Declaración de Versalles: mayor gasto militar e independencia de la energía rusa
La guerra en Ucrania empuja a Bruselas a presentar un plan para garantizar su autonomía
Líderes europeos en el Palacio de Versalles. (Foto: Consejo Europeo / Twitter)
Declaración de Versalles: mayor gasto militar e independencia de la energía rusa
La guerra en Ucrania empuja a Bruselas a presentar un plan para garantizar su autonomía
Líderes europeos en el Palacio de Versalles. (Foto: Consejo Europeo / Twitter)
Los líderes comunitarios se han conjurado en una reunión informal en Versalles, en Francia, donde se han rubricado dos acuerdos importantísimos en la historia de Europa: la proclamación del II Reich Alemán y la reunificación de los condados germánicos y el fin de la Primera Guerra Mundial.
El objetivo primordial de la Unión Europea era anunciar al resto del mundo su apuesta por ganar soberanía e independencia. Este cónclave pasará a la Historia como aquel en el que se ratificó la Declaración de Versalles, manifiesto que contiene las líneas futuras de la UE divididas en tres vertientes:
- Aumento y desarrollo de las capacidades en Defensa.
- Reducción de la dependencia energética (en concreto de Rusia).
- Consolidación de una robusta base económica.
Esta declaración no ha sido emitida por casualidad. La nueva situación, como consecuencia de la invasión rusa a Ucrania, ha obligado a las instituciones comunitarias a actuar rápido y a diseñar un futuro que, si bien es incierto, marca un antes y un después en la trayectoria de la UE, que ahora rediseña sus planes con la ambición de ser una organización más autónoma y unida.
Apoyo a Ucrania
Los líderes europeos otorgan un apoyo incondicional al gobierno ucraniano y a su gente, y este hecho es apreciable en los primeros párrafos de la Declaración de Versalles:
“Elogiamos al pueblo de Ucrania por su valor en la defensa de su país y de nuestros valores compartidos de libertad y democracia. No les dejaremos solos. La UE y sus Estados miembros seguirán prestando un apoyo político, financiero, material y apoyo humanitario”.
También, Bruselas asegura otorgar protección a los refugiados ucranianos que se están instalando en los Estados miembros, por medio de la directiva de acogida ilimitada de refugiados, puesta en marcha esta misma semana.
Para la UE, Ucrania es un “miembro” de su familia, así han declarado en una rueda de prensa el presidente francés, Emmanuel Macron, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que no han querido pronunciarse sobre cuándo Ucrania podría ser miembro comunitario, un proceso que es largo y complejo.
Aumento en Defensa
La UE quiere reforzar sus capacidades militares y pretende ser autónomo y no depender de nadie. Este jueves, Bruselas anunció un aumento en la inversión del material bélico, pasando de 500 millones de euros a 1.000 millones.
“En estas últimas dos semanas nos hemos levantado con una Unión Europea y un mundo diferentes”, ha afirmado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
En el primer punto de la Declaración de Versalles, los Estados miembros se comprometen a una “mayor responsabilidad para su propia seguridad” y a “aumentar su capacidad para actuar autónomamente”.
Los deberes en Defensa están claros: incremento del presupuesto, estímulo de las inversiones entre socios en proyectos conjuntos; inversión en capacidades necesarias para las misiones, así como en ciberseguridad e inteligencia; y fomentar las sinergias entre investigación e innovación civil en cuestiones militares y espaciales, entre otras.
La OTAN sigue siendo el aliado y compañero de viaje de la UE, y de este modo lo ha certificado este viernes Von der Leyen. También, la Unión cuenta con la cláusula de defensa mutua, establecido en el artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea (TUE).
Reducción de la dependencia energética
Occidente quiere aislar a Rusia desde el plano diplomático y económico. El gas, carbón y petróleo ruso son vitales actualmente para el mantenimiento energético de la Unión, que ahora busca ser más autónoma tras la deriva autoritaria de Moscú en Ucrania.
“Estamos financiando la guerra de Rusia con la compra del gas y el petróleo” afirmó este viernes la presidenta finlandesa, Sanna Marin.
Aunque las intenciones por divorciarse de Rusia son ardientes, la realidad plasma una clara dependencia a las exportaciones rusas en petróleo, gas y carbón. Esta es una situación que desde las instituciones comunitarias buscan revertir por medio de acciones destacables como la diversificación de suministros y rutas propias mediante el uso de Gas Natural Licuado o biogás; incrementar el mercado de hidrógeno; desarrollo de las energías renovables; mejorar la interconexión de las redes comunitarias de gas y electricidad, y fijar una sincronización eficiente de las redes eléctricas; mejorar una gestión y consumo energético entre los Estados miembros, entre otras.
En todo caso, Von der Leyen ha afirmado que la Comisión propondrá a finales de mayo un plan para acabar con la dependencia energética con Rusia para el año 2027, y ha admitido en rueda de prensa que se intentará, de cara a un año, reducir en dos tercios esta dependencia.
Base económica robusta
Los líderes europeos están de acuerdo en que la UE tiene que fortalecer su mercado y conformar una economía común resiliente, competitiva y con capacidad de adaptación ante situaciones cambiantes, como la guerra en Ucrania o la transformación digital y ecológica.
De este modo, Bruselas fija el punto de mira varias áreas sensibles: materias primas críticas, materiales semiconductores (chips), sanidad, entorno digital y víveres.
La política comercial dentro y fuera del territorio comunitario es fundamental para hacer frente a los efectos causados por las subvenciones extranjeras en el mercado único y ultimar acuerdos comerciales transparentes e inclusivos.
La UE busca, también, impulsar la inversión privada, fomentar los proyectos made in Europe, acompañando estas acciones con unas políticas fiscales que garanticen la sostenibilidad de la deuda de todos los Estados miembros.
La Declaración de Versalles marca una hoja de ruta y unos objetivos ambiciosos para un organismo caracterizado en los últimos años por su lentitud e ineficacia. Si los presidentes europeos quieren evitar que lo acordado en este manifiesto caiga en el olvido tienen que obligarse a ser proactivos y a poner los recursos políticos, económicos y civiles en marcha cuanto antes.
El Palacio de Versalles ha sido testigo de un cónclave trascendental para la deriva de la UE, que está obligada a rediseñar el sueño europeo a la vista de lo que está sucediendo en Ucrania.