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Consejos para abogados altamente efectivos: disfruta hablando en público y dirigiéndote a los demás

"Nuestra seguridad será fruto de nuestros conocimientos previos hablando en público"

(Foto: E&J)

Luis Romero Santos

Socio director de Luis Romero Abogados y doctor en Derecho Penal.




Tiempo de lectura: 4 min

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Consejos para abogados altamente efectivos: disfruta hablando en público y dirigiéndote a los demás

"Nuestra seguridad será fruto de nuestros conocimientos previos hablando en público"

(Foto: E&J)



La semana pasada pronuncié dos conferencias, una en la Universidad de Sevilla y otra en la Universidad de Ginebra. En Sevilla fui invitado por la delegación de alumnos para tratar sobre “La prisión provisional. Caso Dani Alves” y en Suiza, por la Asociación IURIS de la Universidad Rey Juan Carlos para hablar sobre “Siete casos penales reales. Estrategias de defensa penal”.

En ambas ocasiones he disfrutado hablando en público y dirigiéndome al auditorio, con la satisfacción de ver cómo los asistentes estaban atentos ante lo que yo les contaba. Los alumnos me habían invitado porque querían que sus compañeros oyeran mis experiencias y consejos sobre unas cuestiones penales y procesales penales de mucho interés para ellos.



Aunque los abogados podemos improvisar hablando sobre temas y cuestiones que conocemos y sobre los que tenemos experiencia, nos dará mucha tranquilidad y seguridad preparar con tiempo nuestra intervención por mucho que sepamos sobre el contenido de nuestra conferencia. Contar con unas notas y un esquema, hará que vayamos más preparados al acto al que hemos sido convocados.

«Nos dará mucha tranquilidad y seguridad preparar con tiempo nuestra intervención» (Foto: E&J)

Por otra parte, siempre es importante adaptarnos al escenario que nos espera. No es lo mismo dirigirse a alumnos de Derecho que a abogados con años de experiencia. Además, será muy interesante que tras nuestra intervención nos sorprendan con preguntas a las que estaremos encantados de contestar.



Mientras más práctica tengamos en hablar en público, mejor nos sentiremos al asistir como ponentes a un acto. En mi caso, es un honor que me inviten para hablar sobre temas de mi especialidad pues significa que mi experiencia y mi punto de vista es importante para quienes me invitan.

Cuando nos ofrecen hablar en público, tenemos una oportunidad de poner a prueba nuestros conocimientos y perfeccionarlos

Es más, al preparar nuestras notas para la intervención, pensamos y reflexionamos sobre asuntos de nuestra especialidad y llegamos a unas conclusiones que después expondremos y que a la misma vez nos sirven para ponernos al día en legislación, doctrina y jurisprudencia.

Cuando nos ofrecen hablar en público, tenemos una oportunidad de poner a prueba nuestros conocimientos y perfeccionarlos. El público nos mirará desde sus asientos y pensará “Ahí está un experto ¿Qué nos contará?” Por eso, no podemos defraudarlos. Debemos dar lo mejor de nosotros mismos.

No es un descubrimiento desde luego, pero yo siempre intento contar al principio de mis ponencias un caso real para captar la atención del auditorio y así hacer que sea más interesante lo que después voy a contar. Es más, si puedo narrar más historias, mejor aún. Ello hará, además, que el orador se encuentre más cómodo y seguro al relajarse exponiendo un relato sobre el que después hará unas disquisiciones y se inspirará en lo que ya ha contado al principio.

El cónsul general de España en Ginebra, Alberto Navarro (Foto: Archivo)

Es básico sentirse bien cuando uno está ahí arriba, ya sea de pie directamente ante el público, en un atril, en una mesa o en un sillón (como se lleva ahora). Nuestra seguridad será fruto de nuestros conocimientos previos hablando en público y de nuestra práctica sobre lo que hemos de contar.

Serán fundamentales los primeros minutos de nuestra exposición para conseguir el interés del público porque es muy fácil que algún asistente se distraiga pensando en sus cosas si realmente no logramos atraparlo en esos primeros momentos. Pondré un ejemplo sobre un orador que captó mi atención hace unos días en Ginebra. El miércoles pasado, primer día del viaje a Suiza con IURIS, asistimos en la Universidad de Ginebra a unas de las charlas más interesantes que recuerdo sobre la carrera diplomática y el servicio público.

El cónsul general de España en Ginebra, Alberto Navarro, nos trasladó a todos a tierras marroquíes, ciudades brasileñas, hondureñas y portuguesas. Por supuesto, también viajamos en nuestro pensamiento a Bruselas, donde nuestro cónsul fue embajador de la Oficina de Servicios Humanitarios. Aparte de lo interesante que fue su exposición, nos hizo sentirnos a todos orgullosos de la alta misión que cumplen nuestros diplomáticos en el exterior representando a España.

En el caso de Navarro, además ha representado a la Unión Europea en algunos de los países citados coordinando a los demás representantes europeos. Nos contó su vida porque una carrera no se puede desligar de las vivencias personales y familiares. Nos hizo acompañarle en su recorrido vital y profesional, logrando que lo que hubiese sido una conferencia interesante fuese, al menos para mi, una de las intervenciones más apasionantes que he oído nunca sobre lo que significa la entrega personal por un trabajo al servicio de España y de Europa.

Alberto consiguió que durante más de una hora no se oyera una mosca en el hemiciclo donde nos encontrábamos en la universidad ginebrina. Él hizo que nos sintiésemos orgullosos de ser españoles y europeos y que conociéramos mejor la ciudad que visitábamos en esos momentos, que entendiésemos que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, que la democracia y la libertad son sagradas y que todas las personas son importantes y dignas de ser respetadas.

Para mí, la exposición de nuestro prestigioso diplomático, fue una inspiración para mi intervención al día siguiente en la misma sede. Tomé la decisión de hablar de pie antes los alumnos micrófono en mano para estar más cercano ante mi público e intenté ser tan natural como nuestro cónsul. Por supuesto, me sentí orgulloso tras oír los aplausos de los estudiantes y disfruté una vez más de contar algo interesante a mi auditorio.

Nota

Este artículo es el cuadragésimo sextode la serie Consejos para abogados altamente efectivos, del autor Luis Romero Santos. Pueden visitar su perfil clicando en este enlace para conocer el resto de contenido.

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