel. Un día después comienza la guerra árabe-israelí de 1948. Más de la mitad de la población árabe palestina fue expulsada o huyó del territorio del nuevo Estado.

En la guerra que tuvo lugar durante los siguientes 15 meses, Israel conquistó y se anexionó un 26% adicional del antiguo Mandato británico, mientras que Transjordania y Egipto ocuparon la parte restante destinada por la ONU al Estado árabe-palestino. Egipto ocupó la Franja de Gaza y Transjordania se anexionó Cisjordania y Jerusalén Este, refundando el país con el nombre de Jordania.

En 1949 se firman unos armisticios entre Israel y sus enemigos árabes, lo que no evita que se produzcan durante los años siguientes escaramuzas militares y atentados de uno y otro lado, hasta que estalló una nueva guerra.

David Ben-Gurion. Foto: Wikipedia)

El rey Faruq de Egipto fue derrocado en 1952 por el Movimiento de Oficiales Libres, liderado por Gamal Abdel Nasser. El nuevo líder egipcio nacionalizó el Canal de Suez el 26 de julio de 1956. Nasser, además, ordenó el bloqueo de los estrechos de Tirán, vía de acceso a Eilat, principal puerto mercantil israelí en el golfo de Aqaba. Esto provocó el inicio de lo que se conoce como la Guerra del Sinaí, que no duró ni dos semanas. El Ejército israelí invade la península del Sinaí en coordinación con los ejércitos de Francia y Reino Unido. Sin embargo, tras las presiones de Estados Unidos y la Unión Soviética, las tropas ocupantes abandonan los territorios ocupados durante la contienda.

Movimiento palestino: nace Fatah

En 1958 nace en Kuwait la organización palestina Fatah, creada por Yasir Arafat, que en ese momento tiene 29 años, y Salah Khalaf y Khalil al-Wazir, miembros oficiales de los Hermanos Musulmanes Egipcios. Ambos se convertirían en la mano derecha de Arafat durante su vida política posterior.

Fatah se marcó como objetivo liberar Palestina a través de la lucha armada pero, a diferencia de otros grupos, que creían en una respuesta árabe unida, Arafat defendía que esta lucha tenía que ser llevada a cabo solo por palestinos. La organización de Arafat nunca abrazó las ideologías de los gobiernos nacionales árabes más importantes de la época, en contraste con otras facciones palestinas, que a menudo se convertían en satélites de naciones como Egipto, Irak, Arabia Saudita, Siria y otras.

Yasir Arafat. (Foto: Google)

En 1964 nace en Jerusalén Este, auspiciada por la Liga Árabe, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en la que se integran los diferentes movimientos políticos y paramilitares palestinos. La carta orgánica original de la OLP llamaba abiertamente a la aniquilación de Israel, así como el retorno de los refugiados palestinos que huyeron o fueron expulsados de Israel durante la guerra árabe-israelí de 1948, y la autodeterminación de los árabes palestinos, que en ese momento se encontraban bajo la ocupación jordana y egipcia de los territorios de Cisjordania y la Franja de Gaza respectivamente.

Paralelamente, la tensión entre los israelíes y sus vecinos árabes fue creciendo hasta que en 1967 estalló un nuevo enfrentamiento bélico: La Guerra de los Seis Días. Viéndose amenazado por la firma de un pacto de defensa mutua entre Egipto, Siria e Irak, y después de que tropas egipcias se desplegaran en la Península del Sinaí, el 5 de junio de 1967 Israel bombardeó la aviación egipcia situada en la península del Sinaí, dando comienzo de esta forma a la guerra. En los seis días que duró el conflicto, Israel conquistó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, la península del Sinaí y los Altos del Golán (Siria). Salvo el caso de la península del Sinaí, que fue devuelta a Egipto en 1979 como consecuencia de los acuerdos de paz de Camp David. El resto de territorios siguen a día de hoy ocupados militarmente por Israel.

