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2002: el euro entra en circulación en 12 países de la UE

La moneda única se convertía en la segunda divisa más importante del mundo

(Foto: Expansión)

Andrés Lara

Director de Economist & Jurist




Tiempo de lectura: 7 min

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2002: el euro entra en circulación en 12 países de la UE

La moneda única se convertía en la segunda divisa más importante del mundo

(Foto: Expansión)



El 1 de enero de 2002, el euro entró en circulación en 12 países de la Unión Europea en lo que posiblemente ha sido uno de los cambios más importantes que han vivido los ciudadanos europeos. Con la conversión del euro en moneda de uso común en sustitución de la peseta, el marco, el franco francés a la lira, culminaba un largo proceso que, de un modo u otro, acompañó a Europa desde la década de 1960.

Desde esa época, la Unión Económica y Monetaria (UEM) ha sido una meta de la Unión Europea. Sin embargo, diversas barreras políticas y económicas obstaculizaron el camino: un compromiso político a veces débil, divergencias en las prioridades económicas y turbulencias en los mercados internacionales fueron algunas de los escoyos que fueron surgiendo a lo largo de la historia.



En el periodo inmediatamente posterior al final de la Segunda Guerra Mundial, Europa disfrutó de un periodo de estabilidad que, sin embargo, no duró mucho tiempo. La agitación de los mercados monetarios internacionales amenazó el sistema de precios comunes de la política agrícola común, uno de los principales pilares de la entonces Comunidad Económica Europea. Intentos posteriores de conseguir tipos de cambio estables fracasaron debido a la crisis del petróleo y otros contratiempos. Estas turbulencias se mantuvieron hasta que en 1979 se puso en marcha el Sistema Monetario Europeo (SME).



Sistema Monetario Europeo

El Sistema Monetario Europeo fue un régimen cambiario establecido para fomentar una cooperación más estrecha en materia de política monetaria entre los bancos centrales de los Estados miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE). El objetivo del SME era promover la estabilidad monetaria en Europa. Se basó en el concepto de tipos de cambio estables pero ajustables definidos de acuerdo con la unidad monetaria europea (ECU), de nueva creación.

El ECU fue la unidad monetaria de las Comunidades Europeas. (Foto: Numisbids)



El ECU fue la unidad monetaria de las Comunidades Europeas, desde su adopción el 13 de marzo de 1979 hasta su propia sustitución por el euro el 1 de enero de 1999. El ECU estaba compuesto por una cesta de monedas de los Estados miembros de las Comunidades Europeas y servía como unidad monetaria estándar de medida del valor/coste de mercado de los bienes, servicios o activos en las Comunidades Europeas.

Junto con el ECU, otro de los elementos fundamentales del SME fue el Mecanismo Europeo de Tipos de Cambio (MTC), que se creó con el fin de estabilizar los tipos de cambio y ayudar a Europa a convertirse en un espacio de estabilidad monetaria antes de la introducción de la moneda única, el euro.

El SME fue una salida radical porque los tipos de cambio solo podían modificarse de mutuo acuerdo entre los Estados miembros participantes y la Comisión Europea, una puesta en común sin precedentes de la soberanía monetaria. Aunque durante más de una década fue funcionando bien, el SME estuvo siempre pensado como una fase transitoria.

Plan Delors

En junio de 1988, el Consejo Europeo confirmó el objetivo de lograr progresivamente una Unión Económica y Monetaria (UEM). Constituyó un comité, presidido por el entonces presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, que estudiase y propusiera fases concretas para avanzar hacia dicha unión.

El comité estaba formado por los gobernadores de los bancos centrales nacionales de los países de la entonces Comunidad Europea (CE); Alexandre Lamfalussy, entonces director general del Banco de Pagos Internacionales (BPI); Niels Thygesen, catedrático de Economía danés, y Miguel Boyer, presidente del Banco Exterior de España.

Jacques Delors. (Foto: El Periódico)

El fruto de la labor del comité nació el conocido como Informe Delors, que proponía que la Unión Económica y Monetaria se alcanzase en tres fases.

La primera fase comenzó el 1 de julio de 1990 y la misma tenía como objetivos la liberalización completa para las transacciones de capital; el incremento de la cooperación entre los bancos centrales; la libre utilización del ECU y la mejora de la convergencia económica.

Tratado de Maastrich

Para la realización de las fases segunda y tercera, era preciso revisar el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (el Tratado de Roma) con objeto de establecer la infraestructura institucional necesaria. Con este fin, se convocó una Conferencia Intergubernamental sobre la UEM, que tuvo lugar en 1991 paralelamente a la Conferencia Intergubernamental sobre la unión política.

Las negociaciones concluyeron con la adopción, en diciembre de 1991, del Tratado de la Unión Europea, que fue firmado en Maastricht el 7 de febrero de 1992. No obstante, debido a los retrasos ocurridos en el proceso de ratificación, no entró en vigor hasta el 1 de noviembre de 1993. El nuevo Tratado modificó el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea, que pasó a denominarse Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, e incorporó, entre otros, el Protocolo sobre los Estatutos del Sistema Europeo de Bancos Centrales y del Banco Central Europeo y el Protocolo sobre los Estatutos del Instituto Monetario Europeo.

El Tratado de Maastricht recogía una serie de criterios de convergencia que debían cumplir todos los países que quisieran adherirse a la UEM y utilizar el euro como moneda oficial.

