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¿Cómo fortalecer la reputación de un abogado?

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¿Cómo fortalecer la reputación de un abogado?



Por María José García Cervigón. Consultora de Marketing Jurídico. Socia-fundadora de Araque Legal Branding

Nelson Mandela, Mahatma Gandhi y Abraham Lincoln fueron tres de los juristas más influyentes de la Historia de la Humanidad en los que todo abogado debiera inspirarse, debido, sobre todo, a su gran labor en pos de la conquista de libertades y la democracia que hoy disfrutamos. Cumplían a la perfección aquello que afirmara el presidente del Tribunal Supremo de los EE UU, Warren Burger, en 1982, sobre lo que suponía ser abogado: “su obligación es servir como sanador del conflicto humano”.



1. Elaboración de un plan estratégico global de comunicación a largo plazo

La reputación de un abogado se mide por su renombre, influencia y prestigio y, para fortalecerla, es imprescindible que comunique su labor, su función social, debe dominar la gestión de su marca personal en sus tres fases: autoconocimiento ­­+ estrategia + visibilidad, para mostrar la mejor versión de sí mismo y convertirse así en un referente en su especialidad.



Como primer paso: la elaboración de un plan estratégico global de comunicación con una orientación a largo plazo, tanto en un entorno digital, también conocido como 2.0, como en el ámbito tradicional, con la vista puesta en diferenciarse de la competencia, que sus atributos profesionales se perciban y sobresalgan para, por añadidura, conseguir más clientes y una exitosa proyección profesional.



Este Plan de Comunicación debe cumplir estos requisitos imprescindibles:

1)    transmitir con autenticidad qué somos y qué hacemos;

2)    ser coherente y continuista para generar confianza y, ante todo,

3)    crear un vínculo emocional, experiencias positivas que deriven en una fidelidad, una lealtad con tu público.

El diseño, realización e implementación de dicho Plan es recomendable que se encomiende a un especialista en Marketing Jurídico y debe contener las siguientes acciones:

1.1.        Diseño de la Identidad Visual Corporativa (IVC). Comprende la elaboración de un Manual de Imagen Corporativa (diseño de logotipo, carpetas, folios, sobres, material publicitario…). No hay que olvidar que la imagen de marca de un abogado refleja todos aquellos elementos que quiere transmitir a la sociedad.

1.2.        Contar con página web. Escaparate imprescindible para todo abogado en el que publicitarse masivamente y en la que se muestre, de forma sencilla y clara, a quién te diriges, en qué te diferencias del resto de colegas afines y qué soluciones ofreces. Todo ello con un estilo ameno, transparente y eficiente; con un diseño y una estructura de menús que permita una navegación fácil, sin olvidar incluir formularios para la captación de datos (módulo de Newsletter) para que los visitantes, sin ser necesariamente clientes, puedan comunicarse contigo. De especial significación resulta la integración de dicha página con redes sociales y la inclusión de un apartado dedicado a blog, ya que, si hay una iniciativa exitosa a la hora de fortalecer y mejorar la reputación de un abogado, es la redacción periódica de artículos especializados para generar contenido valioso y actualizado, para convertirse de esta forma, en una voz cualificada en las materias que domine. 

1.3.        Desarrollo de la Identidad digital versus presencia en redes sociales. Hay que saber aprovechar las oportunidades que la tecnología ofrece para no quedar fuera. Es un elemento esencial para potenciar y reforzar tu reputación, alcanzando notoriedad de igual forma que en el ámbito convencional. El universo de los abogados es un negocio de confianza, y ésta puede consolidarse en la red. Se busca poner “cara y voz” al abogado. En la actualidad, con el consumo masivo de Internet, a través de todo tipo de dispositivos (ordenadores, tabletas, teléfonos inteligentes…), no solo los clientes actuales o los potenciales, sino cualquier persona aprovecha para buscar información sobre los abogados. Por tal motivo, la presencia de un abogado en redes debe ser sólida, consistente y atractiva. 

Tener solo una página web no es suficiente. Es importante presentar iniciativas, contenidos a través de las redes sociales, dando a conocer lo que se denomina patrimonio intangible (tus opiniones, creencias o valores éticos en relación con los conocimientos jurídicos adquiridos en tu singular trayectoria profesional). Las redes sociales son foros de conocimiento compartido. Das, pero también recibes, son bidireccionales. No tienen límite y nos permiten, de manera infinita, contactar con todo el mundo en cualquier parte del mundo.

2. Posicionamiento en Internet (acciones SEO, SEM). Se trata de mejorar la visibilidad del abogado en la red de redes, pues tener un sitio web no implica que nos vayan a encontrar inmediatamente, pues existen millones de páginas compitiendo por la atención. El objetivo debe ser captar tráfico de calidad hacia la web del abogado.

Las acciones anteriores se llevarían a cabo en un entorno online, pero la potenciación de la reputación de un abogado también debe trabajarse en los canales tradicionales (offline).

En primer lugar, y dada su importancia, hay que hacer referencia a los medios de comunicación de masas, que siguen teniendo un enorme alcance y credibilidad entre sus audiencias (revistas, prensa especializada, televisión o radio). Su consumo también está comenzando a ser mayoritario a través de Internet.

Los medios de comunicación dedican una gran parte de sus espacios a las noticias jurídicas. Se recomienda participar activamente en ellos, sirviéndoles como fuente de información, no sólo dando a conocer los asuntos de relevancia judicial en los que intervengamos, sino mostrando nuestra disposición a colaborar cuando necesiten apoyar sus informaciones o reportajes con opiniones de expertos en la materia en la que seamos especialistas. Es necesario superar las reticencias que podamos tener de compartir información con los medios, ensamblando con ellos una relación basada en la confianza y consolidando una bidireccionalidad beneficiosa para ambas partes.

Para tal fin, el abogado tiene que formarse en las técnicas adecuadas para saber comunicar, adaptándose a las características de cada medio y esforzándose por emplear el idioma común de la manera más comprensible. La palabra es la principal arma de un abogado, sea hablada o escrita. Por consiguiente, la elocuencia debe adornar a cualquier jurista exitoso para seducir, influir y captar la atención del receptor. 

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