Soldados israelíes en el Sinaí durante la Guerra de los Seis Días. (Foto: Wikipedia)

Entre 1968 y 1970 hubo una guerra entre Egipto e Israel en la que se produjeron muchas bajas en ambos bandos, hasta que firmaron un alto el fuego que dejaba las fronteras tal como habían quedado tras la Guerra de los Seis Días. Paralelamente, el Ejército israelí hostigaba a las milicias de Fatah y otros grupos armados palestinos. Ese año atacó la aldea jordana de Karamé, donde se situaba la sede de Fatah, pero fue rechazado.

En ese enfrentamiento tuvo un papel destacado Yasir Arafat, cuya reputación entre los palestinos subió muchos enteros. Tanto es así que en el Consejo Nacional Palestino de El Cairo del 3 de febrero de 1969 fue nombrado presidente de la OLP. Dos años después se convirtió en el comandante en jefe de las Fuerzas Revolucionarias Palestinas, y en 1973 se convirtió en el líder del brazo político de la OLP.

Expulsión de Jordania

A finales de la década de 1960 había en Jordania un gran número de palestinos que prácticamente crearon un Estado dentro del Estado. La OLP y otras milicias palestinas establecieron controles policiales y recaudaban impuestos ilegales; todo lo cual Arafat consentía o ignoraba. El rey Hussein de Jordania consideró que esto era una amenaza creciente a la soberanía y seguridad de su reino y trató de desarmar a las milicias, pero sin éxito.

Hussein de Jordania y la reina Noor. (Foto: Google)

El 15 de septiembre de 1970, el Frente para la Liberación de Palestina secuestró cinco aviones en Jordania e hizo aterrizar a tres de ellos en un aeropuerto al este de Amán. Cuando los pasajeros fueron trasladados a otro lugar, hicieron explotar tres de los aviones. La acción dañó la imagen de Arafat en muchos países occidentales, incluyendo Estados Unidos, que le tenía por responsable de controlar las facciones palestinas que pertenecían a la OLP.

Esto fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del rey Hussein, que decretó la ley marcial en el país e inició una operación militar que dio como resultado la expulsión de las milicias palestinas de Jordania. La mayor parte de los grupos palestinos se asientan en el Líbano.

Egipto y Siria volvieron a intentar remediar el fiasco del último enfrentamiento con Israel y el 6 de octubre de 1973, coincidiendo con la celebración judía del Yom Kipur, atacaron Israel para recuperar los territorios ocupados por el Ejército israelí en el último conflicto. Una vez más, fueron derrotados. Israel expulsó a los sirios de los Altos del Golán; al mismo tiempo, avanzaba en la contraofensiva del Sinaí, haciendo retroceder a los egipcios más allá de sus fronteras y cruzando el Canal de Suez.

Acuerdos de Camp Davis

Las diferentes guerras entre Israel y sus vecinos árabes dejaron muy clara la vulnerabilidad de éstos ante las tropas israelíes. Dada su posición de fuerza, Israel pensó que podía negociar unilateralmente con Egipto una paz separada. El 17 de septiembre de 1978, el presidente egipcio Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin firmaron los Acuerdos de Paz de Camp David (Maryland, Estados Unidos) en presencia del presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter. Este acuerdo supuso el primer tratado de paz de Israel con un país árabe.

El presidente de Egipto Anwar Sadat, el presidente de Estados Unidos Jimmy Carter y el primer ministro israelí Menachem Begin festejan tras la firma de los Acuerdos de Camp David. (Foto: Google)

Israel lograba la paz con Egipto, a cambio de lo cual devolvía el territorio conquistado en 1967, incluidos varios asentamientos establecidos al norte de la península del Sinaí. Esto le supuso a Sadat numerosas acusaciones de traición y un importante aislamiento en la comunidad árabe durante años. Finalmente murió asesinado por uno de sus guardaespaldas en el transcurso de un desfile militar en El Cairo el 6 de octubre de 1981.

