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Cuando la brecha se acorta la sociedad en su conjunto resulta beneficiada

Aceptar la desigualdad salarial por una razón de género es tanto como reconocer la incapacidad de todo un país para establecer unas “reglas del juego” justas en el entorno laboral

(Foto: E&J)

Inmaculada de la Haza

Socia de Balderip.




Tiempo de lectura: 3 min

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Cuando la brecha se acorta la sociedad en su conjunto resulta beneficiada

Aceptar la desigualdad salarial por una razón de género es tanto como reconocer la incapacidad de todo un país para establecer unas “reglas del juego” justas en el entorno laboral

(Foto: E&J)



El Día internacional de la Mujer nos proporciona cada año una excelente oportunidad para analizar la situación de la mujer en la sociedad actual. Para avanzar en objetivos concretos es necesario estudiar todas y cada una de las facetas que tienen incidencia en la desigualdad de género.



Sin duda, el plano laboral tiene una repercusión muy importante porque afecta a múltiples planos de nuestras vidas.



Los últimos estudios sitúan la brecha salarial en España en porcentajes tan altos, en torno al 24%, que resultan inasumibles en una sociedad avanzada y moderna. Aceptar la desigualdad salarial por una razón de género es tanto como reconocer la incapacidad de todo un país para establecer unas “reglas del juego” justas en el entorno laboral.

El dato anterior contrasta de forma dramática con las estadísticas de los últimos 20 años que muestran de forma invariable el acceso de la mujer a estudios superiores y su gran capacitación laboral. Si este dato es cierto, ¿Cómo se explica la menor retribución de las mujeres en comparación con los hombres?



He trabajado como abogado durante casi 30 años y no he sufrido desigualdad de trato a nivel salarial en términos generales. A la hora de determinar una asignación salarial, la condición femenina no ha sido, desde mi experiencia personal, un elemento per se que pueda llevar a una situación de desventaja.

Esto significa que, en principio, en el ámbito jurídico se considera que la aportación de una mujer es tan válida como la de un hombre y que es realista aspirar a un mismo nivel salarial en igualdad de condiciones.

En el ámbito jurídico se considera que la aportación de una mujer es tan válida como la de un hombre. (Foto: E&J)

Ahora bien, hay una serie de condicionantes que influyen negativamente en el estatus profesional de una mujer, que operan con carácter previo y anterior a la asignación de un salario y que están presentes también en el sector jurídico. Me estoy refiriendo a estos aspectos.

La mayor incidencia del trabajo a tiempo parcial de las mujeres respecto de los hombres.

Todavía hoy se considera de forma mayoritaria que el peso de los cuidados de familiares debe recaer sobre las mujeres. La maternidad tiene aquí una fuerte incidencia y por tanto la conciliación sigue siendo un reto para hombres y mujeres.

La injustificada autolimitación de las mujeres a la hora de acceder a puestos de responsabilidad.

Resulta sorprendente la actitud de algunas mujeres de tomar la iniciativa y excluirse en procesos de selección, muchas veces selección interna, a puestos de mayor categoría y reconocimiento profesional

Lejos de ser una decisión libre y voluntaria es en muchos casos una “solución forzada y anticipada” al problema de conciliar los deberes familiares con una mayor implicación en el trabajo.

La falta de detección y análisis por parte de las empresas de las desigualdades de género

El empleador debe vigilar constantemente la política retributiva que se aplica y detectar a tiempo desviaciones injustificadas.

De la misma manera que resulta ineludible plantearse cuales son las causas de la brecha salarial, es importante visualizar los objetivos:

– una política retributiva igualitaria fomenta una mayor competitividad de las mujeres, una mayor motivación y una concepción adecuada de su aportación a la empresa.

cuando la brecha se acorta la sociedad en su conjunto resulta beneficiada al no existir diferencias entre la aportación económica de un hombre y de una mujer.

– la no discriminación económica por razón de sexo debe ser un principio básico en la política de una empresa que aspira a tener una trayectoria duradera y operar no solo por resultados sino haciendo realidad unos valores concretos.

Cada año por estas fechas, revisamos el año anterior, calculamos datos y exponemos cifras. Basta mirar a nuestro alrededor para comprobar que en aquellos países en los que se ha acortado la brecha salarial se han aplicado unas medidas concretas y se ha vigilado estrechamente su cumplimiento. El 8 de marzo tenemos una nueva oportunidad de marcarnos objetivos para el futuro, estos objetivos requieren la implicación de todos.

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