El Derecho como reflejo de la evolución humana
"El Estado ha de posibilitar nuevas formas de Justicia"
(Imagen: E&J)
El Derecho como reflejo de la evolución humana
"El Estado ha de posibilitar nuevas formas de Justicia"
(Imagen: E&J)
El Derecho, en especial, el Derecho Penal parece ser el fiel reflejo del grado de evolución de la consciencia del hombre. Fácil es el ejemplo si comparamos las acciones que llevó a cabo durante su vida Pablo Escobar con las que realizó la Madre Teresa de Calcuta. El uno y la otra actuaron durante sus días de conformidad con su grado de consciencia, en función de aquello que sus valores, principios y consideraciones acerca de sí mismos, del mundo y del resto de la humanidad les conducían a hacer o a no hacer.
El campo de la energía de la consciencia ha adquirido importancia como objeto de estudio en los últimos años dentro de la física cuántica con experimentos que concluyen que la interacción de la consciencia es determinante para la creación de una u otra realidad.
Por tanto, podríamos decir que el Derecho trata de dar respuesta a hechos realizados por el hombre en función de su grado de consciencia, el Derecho trata de responder a determinadas realidades creadas por una consciencia que se encuentra en un grado de evolución concreto. La confrontación de dos partes en cualquier juicio buscando del magistrado una solución a su propio conflicto o la misma existencia de disputas y criminalidad, podrían quizá no ser más que el reflejo de un grado de consciencia que no ha evolucionado lo suficiente como para que el conflicto ni si quiera hubiera llegado a aflorar.
Entonces cabe preguntarse: ¿Qué es lo que caracterizaría a la humanidad en relación con el conflicto si su grado de consciencia fuera más evolucionado? ¿Si el grado de consciencia de la humanidad fuera mayor,el Derecho, la Justicia tal y como la entendemos adquirirían un sentido diferente? ¿La justicia se serviría denuevas herramientas para afrontar el conflicto?
Esto parece ser así, pues si atendemos a la evolución de los delitos, de las diversas formas de violencia existentes a lo largo de la historia y a la evolución de los castigos, también advertimos que la Historia del Derecho camina de la mano con la evolución de la consciencia del grueso de seres humanos.
Estaríamos, por todo ello, ante una cuestión de primer orden de interés para todos los juristas, pues el ordenamiento jurídico y el sistema judicial han ido adaptándose y elaborando soluciones más eficientes que concuerden con el volumen de problemas y con el contenido de los mismos y que además, supongan un camino de tránsito hacia una mayor comprensión de la realidad por parte de aquellos que se ven sumergidos en un proceso.
En la actualidad, nuestra política criminal y el sistema de Derecho general necesita aún del Código Penal con su sistema retributivo y de las leyes procesales penales, civiles y mercantiles para responder a las necesidades y actitudes del humano contemporáneo que se encuentra inmerso en un pleito.
A la vez, el aparato judicial del Estado parece que no alcanza a responder por sí solo en su plenitud a las exigencias prácticas que presenta ya el grado de consciencia de la sociedad y del individuo particular en relación con los conflictos que llegan a los juzgados. Hablamos de necesidades evidentes que ya han sido advertidas en múltiples estadísticas sobre el grado de satisfacción con la Justicia, por ejemplo: la necesidad de ser escuchado y escuchar, la necesidad de comprensión profunda de lo sucedido, la necesidad de justicia y de verdad o la necesidad de participación en la resolución de nuestro propio problema.
Desde hace unas décadas, se trabaja por complementar nuestro sistema judicial para que pueda configurarse de modo que no solo responda a estas exigencias, sino que además concurra junto con otras ciencias como una línea más de crecimiento de la consciencia de los hombres y mujeres que atraviesan unjuicio, redundando en beneficio del cuerpo genérico de la humanidad. Se trata de elaborar mecanismos multidisciplinares que, dentro del conflicto, permitan hacer germinar una verdadera experiencia de Justicia para las personas que integran y transitan los procesos judiciales y sus consecuencias.
¿La justicia ha de promover otras formas complementarias de hacer aflorar los conflictos que faciliten el trabajo del ciudadano concreto para conseguir un mayor nivel de consciencia? Sin entrar en las posibles respuestas y opiniones, de momento, lo que está claro es que al menos el Estado ha de posibilitar estas nuevas formas de Justicia para que sean utilizadas por quienes se encuentren en disposición de servirsede ellas. Este es el discreto sendero que algunas legislaciones se animan a empezar a recorrer dentro de lo que conocemos por Justicia Restaurativa.