El Caso: crónica de la España más negra y descarnada
Entre 1952 y 1987, este semanario fue un ejemplo de publicación sensacionalista, pero también del mejor periodismo de investigación
El Caso: crónica de la España más negra y descarnada
Entre 1952 y 1987, este semanario fue un ejemplo de publicación sensacionalista, pero también del mejor periodismo de investigación
Países con fama de serios como Alemania y Reino Unido tienen una peculiaridad que no tenemos en España. Los diarios de mayor tirada en ambos países son puramente sensacionalistas. El británico The Sun o el alemán Der Bild tienen una distribución que ya quisiera la prensa generalista.
En estos momentos, en España no existe un diario de estas características. A principios de los años 90 se editó el diario Claro, pero solo estuvo en los quioscos unos meses. Eso no quiere decir que en España no haya habido publicaciones que hayan hecho bandera del escándalo o que mostraban a la sociedad su cara más negra.
El 11 de mayo de 1952 salía a la calle el semanario El Caso, fundado por el periodista, empresario y escritor Eugenio Suárez Gómez junto con varios reporteros del diario Madrid. Su primer número costaba dos pesetas y del mismo se imprimieron 10.000 ejemplares.
Este semanario se especializó en noticias de sucesos, hasta el punto de que aquéllos que denostaban la publicación decían que sus páginas chorreaban sangre. Sus portadas en blanco y negro, con el rojo como único detalle de color, tenían un gran impacto en una sociedad que mostraba gran interés por ese tipo de informaciones, pero que no tenía dónde leerlas.
Eugenio Suárez tuvo que hacer verdaderos malabarismos para sacar adelante la publicación, sobre todo en los primeros tiempos. Era la España de la autarquía, la falta de productos básicos y el aislamiento internacional. Bastante tenían los españoles, debía pensar el régimen, que desarrolló una política de “aquí no pasa nada”. Para asegurar que esto era así, sólo se permitía la publicación de las informaciones facilitadas por la Dirección General de Seguridad.
Sin embargo, Suárez logró la autorización para publicar El Caso argumentando que lo hacía para divulgar la cultura, el castellano y los valores patrios. Además, se pretendía demostrar que los criminales nunca ganan y la gran capacidad de la policía y los jueces a la hora de combatir el crimen. En teoría podían ser recogidos dos sucesos elegidos por el régimen, que solo permitía la publicación de un asesinato por número. Esto no evitó que la tirada de la publicación aumentara semana a semana de manera notable hasta llegar a una media de 100.000 ejemplares en poco tiempo.
El éxito nunca fue sinónimo de tranquilidad para la publicación, especialmente en los primeros años, en los que tuvieron serios enfrentamientos con la censura. En la redacción quedó claro que había que tirar de ingenio. Y así lo hicieron. Para burlar la norma que les dejaba publicar solo un asesinato por número, en el caso de que se produjeran dos o más delitos de sangre lanzaban ediciones especiales dirigidas a las zonas escenario de los mismos. De ese modo seguían ofreciendo un solo asesinato, pero diferente según la región en que fueran distribuidos los ejemplares.
Esta triquiñuela no evitó que los censores la vigilaran estrechamente. Llegó un punto en el que en el Ministerio de Información y Turismo se tomó la decisión de cerrar la publicación alegando que atentaba contra la moral católica. Ante esta tesitura, el director del periódico, que al fin y al cabo era una persona próxima al régimen, se le ocurrió que fuera la Iglesia la que decidiera sobre la idoneidad de los contenidos de la publicación y la que la sometiera a censura previa. Finalmente, el teniente vicario general de la diócesis de Madrid, Moisés García Torres, se encargó de vigilar la moral y la ortodoxia católica de la publicación. Según relatan personas que trabajaban entonces en El Caso, la revista le pagaba un buen sueldo por su tarea, que consistió en no cargarse ninguna noticia.
Durante el tiempo que El Caso estuvo a la venta recogió los crímenes más truculentos y los episodios más oscuros ocurridos en España. Desde la señora que envenenaba al marido hasta el caso del sastre que mataba a su familia a martillazos, pasando por la historia de la mujer que guardaba los ojos de su hija en una caja.
La publicación incluyó en sus páginas todos los crímenes que conmocionaron a varias generaciones de españoles
En la época en la que Eleuterio Sánchez, El Lute, era considerado el enemigo público número uno, el semanario se hizo eco de todas las andanzas de este personaje, que en el imaginario de algunos era visto como una especie de Robin Hood cañí. De hecho, una de las portadas más famosas es aquella en la que aparece El Lute, con el brazo en cabestrillo, franqueado por dos policías.
