‘Deseo procesal’, un poema del magistrado Raimundo Prado
Este magistrado comparte con 'Economist & Jurist' un texto que formará parte de su nuevo proyecto de poemario
Raimundo Prado. (Imagen: Cesión propia)
‘Deseo procesal’, un poema del magistrado Raimundo Prado
Este magistrado comparte con 'Economist & Jurist' un texto que formará parte de su nuevo proyecto de poemario
Raimundo Prado. (Imagen: Cesión propia)
Buenos días, queridos amigos. Soy Raimundo Prado, magistrado de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura. Comparto con vosotros este poema, Deseo Procesal, que forma parte de un nuevo proyecto de poemario, basado en sentimientos, en impulsos, en reflexiones que poseen su forma dentro de circunstancias cotidianas.
Una canción de apertura de Juegos Olímpicos, una mañana en una playa, la terminología procesal, etc. pueden ser soporte de lo que uno siente en determinados momentos. Os envío éste, donde el deseo, la atracción, viene maquillada por términos procesales.
Deseo procesal
Estoy seguro que poseían más importancia otras resoluciones,
sin embargo, la divina “providencia” me ha convertido en tu incidente,
en tu pieza separada sin medidas cautelarísimas, en esa ejecución
en las que no sirven los recursos devolutivos (esos recursos que nadie sabe cómo funcionan).
Estoy seguro que podrías sentir mi amor en cláusulas desparramadas por el suelo, en
las que el interés por ti siempre fue superior al legal, en posiciones deudoras, en
vencimientos anticipados, en demoras innecesarias.
Estoy seguro que puedes sentir mi amor a través de “autos “que recorren carreteras que
son juicios ordinarios, caminos de Vida.
Estoy seguro que deseas emplazarme, citarme, pero no sabes la manera adecuada
y aunque yo me dé por notificado, tampoco sé cómo acudir al acto y no sólo por
cuestión de rebeldía, sino de forma. Lo haría sin necesidad de representante legal, lo haría
sin necesidad de ningún apud acta. Lo haría por comparecencia personal ante ti, que
yo sé que me das la fe pública necesaria para que nada caduque.
A veces, pienso que no poseo la capacidad procesal mental suficiente, y que te
necesitaría a ti como curadora de mis heridas.
Estoy seguro que de manera voluntaria, conciliadora, mediadora, ofrecerías tus sueños,
y eso es ya una cuestión de competencia territorial que excede mi
jurisdicción.
Necesito que me requieras de manera verbal. Que me cites. Que me emplaces con deseo
a ese juicio monitorio en el que no poseo causa de oposición alguna, en la que estoy
indefenso y no quiero abogado de oficio. Ese juicio sumario que no crea cosa juzgada
y en la que comprenderé que por mi demanda y por tu contestación, sin previa
audiencia, por culpa de mis “fallos” me habrás hecho perder el juicio… Con costas.
Ya apelaré, si lo considero oportuno.
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