  • Estabilidad de precios. Los Estados miembros debían tener una tasa media de inflación que no superase en más de 1,5 puntos porcentuales la de los tres Estados miembros con mejores resultados en términos de estabilidad de precios durante un período de un año antes del examen.
  • Situación presupuestaria de las administraciones públicas. La relación entre el déficit público previsto o real y el Producto Interior Bruto (PIB) no podía ser superior al 3%, y la relación entre la deuda pública (general) y el PIB no debe ser superior al 60%.
  • Tipos de cambio. Los Estados miembros deberían respetar los márgenes de fluctuación normales del mecanismo de tipos de cambio sin tensiones graves durante al menos los dos años anteriores al examen.
  • Tipos de interés a largo plazo. Los Estados miembros deberían haber tenido un tipo de interés nominal medio a largo plazo durante un período de un año antes del examen que no superase en más de dos puntos porcentuales el de los tres Estados miembros con mejores resultados en términos de estabilidad de precios.

Foto de familia de los jefes de Estado y de Gobierno que suscribieron el Tratado de Maastricht (Foto: Unión Europea)

Instituto Monetario Europeo

La segunda fase dio comiendo con la creación del Instituto Monetario Europeo (IME) el 1 de enero de 1994. La existencia transitoria del IME reflejaba igualmente el estado de integración monetaria en la Comunidad. Entre las atribuciones del IME no figuraba la ejecución de la política monetaria en la Unión Europea, que siguió siendo competencia exclusiva de las autoridades nacionales, ni tampoco la intervención en los mercados de divisas.

Las dos funciones principales del IME eran, por un lado, fortalecer la cooperación entre los bancos centrales y la coordinación de las políticas monetarias, y por otro realizar los trabajos preparatorios necesarios para la constitución del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), para la ejecución de la política monetaria única y para la creación de una moneda única en la tercera fase.

En diciembre de 1995, el Consejo Europeo celebrado en Madrid acordó que la unidad monetaria europea se denominaría euro, y confirmó que dicha fase comenzaría el 1 de enero de 1999.

A fin de completar y desarrollar las disposiciones del Tratado relativas a la UEM, el Consejo Europeo adoptó, en junio de 1997, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, cuya finalidad es garantizar la disciplina presupuestaria en relación con la UEM. Consiste en el control fiscal de los miembros por parte de la Comisión Europea y el Consejo de Ministros, y la emisión de una recomendación anual de acciones políticas para garantizar un pleno cumplimiento del Pacto a medio plazo.

El 2 de mayo de 1998, el Consejo de la Unión decidió por unanimidad que 11 Estados miembros cumplían las condiciones necesarias para participar en la tercera fase de la UEM y adoptar la moneda única el 1 de enero de 1999. Dichos participantes iniciales fueron Bélgica, Alemania, España, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Austria, Portugal y Finlandia.

Sede del BCE. (Foto: BCE)

Otra de las fechas importantes en el camino hacia la moneda única fue el 25 de mayo de 1998, cuando los Gobiernos de los 11 Estados miembros participantes nombraron al presidente, al vicepresidente y a los otros cuatro miembros del Comité Ejecutivo del BCE. La toma de posesión de estos cargos tuvo lugar el 1 de junio de 1998 señaló la constitución del BCE. El BCE y los bancos centrales nacionales de los Estados miembros participantes pasaron a constituir el Eurosistema, que estable y formula la política monetaria única en la tercera fase de la UEM. Con la creación del BCE el 1 de junio de 1998, las tareas del IME se consideraron concluidas.

Nacimiento del euro

La tercera fase tuvo como hito principal el nacimiento del euro como moneda común el 1 de enero de 1999. Se abría así un período de transición que finalizó el 1 de enero de 2002 con la puesta en circulación de los billetes y las monedas en euros, y la retirada de los billetes y las monedas nacionales.

Durante este período de adaptación, el euro existió únicamente como moneda virtual. Era utilizada solo en los mercados financieros. Paralelamente, las administraciones y las empresas fueron adoptando medidas para adecuar su contabilidad, la doble indicación de los precios en las etiquetas de los comercios, etc.

En el año 2000, el Consejo resolvió que Grecia podía adherirse a la zona del euro, lo cual se hizo efectivo el 1 de enero de 2001.

En estos años se inició la producción de los billetes y las monedas en euros. Con el fin de facilitar la transición y la entrada del euro físico en la fecha prevista, los bancos centrales distribuyeron previamente una parte del efectivo entre los bancos comerciales (cerca de 144.000 millones de euros) para que estos a su vez lo hicieran llegar a los comercios minoristas y se evitasen problemas de liquidez.

De este modo, el 1 de enero de 2002 comenzó a circular la nueva moneda. Aunque en un principio se dijo que las divisas nacionales y el euro coexistirían en los bolsillos de los ciudadanos de los 12 países que abrazaron la moneda única, finalmente el 28 de febrero de 2002 finalizó el periodo establecido por España para simultanear el uso de las dos monedas en la vida diaria. De este modo, desde el 1 de marzo de 2002 todas las operaciones se realizaron en euros y 300 millones de personas en 12 países pasaron a tener una moneda común que pasó a convertirse en la segunda divisa más importante del mundo después del dólar estadounidense.

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