La paz firmada entre Israel y Egipto no representó ni de lejos la pacificación de la zona. De hecho, estaba por llegar una cruenta guerra que se ha extendido a lo largo de décadas.

Guerra del Líbano

Después de haber sido expulsadas de Jordania, la OLP decide establecer sus bases en el Líbano, desde donde comenzaron a realizar incursiones en territorio israelí para provocar atentados, manteniendo enfrentamientos directos con las fuerzas israelíes a lo largo de la frontera sur del Líbano. Israel ocupa una franja de terreno al sur del Líbano para evitar nuevos ataques y termina estableciendo una zona de seguridad.

Yasir Arafat, en el centro, inspecciona los daños en la Universidad Árabe de Beirut tras un bombardeo israelí en el occidente de Beirut, Líbano. (Foto: Google)

Dado que los atentados palestinos no cesaban, el 6 de junio de 1982 Israel invadió el Líbano con casi 100.000 soldados apoyados por 1.500 tanques, aviación y la Armada. En mayo de 1983, Israel y Líbano alcanzaron un acuerdo para la retirada de las tropas israelíes, pero el tratado no llegó a ser ratificado. Ante el goteo de bajas israelíes y los constantes atentados chiíes, Israel inició su repliegue unilateral y progresivo en 1985 y dejó la llamada “Zona de seguridad” en manos del cristiano-libanés (y proisraelí) Ejército del Sur del Líbano, que contaba con el apoyo de un contingente de tropas israelíes reducido.

El ataque israelí al Líbano privó a la OLP de las bases desde donde había realizado sus acciones armadas contra Israel. Arafat y su organización se tuvieron que refugiar en Túnez, pero incluso ahí la aviación israelí bombardeó sus cuarteles generales en 1985. Esto hizo que el protagonismo de la lucha árabe se desarrollara en el interior de Palestina. En 1988 comenzó un movimiento espontáneo que pilló por sorpresa tanto a las autoridades israelíes como al propio Arafat, y que tuvo como protagonista al pueblo palestino: la Intifada.

La población palestina comenzó a organizar actos de desobediencia civil contra la ocupación israelí. La Intifada supuso la agrupación de todos los sectores palestinos bajo un liderazgo central, politizando a toda la sociedad palestina. La Primera Intifada puso de relieve a nivel internacional la ocupación israelí de Palestina. Israel desplegó unos 80.000 soldados en los territorios ocupados y recurrió a tácticas tales como los arrestos masivos, las deportaciones, los toques de queda y la detención administrativa.

Un niño palestino tira piedras a un tanque israelí durante la intifada. (Foto: Google)

Arafat intentó capitalizar ese movimiento proclamando simbólicamente el 15 de noviembre de 1988 la creación del Estado de Palestina, que obtuvo el reconocimiento de más de sesenta países. Pero las sucesivas derrotas militares de los árabes acabaron por convencerle, a raíz de la desaparición de la Unión Soviética y de la guerra del Golfo en los primeros años noventa, de la necesidad de llegar a un entendimiento con Israel.

Camino hacia la paz

Tras la Guerra del Golfo de 1991, el presidente de Estados Unidos, George Bush, decidió que era momento de arreglar el problema de Palestina y convocó una conferencia internacional de paz. Incluso llegó a amenazar al Gobierno de Israel con cortarle la ayuda económica si no acudía a negociar. En junio de 1991 James Baker, secretario de Estado de Bush, desveló que la base negociadora sería el principio de paz por territorios. Según Baker, a los palestinos se les ofrecía la posibilidad de adquirir un estatus «por debajo del Estado, pero por encima de la autonomía«. Bush y el líder soviético, Mijaíl Gorbachov, se pusieron de acuerdo para copatrocinar la conferencia internacional.