Una de las informaciones que más glorias dio a la revista fue la del caso de El Jarabo. José María Jarabo Pérez-Morris, más conocido como Jarabo, fue un criminal español popular por haber asesinado a cuatro personas, una de ellas una mujer embarazada, en Madrid entre el 19 y el 21 de julio de 1958. Esto le valió una condena a muerte por el método del garrote vil.
Gracias a la cobertura de los crímenes y el proceso a El Jarabo, El Caso logró vender nada menos que 480.000 ejemplares de un solo número. Como reconocimiento a su contribución al fulminante éxito de ventas, el director del semanario le hizo llegar al asesino una caja de habanos a través del policía que le interrogó. Dicen que el reo pasó el día anterior a su cita con el cadalso fumando como un descosido.
En la década de los setenta fue famoso el crimen de los Galindos y los avistamientos de OVNIS. La posible visita de seres extraterrestres se puso de moda. El Caso explotó este interés con historias referentes a la posible visita de seres procedentes del planeta Gemide, como después ocurriría con los de Ummo. La población estaba muy sensibilizada con la incursión de platillos volantes. Hacía pocos años del avistamiento en el Monte Rainier y del incidente Roswell. Los lectores devoraban esas narraciones que enclavaban la ciencia-ficción en su realidad cotidiana.
A la hora de hablar de esta revista es necesario, y justo, dejar algo muy claro. Una cosa es que la publicación pudiera ser sensacionalista por las informaciones que difundía, y otra muy distinta que ese sensacionalismo fuera realizado por periodistas de segunda fila. Todo lo contrario. El Caso fue pionero del periodismo de investigación en España. En su redacción trabajaron redactores de gran valía.
Es el caso de Pedro Costa, que con el tiempo terminaría siendo director de cine y autor, entre otras obras, de la serie de televisión La Huella del Crimen. También destacó Enrique Rubio, conocido posteriormente por su programa para TVE Investigación en marcha, pero que fue un extraordinario investigador, especializado en el género de estafas, robos y fraudes.
No obstante, la reportera más famosa de la revista fue Margarita Landi. La emblemática periodista trabajó en El Caso entre 1953 y 1987. Se hizo tan conocida que se ganó el respeto y el cariño de la policía, que le puso el sobrenombre de subinspector Pedrito. Tal es así que en ocasiones le enviaban un coche para llevarla al lugar del crimen y, cuando utilizaba sus propios medios, se desplazaba hasta donde se había producido el suceso en un deportivo con el que adelantaba a la policía que iba a investigar el crimen en cuestión.
Tras la muerte de Franco la publicación se fue amoldando a los nuevos tiempos. Comenzaron a publicar noticias “del corazón” y otras informaciones de sociedad. Esto, unido a la competencia de la televisión, que cada vez daba más informaciones de sucesos, fue el principio del fin de la revista.
No obstante, precisamente es en esta época de inicio de decadencia cuando quedó claro lo mucho que había calado la revista en la sociedad. Cuando se produjo el asesinato de marqueses de Urquijo, los reporteros de El Caso llegaron a la escena del crimen media hora antes que la policía gracias al aviso de un vecino, lo que les permitió conseguir imágenes y declaraciones en exclusiva.
Cuando los marqueses de Urquijo fueron asesinados, los reportaros de ‘El caso’ llegaron a la escena del crimen antes que la policía
Una de las causas del declive de la revista fue la marcha de Margarita Landi a Interviú. Otra fue la ruinosa situación económica en la que se encontraba su editor, motivada por la separación y posterior divorcio de su esposa. Además, el contenido y el estilo no pareció encajar en los años ochenta, ante una sociedad y unos lectores muy diferentes a los de antes. Tras la quiebra empresarial en 1987 dejó de estar en los quioscos.
Tras la desaparición de El Caso, el periodista Joaquín Abad puso en marcha una publicación con una cabecera muy similar y el mismo nombre. Este nuevo El Caso se editaba desde Almería, aunque no puede ser considerado como una segunda etapa de la publicación original, dado que Abad nunca llegó a adquirir su titularidad. Finalmente, el último ejemplar de este nuevo proyecto salió a la calle el 24 de septiembre de 1997.
A partir del año 2013 se resucitó la revista como diario digital (www.elcaso.net) y desde el año 2016 volvió a editarse en papel y a distribuirse nuevamente en los quioscos de prensa con periodicidad semanal desde el 21 de abril del citado año.