El derecho de los niños que beneficia a toda la sociedad: acceso al deporte

En nuestro país, desde el momento en que nace una persona se la considera sujeto de derechos, se le otorgan legalmente y de forma inmediata unos mínimos que, bajo nuestra creencia, son inalienable al ser humano.

En 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas entendió que no solo se debía dotar de los derechos mínimos a los menores, sino que estos debían ser protegidos de forma especial y concreta. Es por ello que el 20 de noviembre la ONU elaboró el Convenio sobre los Derechos del Niño.

Dicha norma recoge derechos de todas las índoles poniendo siempre el enfocadas en el bienestar de los menores, es por ello, que España no tardó en ratificar el mismo en diciembre de 1990.

De entre todos los artículos hoy nos fijamos en el 31.2 que literalmente dice:

2. Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento.

Si bien, no se menciona la palabra deporte expresamente, debemos entender que el juego, el esparcimiento es la puerta de los pequeños al deporte y que éste, de forma paulatina y divertida, les proporcionará conceptos y valores como la solidaridad, el trabajo en equipo, el respeto a las normas, la disciplina, el esfuerzo, la resiliencia y la superación personal y de obstáculos o dificultades.

(Imagen: E&J)

La defensa y promulgación de los derechos de los niños, no quedó estancada en este primer convenio, sino que este fue impulsor de otras normas de gran entidad al respecto.

Es inevitable, hacer especial mención a la Carta Europea del Deporte firmada en 1992, que en su articulo 1 hace una declaración de intenciones al mencionar a los jóvenes en su primer punto:

Para la promoción del deporte como factor importante del desarrollo humano, los gobiernos adoptarán las medidas necesarias para que surtan efecto las disposiciones de la presente Carta, de acuerdo con los principios enunciados en el Código de ética deportiva, con los fines siguientes:

1. Dar a cada persona la posibilidad de practicar el deporte, concretamente:
2. a) garantizando a todos los jóvenes la posibilidad de beneficiarse de programas de educación física para desarrollar aptitudes deportivas básicas;

Así, normativa tras normativa, nunca se ha dejado de tener en cuenta las bases y fundamentos que estas normas implementaron.

El juego, el ejercicio físico en condiciones adecuadas y saludables, y el deporte, son el círculo central de muchos de los aspectos vitales para un desarrollo pleno

Los estudios llevados a cabo por entidades relacionadas con el mundo del deporte han demostrado que este, desarrollándose en cada etapa de la vida de forma equilibrada, conlleva grandes beneficios para los niños, niñas y adolescentes. Es una poderosa herramienta que promociona la salud, tanto en su aspecto físico como mental, fomentando una autoestima fuerte, una integración en la colectividad, una fuente de comunicación y un medio de expresión.

Es decir, el juego, el ejercicio físico en condiciones adecuadas y saludables, y el deporte, son el círculo central de muchos de los aspectos vitales para un desarrollo pleno. Por este motivo, ha sido utilizado como palanca de cambio social, herramienta de unión, ofreciendo una forma de lucha contra situaciones de vulnerabilidad, situaciones de discriminación o desamparo.

(Imagen: E&J)

Es obligación de todos y todas promover, en la medida de nuestras posibilidades, políticas en defensa de los derechos de los menores. Desde la UFEC, trabajamos diariamente para que ningún niño quede fuera de este derecho fundamental que es el deporte.

Disponemos de programas que hacemos mano a mano con las federaciones deportivas como el INSERsport, donde trabajamos con adolescentes en riesgo de exclusión social, u otro ejemplo, el impulso del Paddle Surf entre menores de barrios desfavorecidos. Creemos que todos, dentro de nuestras posibilidades, debemos cumplir con el deber que ya en 1989 nos brindó el artículo 31.2 de la Convención de los Derechos del Niño.

No solo debemos fomentar el deporte y sus innumerables beneficios por el bien de los menores, sino por el bien de una sociedad futura fuerte y sana en todos sus aspectos

Y a fin de terminar, creo que es imprescindible efectuar una reflexión final a la que, posiblemente, el lector también haya llegado.

Si bien hablamos de derechos de los niños y niñas, y ellos son los protagonistas, los adultos debemos recordar la famosa teoría del aleteo de la mariposa que puede causar un huracán. Con ello quiero decir que, a pesar de ser un beneficio para el individuo —el niño o la niña—, que este beneficio se materialice comporta grandes cambios en toda la sociedad y siempre en sentido positivo. Así que no solo debemos fomentar el deporte y sus innumerables beneficios por el bien de los menores, sino por el bien de una sociedad futura fuerte y sana en todos sus aspectos.