A pesar de las fuertes restricciones impuestas a los palestinos, las cuales eran, de hecho, la moneda de cambio que pagaba la participación israelí en el proceso, Arafat asintió, dado que la OLP se encontraba en una situación muy delicada tanto política como económicamente. Con todo, solicitó a Estados Unidos que la OLP pudiera nombrar a los delegados palestinos, que la agenda negociadora incluyera la cuestión de Jerusalén en tanto que territorio ocupado, que se reconociera el derecho de los palestinos a la autodeterminación y que Israel detuviera la actividad colonizadora en Cisjordania y Gaza.

Foto de familia de los mandatarios que participaron en la Conferencia de Paz de Madrid. (Foto: Google)

Entre el 30 de octubre al 1 de noviembre de 1991 se celebró la Conferencia de Paz de Madrid, que dio el banderazo de salida al proceso de paz en Oriente Próximo. El 3 y el 4 de noviembre se celebró en la capital española la primera ronda de conversaciones entre israelíes y jordano-palestinos, y luego la mesa bilateral se trasladó a Washington. Hasta final de año, a lo largo de todo 1992 y en la primera mitad de 1993 las negociaciones oficiales estuvieron estancadas la mayor parte del tiempo antes de terminar por bloquearse, debido a un sinfín de discrepancias sobre cuestiones de procedimiento y de agenda.

Ante la falta de avance en las negociaciones bilaterales entre israelíes y palestinos se recurrió, a partir del 20 de enero de 1993 y en Oslo, a la negociación secreta, que por la parte palestina estuvo conducida por Mahmoud Abbas, más conocido como Abu Mazen, el pragmático responsable de las relaciones exteriores de la OLP y uno de los más estrechos colaboradores de Arafat desde los años sesenta, y Ahmad Qureia, alias Abu Alá, el jefe del aparato financiero de la organización.

El trabajo de las diplomacias noruega y estadounidense hicieron posible la ruptura del bloqueo. El 27 de agosto de 1993 se filtró a la opinión pública que palestinos e israelíes llevaban medio año discutiendo en el más riguroso secreto. Además, se informó que ambas partes habían pactado en Oslo una Declaración de Principios sobre los Acuerdos del Autogobierno Interino. El histórico acuerdo, no sólo debía poner término a la Intifada y detener una confrontación que apelaba a las armas, sino que abría paso a la solución definitiva del conflicto entre palestinos e israelíes.

Imagen de Hebron, Cisjordania. (Foto: TourHebron)

La Declaración de Principios, equivalente de hecho a un tratado de paz, abarcaba seis grandes cuestiones. Se establecería una Autoridad de Autogobierno Interino Palestino con jurisdicción sobre Cisjordania y Gaza, aunque inicialmente sólo sobre la franja y en la ciudad cisjordana de Jericó, por un período transitorio de cinco años como máximo. Se celebrarían elecciones democráticas a un Consejo Palestino, del que emanaría la Autoridad de Autogobierno. Israel procedería a transferir a los palestinos poderes y responsabilidades en las áreas de educación y cultura, salud, bienestar social, impuestos directos y turismo.

Además, la policía israelí se replegaría por etapas de Cisjordania y Gaza, y la vigilancia de la seguridad sería compartida con la Autoridad Palestina, que podría dotarse de fuerzas policiales. Las partes adoptarían con rapidez un Acuerdo Interino que permitiese iniciar la autonomía y donde se especificarían la estructura y las atribuciones del Consejo, y todo lo relacionado con la transferencia de poderes. En el tercer año del período interino arrancarían negociaciones centradas en las cuestiones restantes, a saber: el estatus permanente de la entidad palestina, el estatus de Jerusalén, la situación de los refugiados y de los asentamientos de colonos, los acuerdos bilaterales de seguridad, las relaciones de cooperación con los estados vecinos y la definición de las fronteras.

