«Caso Djokovic»: esperemos al próximo set

Resulta paradigmático que en los tiempos que corren, en los que la división de opiniones es la más radical de nuestra historia reciente, el deporte sigue consolidándose como elemento unificador de cualquier país. Los medios llevan días informándonos del ya conocido por todos como “Caso Djokovic”. Mientras los serbios se rebelaban contra los detractores de su tenista estrella, la justicia australiana decidía este domingo cancelar su visado y deportarle.

El número 1 del tenis mundial aterrizaba en Melbourne afirmando que contaba con una exención médica, autorizada por la Federación Australiana de Tenis, que le permitía entrar en el país para disputar así el Open de Australia pese a no estar vacunado contra el COVID. Es relevante recordar que Australia mantiene una estricta política sanitaria y, en especial, un régimen absolutamente restrictivo respecto las entradas y salidas del país al objeto de seguir beneficiándose de su insularidad y evitar la propagación del virus entre sus ciudadanos.

Scott Morrison, primer ministro de Australia, que se ha opuesto públicamente a la anulación de la revocación del visado de Novak Djokovic (Foto: Google)

Y un dato más: el astro afirmaba ampararse en la exención médica señalada, por haber desarrollado anticuerpos tras superar la enfermedad en diciembre, motivo alegaba como suficiente para no tener que vacunarse. Sin embargo, la inspección de aduanas no parecía tener esto tan claro en vistas a la legislación australiana, que como recordaban las fuentes gubernamentales reiteradamente, solo permite la entrada en el país a quienes han recibido la pauta completa de vacunación o cuentan con alguna eximente médica. Esta última, se preveía en el caso de los tenistas que sufran anafilaxia (rechazo inmunitario severo a algún componente de la vacuna), 2reacción adversa importante con la primera dosis de una vacuna, alguna dolencia aguda o una enfermedad cardíaca en los últimos seis meses». Así, al comprobar la justicia australiana que el serbio no presentaba ninguno de estas exenciones inicialmente alegadas, su entrada en el país, queda vetada.

Los deportistas de élite actúan como verdaderos referentes mundiales y ello les otorga una responsabilidad que quizá Djokovic haya olvidado

¿Un referente mundial deportado?

Se aprecian una serie de recordatorios esenciales por parte de la justicia australiana. En primer lugar: que no todo vale. Independientemente de quién seas, la ley está para cumplirse, y vivimos en un mundo que debe seguir luchando por la imposición del imperio de la ley. La justicia, sigue siendo el mejor árbitro de la sociedad. Por tanto, aunque seas Novak Djokovic, el incumplimiento de la ley puede y debe expulsarte de un país incluso si vienes a jugar un Gran Slam.

Y es que pocas actividades promulgan valores tan nobles como en el deporte: el esfuerzo, el sacrificio, la capacidad de superación, el liderazgo… Independientemente de dónde hayas nacido, de tus orígenes o de tu ideología, el deporte te da una proyección absoluta. Te convierte en imagen publicitaria, en el espejo al que los más jóvenes desean mirarse y, en definitiva, en ejemplo de la sociedad. Los deportistas de élite actúan como verdaderos referentes mundiales y ello les otorga una responsabilidad que quizá Djokovic haya olvidado.

No sabemos qué habría sucedido si este caso se hubiera dado en Europa, pero en los próximos meses saldremos de dudas. La ministra de deportes francesa ya ha afirmado que Djokovic no podrá participar en Roland Garros pese a no estar vacunado. ¿Será esta la decisión de los organizadores del Mutua Madrid Open? ¿Hasta qué punto son excesivos los parámetros legales de vacunación contra el COVID? Y sobretodo, me pregunto: ¿logrará la Unión Europea establecer unas directrices comunes entre sus Estados Miembros en esta materia?

La exnadadora Roxana Maracineanu, actual ministra de Deportes en Francia (Foto: Teller Report)

Otro reto sin precedentes está apunto de alcanzar a los 27. Ojalá el problema se convierta en una oportunidad para avanzar juntos, en un paso más de la integración comunitaria.

Es el momento de que la UE dé una respuesta única y proporcionada a la doble necesidad de salvaguardar la salud pública y el respeto al poder de decisión del individuo.

Asistamos pacientemente al próximo set.