Arafat, el 9 de septiembre, y el primer ministro israelí y líder del Partido Laborista, Isaac Rabin, al día siguiente, suscribieron sendos documentos de reconocimiento recíproco: el líder de la OLP reconocía «el derecho del Estado de Israel a existir en paz y con seguridad», acataba las resoluciones 242 y 338, y renunciaba «recurrir al terrorismo y otros actos de violencia», mientras que el estadista judío reconocía a la OLP como el «representante del pueblo palestino».

Simon Peres, ministro de Exteriores de Israel, firma la Declaración de Principios pactada en Oslo. (Foto: Google)

El 13 de septiembre de 1993, en los jardines de la Casa Blanca en Washington, se firmó la Declaración de Principios. Para Arafat, fue, probablemente, el punto culminante de su carrera política. Los encargados de rubricar el documento fueron los respectivos responsables diplomáticos, Mahmoud Abbas por la parte palestina y Simon Peres por la israelí, pero todo el protagonismo recayó en Arafat y Rabin, que, impelidos por Clinton, simbolizaron el comienzo de la superación de cinco décadas de hostilidades con un apretón de manos histórico.

Arafat aprovechó su ya de por sí histórica estancia oficial en Estados Unidos para sostener una entrevista particular con Clinton, que era el primer mandatario norteamericano que le recibía, y para volver, el 14 de septiembre, tras 19 años de ausencia, a la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

El año 1994 se recogieron los primeros frutos de lo firmado en Oslo. El 4 de mayo, Arafat y Peres firmaron en El Cairo el llamado Acuerdo Gaza-Jericó (Oslo I), último instrumento previo a la creación de la autonomía. El 10 de mayo los primeros policías palestinos entraron en Gaza desde Egipto por el puesto fronterizo de Rafah y el 13 la policía israelí entregó a la conocida como Brigada Al Aqsa las funciones de vigilancia de la seguridad en Jericó. Para Arafat, julio de 1994 sería su mes de gloria: el 1 entró triunfalmente en Gaza por Rafah, poniendo fin a 27 años de exilio de Palestina; el 5, junto con los 12 miembros de su primer Gabinete ministerial, prestó juramento en Jericó como presidente de la Autoridad Ejecutiva del Consejo Palestino, esto es, el Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que echó a andar en ese momento al igual que el período interino de cinco años; y, el 12 estuvo de vuelta en Gaza para inaugurar su residencia permanente.

Arafat, Peres y Rabin reciben el Premio Nobel de la Paz de 1994. (Foto: Google)

El año 1994 concluyó para Arafat, el guerrillero y terrorista reciclado en político y estadista, con una satisfacción añadida, un honor y un reconocimiento que en el pasado habrían resultados inconcebibles: la concesión, el 14 de octubre, del premio Nobel de la Paz, que compartió con los otros dos forjadores del proceso de Oslo, Rabin y Peres. Los tres recogieron el Nobel en la capital noruega el 10 de diciembre. El 24 de noviembre anterior, Arafat y Rabin hicieron lo propio en Oviedo, España, con el premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional.

Un rosario de golpes terroristas contra ciudades israelíes, ataques contra colonias judías y centros transferidos a la ANP, y refriegas armadas que involucraban a soldados, policías palestinos, activistas islamistas y colonos acompañó el discurrir de 1995. Esto se vio acompañado por continuación israelí de las obras de expansión de los asentamientos judíos en el contorno de Jerusalén, previas confiscaciones de tierra a sus legítimos propietarios palestinos. Aunque el proceso de paz seguía adelante, empezaba a tambalearse. Además, a las acusaciones de corrupción contra el Gobierno de Arafat se unieron constantes retrasos en el traspaso de competencias a la Autoridad Nacional Palestina.

Los últimos meses de 1995 fueron especialmente malos. Los atentados terroristas por parte de grupos palestinos descontrolados eran cada vez más habituales y mortíferos mientras que, por el lado de Israel, el 4 de noviembre fue asesinado Isaac Rabin a manos de un fanático judío durante un acto pacifista en Tel Aviv.

Funeral de Isaac Rabin, primer ministro israelí asesinado por un fanático judío. (Foto: Google)

Los atentados indiscriminados, respondidos por las Fuerzas de Defensa de Israel con cierres temporales de los Territorios Autónomos y Ocupados, demoliciones de las viviendas de los familiares de los terroristas y arrestos masivos, crearon en la alarmada sociedad israelí un estado de opinión en el que hallaron tierra abonada los mensajes de los partidos derechistas y religiosos más intransigentes con las concesiones territoriales a los palestinos, en tanto que la muerte de Rabin privó a la ANP, y en particular a Arafat, de su interlocutor más razonable.

Elecciones en la ANP

El 19 y 20 de enero de 1996 tuvieron lugar las primeras elecciones al Consejo Palestino, tanto a la Presidencia de la Autoridad Ejecutiva como al Consejo Legislativo. La convocatoria electoral no sólo daba cumplimiento a una de las previsiones de los Acuerdos de Oslo, sino que marcaba un hito en las trayectorias de Arafat y el partido que había fundado, hasta ahora nunca sometidos al veredicto de unas urnas abiertas al sufragio universal, luego faltos de la legitimación que otorga un ejercicio de democracia representativa.

Fatah se hizo con 55 de los 88 escaños, siendo los restantes para candidatos disidentes del partido en el poder, e independientes musulmanes, cristianos o sin confesión declarada. Todos los partidos y grupos opuestos al proceso de paz boicotearon los comicios, aunque también sabían que Fatah era imbatible. En las presidenciales, Arafat sólo tuvo que vérselas con un contrincante, mujer a la sazón, la septuagenaria Samiha Jalil, una miembro original del CNP y veterana activista en el área social. Arafat se proclamó vencedor con un abrumador 88,2% de los votos.

Arafat tomó posesión el 12 de febrero de su primer cargo electo. El Consejo Legislativo fue inaugurado el 7 de marzo en Gaza, y el 10 de mayo siguiente el rais formó su segundo gabinete, integrado por 20 ministros con cartera y cinco ministros de Estado, y que entró en funciones una semana más tarde en Ramallah.

Arafat ganó en 1996 las elecciones a la presidencia de la ANP. (Foto: Google)

El 8 de mayo de 1996 celebró en Aqaba con Hussein de Jordania y el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, una cumbre trilateral que subrayó lo «inevitable» del establecimiento del Estado palestino (posibilidad que acababa de reconocer el propio Partido Laborista israelí en su programa) con capital en Jerusalén. Según el primer censo de población, provisional, publicado por la ANP en febrero, a finales de 1995 vivían en los Territorios 2.267.000 palestinos, 934.000 en Gaza y 1.333.000 en Cisjordania. El 46% tenía menos de 15 años, lo que daba una idea de la explosión demográfica.

Una serie de problemas llevaron al fracaso de los Acuerdos de Oslo. En primer lugar, se trataba de un pacto general y ambiguo del que aún quedaba mucho por desarrollar y que no establecía mecanismos claros para forzar a alguna de las partes a cumplir con sus compromisos. Como se ha señalado, Israel continuó con el establecimiento ilegal de colonos judíos en los territorios que deberían haber sido devueltos a la Autoridad Nacional Palestina para el futuro establecimiento de un Estado palestino, a pesar de que los Acuerdos de Oslo especificaban que «ningún bando tomará iniciativas o pasos que cambien el statu quo de Cisjordania o la Franja de Gaza hasta que se alcance un acuerdo en las negociaciones sobre un estatus permanente». También fueron determinantes los ataques terroristas contra la población civil israelí perpetrados por distintas organizaciones armadas palestinas.

Además, los numerosos retrasos y cancelaciones de los pasos acordados en el calendario de retirada israelí llevaron al estancamiento del proceso de paz y al descrédito de los Acuerdos de Oslo, que en muchos puntos terminaron siendo papel mojado.

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